2. Cazadores Legendarios. El Demonio Mayor

15. Hacia el castillo

El equipo estuvo andando por aquel camino un buen rato, en teoría les debía de llevar al castillo del mal, pero no parecía que estaba cerca, así que con un poco más de ánimos al saber que a lo mejor podían salir, siguieron caminando. Cuando cruzaron uno de los incontables puentes que había, Eric se asomó al borde y miró hacia abajo con curiosidad de saber que había, ¿agua?, ¿otro camino? Se encontró con que solo había oscuridad, era todo negro y parecía que un gran vacío se apoderaba de ello, ejerciendo una presión algo extraña y mística. Presión que hizo que Eric se asustase y se retirase del puente lo más rápido y empezando a caminar de nuevo.

– ¿Qué hay? – Le preguntó Sarah haciendo un sprint para ponerse al lado de Eric.

Eric iba a contestar cuando un grito de alguien que parecía estar sufriendo hizo que todos se callasen y se pusiesen alerta. Parecía que aquel grito provenía del vacío que había justo debajo del puente.

– Esto cada vez me gusta menos – dijo Katherine volviéndose a relajar tras ver que no pasaba nada.

– Continuemos andando, quiero llegar ya a ese maldito castillo para poder salir de aquí de una vez por todas – dijo Sarah guardándose la espada.

Sin más dilación, siguieron caminando juntos por aquel camino que no parecía tener fin y que no llevaba a ningún sitio. En algún punto de aquella caminata decidieron parar unos minutos para descansar algo y tomar un poco de aire.

Se estaban riendo por una cosa que había contado Sarah cuando escucharon algo, el sonido se parecía al que hacía un cohete al despegar. Extrañados, miraron hacia al cielo y vieron como tres especies de manchas negras iban a una velocidad vertiginosa y se acercaban a ellos rápidamente.

– ¡Corred! – Gritó Eric mientras se levantaba del suelo y empezaba a caminar por el camino.

Sarah y Katherine hicieron lo mismo y empezaron a correr, pero aquellas manchas eran tan rápidas que cuando se quisieron dar cuenta, cayeron delante de ellos como si fuesen meteoritos. El polvo que había levantado aquellas cosas se fue disipando poco a poco hasta dejar a la vista de que se trataban, demonios hechiceros. Pero no cualquier demonio, estaba entre ellos el que luchó contra Eric y Sarah en el gimnasio del colegio.

– ¡Tu! – Le señaló Eric cuando se dio cuenta –. ¿Has venido a por la revancha? – Le vaciló Eric.

– ¿Qué queréis? – Les preguntó Sarah algo nerviosa –. ¿Por qué nos hacéis esto? ¿Qué queréis enseñarnos?

El demonio que estaba en el medio se empezó a reír y a continuación lo hicieron los otros dos.

– ¡Responder bastardos! – Les amenazó Katherine sacando su espada.

– ¿Sabéis por qué estáis aquí? – Habló uno de los demonios.

– Ha sido todo idea del demonio mayor ¿no? – Pausó Eric –. Él ha sido el que nos ha traído aquí, ¿pero por qué? ¡Responde! – Gritó Eric acercándose un par de metros.

– Sois la mayor amenaza para él, así que ha querido desprenderos de vosotros trayéndoos aquí, pero para sorpresa de todos, habéis conseguido salir del infierno. Así por eso estamos aquí, para llevaros de nuevo al infierno – Finalizó el demonio.

Los demonios que estaban detrás, los que no hablaron absolutamente nada, empezaron a realizar gestos y a pronunciar palabras raras hasta que pararon. En ese momento, apareció detrás de los demonios un perro gigante de tres cabezas.

– Espero que disfrutéis con él – dijo el demonio hechicero riéndose levemente –. ¡A por ellos! – Gritó al perro mientras los demonios se convertían de nuevo en manchas y salían volando hacía otro lugar.

– ¡Correr! – Gritó Eric mientras empezaba a hacerlo.

Lo hicieron mal, ya que el grupo se dividió en tres, cada uno por un lado. Pero el perro no dudo ni un segundo y empezó a seguir a Eric, se notaba que era el plato principal de su comida. Le querían más muerto que requetemuerto. Eric corrió por el camino unos metros hasta que  decidió meterse en un pequeño bosque, mala idea, ya que se tropezó y se cayó al suelo. Se iba a levantar de nuevo cuando el perro ya estaba encima de él y le intentó morder con la cabeza central. Eric rodó hacia la derecha y esquivó el ataque por unos segundos. Se levantó corriendo y le clavó la espada en el costado derecho, pero eso solo hizo que se enfadase más. La cabeza del perro más cercana a la herida se giró para ver la herida que le acababan de hacer. Tras lamérselo, ladró varias veces y se dispuso a volver a atacar, pero Eric ya estaba de pie y empezó a volver a correr hacia algún lugar.

Eric volvió a salir al camino de antes y siguió corriendo, pero el perro era tan rápido que le cogió en seguida. Le iba a morder cuando Eric se tiró al suelo para no ser devorado. Eric se giró en el suelo para ver a la bestia y vio que apenas unos metros más allá había uno de esos puentes en los que abajo no había más que un vacío. Así que mientras el perro se giraba hacía él para poder atacarle, Eric empezó a correr hacia el puente. Cuando ya estaban en la estructura, no se lo pensó dos veces y Eric saltó al vacío, seguido del perro que hizo lo mismo sin apenas dudar.

– ¡No! – Gritó Sarah apareciendo junto a Katherine, que se habían unido unos metros más atrás y que ahora veían aquella escena juntas.

Sarah, que estaba aterrada, empezó a correr hacía el puente en busca de Eric, que se había tirado al vacío para disuadir el perro. Cuando llegó, lo primero que hizo fue apoyarse al borde y mirar hacia abajo, aliviándose al instante al ver que Eric estaba sujeto con una mano a una de las piedras del puente.




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