El equipo, tras correr un buen rato huyendo de los demonios, llegó por fin al castillo, que parecía viejo y destartalado. Cuando cruzaron la verga que marcaba el límite de los terrenos, los demonios que les perseguían se pararon y se quedaron quietos, impotentes y con caras de pocos amigos, parecía que no podían cruzar, había algo que lo impedía.
– No pueden pasar – dijo Eric viendo como los demonios se chocaban con una barrera invisible.
– ¿El castillo se lo impide? – Preguntó Katherine con curiosidad.
– Eso parece… Eso significa que aquí vive alguien con el poder suficiente para poder hacer eso… – Dijo Eric mirando el castillo.
Los tres se acercaron al grandísimo portón y antes de que Eric llamase, Sarah habló.
– Tener cuidado chicos… – Dijo casi susurrando.
Eric llamó a la puerta y no tardó ni dos segundos en abrirse, al otro lado había esperándolos un señor mayor que portaba un bastón e iba vestido con uniforme militar. Lo normal en esas ocasiones era que te preguntasen quienes eran y que hacían ahí, pero el señor les invitó directamente a pasar al interior del castillo.
– Pasad por favor – les indicó el señor el interior del castillo.
Los tres entraron y se quedaron en la recepción del castillo, callados y bastantes nerviosos. Estaban esperando a que alguien del grupo hablase, pero al final volvió a hablar el hombre.
– Perdonad que os haya invitado sin previo aviso, pero no me gustaba que aquellos demonios me mirasen mientras conversaban con ustedes – dijo el hombre cerrando la puerta y dirigiéndose hacia ellos.
– Gracias – dijo solamente Sarah.
– Bueno, ¿quiénes sois vosotros y cómo habéis llegado hasta aquí? – Les preguntó el señor con una mirada desafiante.
– Somos seres vivos y queremos volver a La Tierra – dijo Eric intentando no contar muchos detalles.
– ¿Seres vivos? – Se rió el señor –. Eso lo somos todos, no me mientas chaval, o te echaré fuera del castillo y dejare que los demonios te coman – le amenazó.
– Somos Cazadores Legendarios y estamos aquí por culpa de un demonio mayor – no aguantó Katherine la presión y contó la verdad –. Llegamos a un infierno y conseguimos salir, ahora estamos aquí, con usted, que esperamos que nos ayudes para volver a La Tierra.
– Me gusta esa chica – la señaló el señor –. Contando la verdad. ¿Cazadores? ¿Demonio Mayor? ¿La Tierra? – pausó –. Puede que pueda devolveros a vuestra casa, pero antes pasar al salón y hablemos de lo sucedido.
Empezaron a andar todos juntos hasta que el señor se paró y le pidió una cosa a Eric.
– ¡La tetera! – Se exaltó el señor –. Una buena conversación tiene que estar acompañado de un buen té. ¿Serías capaz de subir al piso de arriba y bajar la tetera? – Hizo una petición a Eric, que no tuvo más remedio que ser educado y asentir.
Mientras veían como Eric subía por las escaleras, el señor les ofreció a Katherine y a Sarah a pasar a un pequeño salón que había al lado de la recepción. Cuando lo hicieron, las chicas se sentaron en unas sillas que había al lado de una mesa mientras que el señor se quedaba de pie y hablándolas.
– ¿Cómo llegasteis al infierno? – Les preguntó el señor, que estaba intrigado.
– Nos tendió una trampa un demonio mayor, no sabemos quién, pero si sabemos que es un demonio mayor – respondió Sarah.
– ¿Y para qué quería un demonio mayor el traer a unos cazadores al infierno? – Se preguntó el señor, que miraba a las chicas fijamente.
– No lo sabemos, al parecer somos su mayor enemigo y quería desprenderse de nosotros – dijo Katherine mientras se movía en la silla, estaba incomoda.
– Que raro… Un demonio mayor no hace eso sin tener un plan en mente… – Dijo el hombre intentando parecer sorprendido.
– Un plan tendrá, ya que si no, no se habría esmerado tanto en meternos en este infierno – habló Sarah de forma pensativa.
– Cuando un demonio mayor se revela y tiene algo en mente…. Es malo para todos los sentidos… – Dijo el señor, que ahora se fijaba solo en Katherine.
– ¿Y si está atacando ahora a la central? – Preguntó Katherine en voz baja a Sarah.
– ¿Y cómo habéis dicho que os atrapó? – Les interrumpió el señor.
– No lo hemos dicho – dijo Sarah atenta a las palabras del señor –. Abrimos una caja y aparecimos en unas cuevas, andamos hasta encontrar el infierno.
– Curioso… Un demonio mayor que es inteligente… Digo, ¡perverso! – Se corrigió el señor.
Sarah se extrañó al escuchar esa frase y miró a Katherine en busca de que algo no estaba bien.
– ¿Y cómo salisteis del infierno? Es casi imposible – dijo el señor interesado.
– ¿Dónde está Eric? ¿No debería de estar aquí? – Preguntó Sarah, que intentaba frenar esa conversación lo máximo que podía.
– Estará arriba buscando la tetera, el piso de arriba es muy grande… – Dijo el señor buscando una excusa.
– ¡Pero yo quiero un té! Sin té no seguiré la conversación – se quejó Sarah, que estaba mintiendo para conseguir que aquel hombre se fuera de ahí.
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Editado: 19.05.2024