Aparecen en una pequeña habitación que estaba a oscuras y que estaba llena de muebles viejos y objetos que tenían pinta de que no se habían utilizado en años. Tras echar un vistazo para ver en dónde se encontraban, lo siguiente que hicieron fue comprobar si estaban todos bien, así que Eric se giró en busca de Sarah y Katherine hasta que las encontró. Estaban de pie, detrás de él y parecían estar preguntándose en dónde leches estaban ahora y en que lio se habían metido. Tras ver que estaban bien, las apartó de ahí y seguidamente rompió el portal por dónde habían venido, que al parecer era un espejo. Se hizo añicos al recibir la patada de Eric, levantando mucho ruido al caer los trozos al suelo.
– ¿Por qué lo has hecho? – Se exaltó Sarah al ver lo que acababa de hacer Eric.
– Para que ese asqueroso monstruo no nos pueda seguir – respondió Eric echando un vistazo a la habitación, estaba buscando una salida.
– ¿Y si necesitamos volver? – Se enfadó Katherine.
– No creo que lo hagamos – la respondió Eric con mucha seguridad.
– ¿En dónde estamos? ¿Un almacén? – Preguntó Sarah mirando a su alrededor.
– Averigüémoslo – dijo Eric dirigiéndose hacia una puerta.
Eric abrió la puerta lentamente y echó un vistazo a los dos lados del pasillo. Tras ver que no había nadie ni nada extraño, decidió salir, pero cuando justamente pisa el pasillo, es atacado por un hechizo que hace que se caía al suelo y se retuerce con mucho dolor.
– ¡Salid! – Gritó una voz de un hombre –. O juro que le mato.
Sarah es la primera en salir y lo hace dirigiéndose a Eric, que estaba tirado en el suelo y casi sin vida. Después salió Katherine, que lo hizo de forma segura y mirando directamente al hombre para conseguir desafiarle, pero cuando ve esa cara familiar, se desconcentra y al instante se sorprende.
– Tú eres el Mago Merlín… – Dijo Katherine señalándole sin apenas creérselo.
– ¿Quiénes sois vosotros? ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? ¿Quién os envía? – Preguntó el hombre sin bajar la alerta.
– Somos Cazadores Legendarios. ¿Ves? – Se remangó Katherine ambos brazos para mostrarle los diferentes tatuajes y runas que tenía por el cuerpo.
A pesar de que Katherine decía la verdad, el hombre no bajo la guardia y decidió seguir interrogándoles.
– ¿Cómo habéis llegado aquí? ¿Qué quiere el consejo de mí? – Insistió el mago.
– Nada, el consejo no quiere nada de ti – pausó Katherine en busca de que el mago le creyera –. Hemos aparecido en esa habitación a través de un portal.
– ¿Un portal? ¡Eso es imposible! – Gritó el mago –. A no ser que…
– Vengamos del infierno – le interrumpió Katherine –. No solo del infierno, si no del castillo del mal – sentenció.
El hombre escuchó esas últimas palabras y se relajó, bajando sus brazos y no amenazándoles más. En cambio, Sarah estaba cada vez más preocupada por Eric, que se empezaba a poner de color negro. En cuanto vio que Katherine había conseguido convencer al mago, le gritó para que hiciese algo con Eric.
– ¡Ayúdale! ¡Se está muriendo! – Gritó Sarah al mago mientras tenía a Eric entre sus brazos.
– ¡Metedle aquí! ¡Correr! – Ordenó el mago mientras abría la puerta de una habitación que tenía al lado.
Minutos después…
– Hay que dejarle descansar, vayamos al salón – dijo el mago mientras ultimaba una cosa y salía de esa habitación acompañado de Sarah y Katherine, que estaban preocupadas por el estado de Eric.
Salieron de la habitación y anduvieron por el pasillo hasta que éste se abrió y dio paso a un salón bastante amplio que estaba bien decorado en todos los sentidos, desde los muebles, que eran coloridos, hasta el color de la pared, que hacía que encajase perfectamente con la decoración que había. Tras observar aquel impresionante salón, el mago les ofreció asiento junto con un café, que ambas aceptaron sin dudarlo. Mientras el mago se fue a la cocina a preparar el café, Sarah y Katherine hablaron.
– Tranquila, se pondrá bien – dijo Katherine mientras miraba la cara de preocupada que tenía Sarah.
– Lo sé Katherine, no me preocupa en absoluto, es fuerte y siempre sale de estas – la respondió.
– ¿Y entonces por qué estas preocupada? – Se interesó Katherine.
– ¿Por qué siempre le pasa las cosas a él? Lanzan un hechizo y lo hacen contra él, tiene que luchar contra un enemigo y lo hacen contra él, tiene que pasar por algo y lo tiene que hacer él. ¿Por qué siempre él? – pausó –. Me da pena… – Se entristeció Sarah –. Temo porque se harte un día y se decida marchar sin avisar.
– Él es fuerte Sarah – intentó Katherine dar una buena razón para que no se entristeciera –. Lo superara, lo sabes ¿no?
– Lo superará o se rendirá – respondió Sarah sin pensar.
– ¡Pero qué dices! – Gritó Katherine sin creerse lo que acababa de escuchar –. Eric es la persona más fuerte que conozco, es humano y tiene sus defectos, pero para eso estás tú Sarah, tú eres la otra parte que le falta a Eric. Tú eres la persona que necesita en su vida para encontrar su equilibro – pausó –. Pero a este paso, no va a encontrar eso porque te estás imaginando cosas de él que nunca haría. Eric confía en ti Sarah, cosa que tú no lo haces al 100%. Y eso es lo que tienes que cambiar de ti, no ser tan cabezona y si confiar en Eric – pausó de nuevo –. ¿Piensas que se va a rendir? Eso nunca va a suceder, ¿sabes por qué? Porque eres lo más importante para él, solo hace falta ver lo feliz que se pone cuando está a tu lado – suspiró Katherine –. Así que deja esa negatividad de un lado y hazte más fuerte.
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Editado: 19.05.2024