El equipo llegó a la central acompañado del mago Merlín. Aparecieron en la sala principal a través de un portal que Merlín había ofrecido abrir. Cuando pisaron la sala, todo el mundo que estaba en ese momento ahí, se quedaron mirando de forma expectante a las personas que salían del portal. Los primeros en moverse y en decir algo fueron Stephen y Derex, que aparecieron de detrás de un grupo de cazadores.
– ¡Chicos! –Gritó Stephen mientras corría hacia Sarah para darle un abrazo.
– ¿Estáis bien? Tenéis una pinta horrible – se preocupó Derex mientras se acercaba a ellos.
– Nada que una buena ducha no pueda arreglar – añadió Sarah.
– ¿En dónde habéis estado? –Se interesó Stephen, que rompía el abrazo y se ponía al lado de Derex.
– En el mismísimo infierno – dijo Eric de forma convencida.
Fue decir esas palabras y todas las personas que estaban al lado, observándolos, levantaron un revuelo que duró unos segundos hasta que Stephen les interrumpió.
– ¿Es qué no tenéis cosas que hacer? – Les gritó Stephen algo molesto por la situación.
La gente, que estaba observando con mucha curiosidad y que estaban sorprendidos, no tuvieron más remedio que volver a sus respectivos trabajos al escuchar a Stephen, dejando al equipo sin que nadie les molestase.
– ¿El infierno? – Preguntó Derex cuando vio que no había nadie a su alrededor.
– Así es, un demonio mayor nos tendió una trampa y estuvimos en el infierno hasta que hemos conseguido salir – contó Sarah de forma breve.
– ¿Qué has dicho? ¿Demonio mayor? – Se exaltó Derex.
– Si, tenemos que convocar una reunión urgente. La Tierra está en grave peligro – dijo Sarah bastante seria –. Ahí os contaré absolutamente todo.
– ¿Y quién es éste? – Señaló Stephen al mago.
– Soy el mago Merlín – dijo él –. ¿No me reconoces?
– Por las barbas de… No me había fijado – se quedó Derex perplejo –. Han pasado muchos años desde que te vi en el periódico por última vez. Un placer – le ofreció la mano Derex–. Soy Derex.
– Con que tú serás al que entrene… – Dijo Merlín sin ofrecerle su mano.
– ¿Entrenar? ¿De qué estáis hablando? – Se sorprendió Derex mientras llevaba su mano al bolsillo del pantalón.
– Ya te lo contaremos después, ahora vam…
– ¡Chicos! – Interrumpió Hikari mientras aparecía por uno de los pasillos.
Todos se callaron y vieron como Hikari se acercaba a ellos a paso firme y rápido, parecía tener prisa.
– ¿Qué pasa Hikari? – Preguntó Stephen cuando ya estaba a un par de metros de ellos.
– La directora… – Se interrumpió ella misma al ver a los chicos –. ¡Uy! ¡Habéis vuelto! – pausó para echarlos un vistazo –. Me alegro de que estéis bien.
–Hikari, a lo que ibas por favor – le recordó Stephen el motivo de su aparición.
– La directora quiere veros en su despacho – pausó y miró al equipo –. E imagino que a ellos también.
– ¿La directora? –Sarah no entendía nada –. ¡Si yo soy la directora!
– Respecto a eso… – Se aclaró la garganta Stephen –. Cuando el consejo se enteró de que habías desaparecido... Decidió que ya era hora de poner una directora decente.
– ¿Y quién es? – Preguntó Sarah de forma nerviosa y con curiosidad.
– Tu madre… – Sentenció Stephen.
Hubo unos segundos de silencio en los que Sarah estaba intentando asimilar la noticia pero Hikari interrumpió de nuevo.
– Chicos, perdonar que os interrumpa, pero creo que a la directora no le hará mucha gracia el que lleguéis tarde – Les advirtió Hikari.
– ¿Un momento? –Interrumpió Derex, que parecía buscar algo –. ¿Dónde está Eric?
Todos se giraron hacía la posición en dónde le habían visto antes y se encontraron con que ahora no estaba. Había desaparecido, volatilizado. Nadie se había dado cuenta, ¿cómo era eso posible? La que estaba más sorprendida era Sarah, que buscaba una explicación de su desaparición, pero no dedujo nada. Preocupada y desconcertada, sacó su móvil, se fue hacía sus contactos y pulsó el de Eric. Seguidamente, se llevó el teléfono a su oído y esperó a escuchar su voz, pero nada, no lo cogía. Lo intentó de nuevo, le volvió a llamar, pero consiguió la misma respuesta que antes, nada.
– ¿A lo mejor ya está hablando con la directora? – Propuso Stephen.
– Vayamos a comprobarlo – dijo Derex empezando a caminar hacia el despacho.
Eric aprovechó el bombazo que soltó Stephen sobre la nueva directora y aprovechó para escaparse de ahí. No podía más, necesitaba descansar, necesitaba despejarse, necesitaba volver a la realidad por un rato, lo que menos le apetecía ahora era contar toda la historia a la madre de Sarah y menos siendo el día que era, sábado 26 de mayo, en pocas horas se jugaba la final de la Champions en la que estaba su equipo favorito, el Real Madrid. Así que no dudó en escaparse de la central y en volver a su casa, dónde apagó su móvil y se metió en el baño para darse una buena y merecida ducha.
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Editado: 19.05.2024