2. Cazadores Legendarios. El Demonio Mayor

21. A por las setas

El equipo se alejó del volcán y se quedaron en un punto intermedio para no molestar al fénix ni al golem. Cuando ya creyeron que estaban a salvo y no iba a ocurrir nada, sacaron las dos pociones que les quedaban y las dividieron en tres para poder bebérselas todos. El efecto de la poción iba a durar mucho menos, así que tenían claro que no iban a poder llegar al lugar dónde están las setas antes de que se haga de noche. Por lo tanto, Eric decidió que pasarían la noche con los Crouch, no quería que su equipo fuese andando de noche por aquel bosque con bichos y monstruos al acecho.

– Hay que volar lo más rápido posible, ¿vale? No quiero andar de noche por ahí – dijo Eric a las chicas mientras le aparecían las alas.

Eric echó a volar al instante y se dirigió al bosque dónde estaban los Crouch. Tenían que recorrer el mismo terreno que habían hecho antes, pero con mucha menos poción. Así que Eric apretó lo máximo que pudo, consiguiendo ir a una velocidad vertiginosa. Pero en un momento del vuelo, tuvo que detenerse para esperar a sus compañeras. Había ido tan rápido, que se había alejado de ellas, ya que iban a una velocidad más lenta.

Cuando ya estaban juntos de nuevo, el sol se empezaba a esconder en el horizonte. Antes de empezar a volar de nuevo, Eric se percató de que estaban cerca, ya que a sus pies estaba la salida de la cueva de las arañas. Siguieron volando, esta vez conjuntamente y sin que Eric se alejase lo suficiente como para perderlas de vista. Unos minutos después, estaban ya en el bosque que estaban buscando. Parecía increíble, pero lo habían logrado, habían llegado justo a tiempo.

Estaban descendiendo cuando las alas desaparecieron, cayendo al suelo desde una altura de unos 10 metros aproximadamente. Por suerte, los tres supieron adaptarse a la situación y las chicas aterrizaron dando una voltereta en el suelo para amortiguar un poco la caída y Eric utilizó su fortaleza primigenia.

– Ya hemos llegado – dijo Eric alegremente –. Tienen que estar cerca de aquí – empezó a buscar el sitio dónde estaba la entrada.

– ¿Qué especie son? No nos has dicho nada – dijo Katherine siguiéndole.

– Espera y veras – dijo Eric reconociendo el tronco que había tirado en el suelo, las flores y los árboles que formaban un círculo. Era ahí.

– Espero que no sean hombres lobos – habló Hikari un poco nerviosa.

Eric se acercó al tronco, se agachó y busco meticulosamente la entrada por la que salió la última vez. Lo encontró, casi en un extremo había un pequeño agujero que tenía en su interior algo, la puerta, o eso pensó Eric. Así que con su dedo índice, dio dos golpes suaves y delicados para no llamar la atención y no cargarse la puerta. Esperaron unos segundos hasta que por fin salió un Crouch, que se quedó mirándolos a tres un rato hasta que Eric habló.

– Somos amigos del rey, queríamos verle – susurró Eric para no hacerle daño.

El Crouch sacó algo que no pudieron distinguir y apuntó hacia ellos. Se iluminó un segundo y sin darse cuenta, los tres redujeron su tamaño hasta tener el mismo que el de los Crouch.

– ¿En dónde nos estas metiendo? – Dijo Katherine mirando hacia arriba, todo era gigante.

– ¿Somos pequeños? – Se miró Hikari a sí misma.

– Vamos, no podemos hacerle esperar – dijo Eric con prisa.

Cuando llegaron a la puerta, había un Crouch esperándolos. Le siguieron por aquel laberíntico lugar sin decir ni una palabra hasta que llegaron a una sala que Eric reconoció al instante. La sala del Rey. Al fondo de esta habitación, había un Crouch que estaba haciendo algo. Les habló cuando se percató de la presencia de ellos.

– ¿Quién osa interrumpirme? – Se quejó el Crouch mientras se giraba para ver a los individuos. Cuando se dio cuenta de que Eric estaba allí, su cara cambió drásticamente –. Por las barbas de… – Se acercó más a ellos –. ¿Qué haces aquí?

– ¿Me echaba de menos? –Vaciló Eric al rey.

– ¿Cómo has vuelto al reino? Pensaba que después de lo Ryan no ibas a volver – dijo el Rey Crouch, que seguía sin creérselo.

– Créeme, yo no quiero estar aquí, pero tenemos que conseguir una cosa para poder salvar nuestro mundo – contó la verdad Eric –. Y como se hacía de noche… El único refugió que podíamos conseguir, era este.

– Siempre estas metido en líos ¿no? – Se acercó más aun a ellos –. ¿Quiénes son? – Se dirigió hacia las chicas.

– Son compañeras mías – respondió Eric mientras las miraba.

– ¿Has traído a más gente aquí? ¿Qué pasa en vuestro mundo? ¿Qué es lo que necesitáis? – Se percató el Crouch de que algo serio ocurría en aquel mundo y sintió curiosidad sobre ello.

– Un demonio mayor amenaza nuestro mundo, y estamos haciendo una poción para hacerle un poco más débil y así lograr detenerle. Hemos conseguido el primer objeto – enseñó la pluma de fénix –. Y ahora nos falta el otro, una seta Mertora.

– El bosque dónde lo puedes encontrar está aquí al lado – dijo el rey para interés de todos.

– Lo sabemos. Pero como se hacía de noche… Teníamos miedo a encontrarnos con cualquier bicho… Así que he decidido que sería mejor venir aquí y pedirle permiso para que pasemos la noche aquí – solicitó Eric.




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