Eric se despierta y ve que Sarah estaba sentada a su lado. Antes de decir algo, se despereza y se reclina para estar más cómodo. Cuando estaba haciendo esto último, notó como su brazo le tiraba muscularmente, así que echó un vistazo y se encontró con que estaba vendado y que había algo de sangre seca. En ese momento, se acordó de la pequeña pela que tuvo con el demonio mayor.
– ¿Está Derex bien? – Dijo Eric con voz ronca e intentando despertarse, pero el efecto del suero hacía que estuviese poco avispado.
– Si, tranquilo. El demonio no le pudo hacer nada – respondió Sarah mientras se levantaba y se ponía al lado de Eric.
– Lo último que recuerdo fue que Derex apareció y que llamó la atención del demonio, después esta todo negro… – Dijo Eric intentado recordar algo.
– Te desmayaste por la pérdida de sangre, ¡tenías un agujero en el brazo! ¿Cómo te hiciste eso? – Dijo Sarah mientras acariciaba a Eric de forma cariñosa.
– Fue… – Intentó recordarlo –. Fue el demonio mayor, su mano se convirtió en algo afilado y me lo clavó… – Recordó Eric la escena –. Si no me hubiese movido… A saber en dónde estaba…
– No digas eso – le dio Sarah un leve golpe en el hombro –. Lo importante es que estés vivo, pusiste tu vida en juego para que Derex pudiese finalizar el hechizo.
– ¿Funcionó? ¿Consiguió Derex matarle? – Preguntó Eric curioseado.
– Si y no – soltó Sarah de golpe.
Eric no entendía esa respuesta, así que puso cara de desconcertado y no dijo nada.
– El hechizo funcionó. Derex le lanzó la poción y ahora está más débil. Pero... No logró matarle, se fue antes de que pudiera hacerlo – le explicó Sarah.
– ¿Me estás diciendo que todavía esta suelto? – Se exaltó Eric.
– Desgraciadamente, sí – la voz de Sarah parecía apagarse.
– Hay que ir a por él – dijo Eric quitándose las intravenosas e intentando levantarse. Pero cuando intentó moverse, notó que pesaba 500 kilos y que le costaba respirar.
– ¡Ni se te ocurra! – Le advirtió Sarah y se puso delante de Eric para impedirle que se levantara –. Te tienes que recuperar, así que guarda reposo hasta que la enfermera te de el alta. Es una orden – dijo Sarah con cara seria, parecía que lo decía de verdad.
– ¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada! – Refunfuñó Eric.
– Ya has hecho mucho Eric. Ahora el equipo está buscando información acerca de lo que dijo el demonio – dijo Sarah volviendo a sentarse en la silla.
– ¿De qué hablas? – Eric no tenía ni idea de lo que se refería.
– Después de que te desmayases y antes de que el demonio mayor desapareciese, le dijo a Derex que todos iban a morir cuando el sol se convierta en rojo. Así que todo el equipo está buscando información acerca de esa frase. Referencias, imágenes, historias, algo que esté relacionado con lo que dijo, pero de momento no han encontrado nada.
– ¿Y por qué no buscamos nosotros también? – Propuso Eric –. Ya que estamos aquí sin hacer nada…
– Bien visto – asintió Sarah y se levantó de aquella incomoda silla –. Voy a buscar unos cuantos libros y los traigo – dijo Sarah mientras se dirigía hacia la puerta.
– ¡Espera! – Logró parar Eric a Sarah –. Una cosa… ¿La niña que dejamos en una clase está bien? ¿Está a salvo?
– Si. Volvió con su familia – dijo Sarah. Vio que la cara de Eric se relaja y ahora sí se marchaba de la habitación en busca de unos cuantos libros.
Horas después…
Los libros se amontonaban en la única mesa que había en la habitación. Sarah y Eric continuaban leyendo libros en busca de algo que pudiera estar relacionado con el sol rojo. Pero la búsqueda se pausó al ver como una enfermera entraba en la sala para chequear a Eric. Tras realizar todas las comprobaciones y asegurarse de que estaba al 100%, le dijo que se podía marchar con una condición, que descansase al menos durante el día de hoy. Le dio unas pastillas que se tenía que tomar durante los próximos dos días y se marchó de la habitación en busca de otro de paciente. Cuando lo hizo, Eric se cambió de ropa delante de Sarah y pensaron en qué hacer.
– En estos libros no hay nada… – Dijo Eric mientras cogía el libro que estaba leyendo y lo ponía encima del montón de libros –. Estamos perdiendo el tiempo…
– Tenemos que ir a la Biblioteca Nacional – propuso Sarah –. Ahí a lo mejor podemos encontrar algo útil. Además, tendremos la ayuda del bibliotecario, a lo mejor sabe algo sobre lo que estamos buscando y nos ayuda a agilizar la búsqueda.
Eric asintió y salieron de la habitación. Iban a ver propuesto esa idea a sus compañeros, pero cuando fueron a buscarles no estaban, se habían ido a una misión. Así que se fueron los dos solos a la biblioteca.
Cuando llegaron, lo primero que hicieron fue buscar al bibliotecario para preguntarle si sabía algo sobre ese tema. Tardaron en encontrarle, estaba con un carrito de libros en uno de los miles de pasillos que había en esa biblioteca. Era mayor, no tenía pelo, pero si barba y bigote, vestía formal y se encontraba poniendo un par de libros en una estantería.
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Editado: 19.05.2024