2. Cazadores Legendarios. El Demonio Mayor

25. El Templo de la Paz

El equipo aparece a través de un portal. Delante de ellos tienen un puente en el que había una serie de estatuas que parecían ser soldados, se estaban mirando entre ellos y tenían una especie de espada que estaba apuntando hacia la estatua que tenía en frente. Al fondo estaba el templo, el más grande que Eric haya visto, era espectacular, tenía unos colores tan vivos que no podía desviar la mirada de ahí. Detrás del templo había un edificio, una iglesia quizás, no lo podía saber porque solo se veía la torre, que se alzaba de manera escandalosa hacia el cielo. Eric quería seguir admirando aquella obra de arte, pero sabía que estaba en juego millones de vidas, así que empezó a andar hacia el templo.

– Las estatuas se están mirando, eso es mala señal – dijo Stephen mientras miraba una de las estatuas.

– ¿Por? ¿Qué pasa? – Preguntó Eric algo desconcertado.

– Las estatuas tienen que estar mirando hacia fuera del templo. Si se están mirando entre ellos significa que el templo ha sido abierto – respondió Sarah.

– ¿Y qué tiene de malo que el templo este abierto? – Volvió a preguntar Eric.

– Si el templo está abierto, significa que solo una persona podrá entrar para acceder al interior. Siempre y cuando logres pasar las tres pruebas que hay, claro. Si esa persona logra entrar al interior del templo, podrá abrir una puerta que da acceso al exterior, pudiendo así, que el resto de personas entren en el templo – le informó Stephen.

– ¿Y qué tipos de pruebas son? – Preguntó Eric para saber a qué se iba a enfrentar, ya que sabía perfectamente que él iba a ser el que entrase.

– No se sabe, el templo crea las pruebas a medida de cada persona. Así que te puedes enfrentar a cualquier cosa – dijo Sarah mientras se paraba en frente del templo, ya habían llegado.

– Y esa persona que va a entrar ahí soy yo – dijo Eric afirmándolo, estaba seguro de sí mismo.

Nadie se lo negó, todos sabían perfectamente que él era el más indicado para hacerlo, tanto por sus poderes primigenios como por su fuerte mentalidad. Antes de que Eric pudiese dar un paso, Sarah le retuvo con sus finas manos y le dio un largo y cariñoso beso. Cuando se acabaron de besar, se miraron entre ellos durante unos segundos y se dieron un leve abrazo.

– Ten cuidado. No quiero perderte – dijo Sarah con la voz apagada y acariciándole la mejilla.

Eric asintió y tras esto, empieza a caminar hacia el templo de forma decidida y con algo de curiosidad por saber que iba a ocurrir ahí dentro. Sube unos pocos escalones y antes de entrar por la puerta, se gira para ver a sus compañeros, que le estaban mirando de forma expectantes y con algo de fe puesta en él. Se gira de nuevo hacia la puerta, respira hondo y la abre. Entra en una sala que estaba completamente hueca, las paredes eran negras y solo había unas luces en el techo que hacían que la sala se iluminase. Notó una presencia al lado suya, así que se giró hacia la derecha para descubrir si era algo o si solo había sido su imaginación. Para sorpresa de él se trataba de Sarah.

– ¡Sarah! ¿Qué haces aquí? – Se sorprendió Eric de forma escandalosa.

– ¿Quien ha dicho que no podían dos personas pasar las pruebas conjuntamente? – dijo Sarah sin apenas parpadear, no parecía inmutarse por el simple hecho de jugarse su vida.

Eric iba a responder cuando la sala se quedó completamente a oscuras durante unos segundos. Cuando volvió la luz, el escenario era diferente, estaban en medio de unas llanuras. Al fondo había un rebaño de ovejas y se respiraba mucha paz y tranquilidad. Eric sabía en dónde estaban.

– Eric – apareció Ryan de la nada.

– ¿Ryan? ¿Qué hago aquí? – Apareció Stewis al lado de Ryan e hizo que Eric se sorprendiera –. ¿Stewis? – Pausó un segundo para procesar todo esto –. ¿Estoy muerto? – Pero se giró y vio que Sarah estaba a su lado –. ¿Tú también estas aquí? – Se giró hacia Ryan –. ¿Qué queréis de nosotros? ¿Pasa algo?

– Lo que pasa, es ella – dijo Stewis apuntando a Sarah.

– ¿De qué estás hablando? – No entendió nada de nada Eric.

– Tu misión en este mundo es importante. No te puedes distraer – dijo Stewis con una sonrisa malévola.

De repente, Stewis se teletransporta y aparece al lado de Sarah. Antes de hacer lo que fuese a hacer, miró a Eric y de nuevo le sonrió con una cara de loco. Al instante, saca un cuchillo y se lo clava justo en la altura del corazón. Sarah se queda de pie quieta durante unos escasos segundos hasta que se cae al suelo de forma estrepitosa.

– ¡No! – Gritó Eric mientras empezaba a correr hacía ella.

Cuando llegó, se tiró al suelo y lo primero que hizo fue comprobar el pulso. No tenía, estaba muerta. Eric estaba completamente desolado, había perdido a alguien que había querido de una forma que nunca antes lo había hecho. Segundos después, lo único que sentía era una ira que iba dirigida hacia Stewis, que le miró con cara de querer matarle.

– Vamos, ¡mátame! – Le vaciló Stewis.

Eric escuchó esa frase y le entró más rabia aun. A continuación, dejó a Sarah en el suelo y se levantó del suelo. Empezó a caminar hacia Stewis y a mitad de camino invocó la espada primigenia. Cuando ya estaba cerca de él, pegó un sprint y le puso la espada en el cuello.




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