2. Lesam. El final de todo.

Capitulo 18

18

Semana 24. Martes.

Fue la semana y media más rara de su vida por diferentes motivos. Primero, por Jennifer. La profesora no le dirigía la palabra en clase y había dejado su puesto de tutora, cubriéndolo ahora Narba. Segundo, por Kate. No quería liarla hablando de más y por eso apenas se cruzaba con ella. Y tercero, por La Hermandad. Que seguían sin hacer nada grave.

– Estas muy serio hoy, ¿te ocurre algo? – Le preguntó Luna.

– Nada… Es solo que se me hace raro estar así, ya sabes, tranquilo y sin ningún ataque de La Hermandad… – Explicó él.

– ¿Crees qué estarán planeando algo? – Le cuestionó Nicole.

– O experimentando… – Susurró David.

– ¿No has vuelto a sentir nada, no? – Soltó Luna –. Eso significa que no están usando el alma.

– Pero pueden estar haciendo otras cosas – añadió Tania seriamente.

Todos miraron a la profesora.

– Y eso es lo que me preocupa – agregó David –. A saber qué es lo que le está pasando por la cabeza ahora mismo a Alexandre.

– Ya te avisaran de cuando ocurra algo, no te preocupes por eso – le dijo Tania.

– Lo sé…

– ¿Y el tema de Futgía? – Comentó Ángela.

David miró a su amiga y supo que aquello era sobre Kate, ya que pusieron esa palabra clave para ese tema.

– ¿Futgía? – Se sorprendió Luna.

– Son unos pesados – intentó disimular él –. Tengo que hablar con ellos, no creo que aguante más…

– ¿Te han propuesto algo? – Quiso saber Luna.

– Más o menos, sí – afirmó David.

– ¿Y aún no has hablado con Jennifer? – Soltó Nicole de repente –. Si no hablas con ella ya, nos vamos a comer todo ese horrible temario…

– No sé porque os está dando eso – contestó Luna –. Nosotros nos lo saltamos…

– No sé. Parece que alguien la ha mosqueado y la está tomando con nosotros – respondió Nicole mirando a David.

– ¿Por qué no hablas tú con ella? – Masculló él.

– Tú eres el delegado, tienes que encargarte de estas cosas – le respondió ella.

– Ahora mismo estaba libre – le informó Tania.

– ¡Eso! Ya que has acabado de desayunar, ¿por qué no vas a hablar con ella? – Le incitó Nicole.

– ¿En serio?

– En serio – afirmó ella.

David bufó y sin decir ni una sola palabra, se levantó de la mesa y salió de allí con los pensamientos de que en realidad no quería hablar con ella. Pero por fortuna para él, nada más abandonar el comedor, se topó con Kate.

– ¡Kate! – Se paró delante de ella.

– Oh, hola – respondió algo adormilada.

– ¿Puedo hablar contigo? Prometo no quitarte mucho tiempo – comentó él.

– Eh… Sí, vale – asintió ella sin saber lo que se le venía encima.

– ¿Puede ser a solas? Es importante – le incitó David.

– Subamos a mi habitación entonces… – Susurró ella girándose y volviendo por dónde había venido.

 

En cuanto entraron al cuarto, a David se le cayó el alma al ver las cosas de Emily. Ya que ni si quiera había tenido tiempo para llevárselo y no tenía pinta de que nadie lo fuese a hacer.

– ¡Oh! Lo siento – Kate se dio cuenta de la cara de David –. He intentado recoger y ordenar todo, ya que nadie se ha encargado de ellos.

– Has… Has hecho bien – David observó el cuaderno de notas en dónde ella solía escribir sus canciones.

– Volverá pronto… – Añadió Kate.

– Eso espero – pausó –. ¡Esperamos! – Intentó rectificar.

– No hace falta que lo escondas – Kate se dio cuenta de aquello.

– Bueno, no quiero quitarte más tiempo – David se giró hacia ella –. Cómo ya… – Se dio cuenta de que aquella habitación no tenía un eucalipto, por lo que podían escucharles –. Mierda, mejor vayamos a mi cuarto – salió sin decir nada y ambos fueron a su habitación, saltando Kinnei sobre él nada más verle –. Aquí no nos escuchará nadie – se giró hacia ella y dejó que pasase.

– Gracias, supongo – Kate se adentró en la habitación y se quedó en el centro.

– Lo que te voy a contar es muy fuerte, así que tómatelo con calma, ¿vale? – David se puso delante de ella.

– Me asustas… – Susurró su compañera.

– Te acuerdas que fui a la fiesta de Xavier, ¿no? – Le comentó –. Pero no fui para divertirme, si no para una misión.

– ¿Una misión? – Se sorprendió ella.

– Sí, fuimos para hablar con Xavier y preguntarle los métodos para derrotar al alma – explicó –. Ya sabes…

– Lo sé, lo sé – le interrumpió ella.

– Pues básicamente, hay tres formas – pausó –. La primera, que es la de volver a dividir el alma. La segunda, que es la que está investigando el ministerio ahora mismo y que consiste en buscar a alguien que de verdad posea la magia Equial. Y la tercera, y la que creo que se va a llevar a cabo, eres tú – sentenció.




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