2. Lesam. El final de todo.

Capitulo 20

Semana 31. Martes.

Habían pasado dos semanas desde aquél extraño ataque. Y hoy, después de desayunar, se tuvieron que llevar a David a un consejo especial. Una reunión que no se hizo dónde la última vez, sino es una especie de despacho en la que todo el mundo estaba de pie e iban de un lado para otro como locos.

– Robinson, ¿qué pasa? – David llegó a él esquivando a todo el mundo.

– ¡David! – le gritó Robinson –. Tenemos que contraatacar, así que vamos a lanzar tú plan. Vamos a atacar todas las bases de Alemania – añadió algo exaltado.

– ¿Qué? ¿Cómo? – David intentó reaccionar, pero aun estaba dormido.

– Echa un vistazo allí – Robinson señaló a un mapa enorme de Alemania.

David, que no había visto aquello hasta ahora, se acercó hasta el tablón y echó un vistazo, observando que en el mapa había diferentes marcas en varios puntos de la geografía, entendiendo al instante que aquello eran las bases de La Hermandad.

– Tu equipo atacará esta base – Robinson apareció tras él y señaló una marca verde justo al sur del país.

– ¿Cómo qué mi equipo? – Quiso saber David.

– Ya sabes la respuesta a eso – contestó Robinson.

– ¿Qué? – David se quedó seco –. ¿No podía haber avisado antes?

– Es un ataque sorpresa – explicó él –. Y vamos a realizarlo a la vez y en las distintas bases.

– ¿A qué hora? – Preguntó David en shock.

– Dentro de quince minutos. Así que ya puedes irte a preparar a tú equipo – le dijo Robinson.

– Pero…

– Apúntate las coordenadas para hacer el portal. Y… ¿Ves? – Robinson volvió a señalar la base que tenían que atacar –. La marca es de color verde, así que es una base abandonada. No os va a ocurrir nada. Suerte – se giró y desapareció entre toda la gente.

– ¡Mierda! – David sacó su móvil e hizo una foto a las coordenadas –. Dentro de quince minutos serán las… – Miró la hora –. ¡Las nueve y media en punto! – Pausó –. ¡Mierda, mierda, mierda! – David salió cómo pudo de aquella sala y a continuación hizo un portal de regreso a la escuela, apareciendo en el salón de actos –. ¿Otra vez? – David sabía que por la hora que era, su clase tenía que estar en el aula de Tania, así que salió pitando hacia allí.

En cuanto entró de golpe en la clase, lo primero que le sorprendió fue que no estaba Tania, lo que llegó a pensar que ella ya lo sabía.

– David, ¿en dónde está la profesora? – Preguntó Alessia.

– No lo sé – contestó él yéndose hacia el centro de la clase –. Y ahora mismo no es nuestro problema, ya que tenemos una misión.

– ¿De qué estás hablando? – Se alertó Ángela.

– Tenemos que atacar una base de La Hermandad – sentenció él.

– ¿Qué?

– ¿Cómo?

– ¿Estás loco?

– No lo estoy – respondió David a la reacción de Simón –. El ministerio va a atacar todas las bases de Alemania en menos de diez minutos y Robinson ha querido que nosotros hagamos una.

– ¿Solos? – preguntó Nicole.

– Me temo que si… – ¡Pero tranquilos! Se supone que es un sitio abandonado, por lo que no tendremos muchos problemas – intentó David relajarlos.

– Pero… No nos hemos preparado…

– No estamos listos…

– Y menos para ir solos…

– ¡Chicos, chicos! – Habló Ángela –. Podemos hacerlo. Y si confían en nosotros será por algo…

David sacó su móvil y vio las coordenadas, entonces levantó su brazo e hizo un portal pensando en esos números.

– Lo hicimos bien en Vernus – soltó David de repente –. Así que no creo que esto vaya a ser un problema. Tan solo recordar que tenemos que permanecer juntos todo el rato, ¿entendido? – Pausó –. Pues vamos – David cruzó el portal sin añadir nada más.

Aparecieron entre un grupo de árboles frondosos, altos, verdes y que daban a una fábrica abandonada y con aspecto de llevar muchos años así.

– ¿Ese es el lugar? – Preguntó Ángela poniéndose a su lado.

– Eso parece… – Susurró David avanzando hasta el último árbol que había antes de la explanada que separaba aquello con la fábrica.

– ¿Y bien? ¿Cuál es el plan? – Preguntó ahora Marlon.

– De momento quedarnos aquí hasta las nueve y media en punto – respondió David echando un vistazo para ver qué es lo que debían de hacer.

Tras pasar aquellos minutos y quedarse David tal y como estaba antes. Decidió que entrarían por dónde lo hacían los empleados y no por dónde accedían los camiones. Sin antes girarse hacia sus compañeros para buscar a Kate.

– Kate – dijo David – Tú a mi lado.

Todos miraron al líder por aquella sorprendente acción. Pero todo tenía su motivo, y es que durante estos últimos días, ambos habían aumentado el número de entrenamientos. Aunque sí que era cierto, que iban muy lentos y que apenas habían podido crear una descarga de estrellas.




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