3. Cazadores Legendarios. Las Reliquias del Rey Mistico

5. La hermana blanca

Ayer, después de lo sucedido con Roberto, la directora mando a descansar al equipo hasta el día siguiente, momento en el que irían a ver a la hermana blanca. El equipo, incluso la directora, apareció a través de un portal al final de un sendero que ascendía hacia un monte. La directora, firme, no dudo ni un segundo en empezar a caminar. Las últimas eran Sarah y Katherine, que iban hablando en voz baja para que nadie les escuchase.

– ¿No te parece demasiado precipitado venir con nosotros? – Preguntó Sarah.

– Tenía que venir, Sarah. Me necesitabais. Además, no iba a aguantar otra estúpida prueba de Ramírez – respondió Katherine con bastante brusquedad.

– ¿Qué te necesitábamos? – Pausó Sarah para suspirar –. Sabes perfectamente que nos las podemos apañar solos. Lo hemos hecho así durante el tiempo que has estado...

– ¿Por qué no habéis metido a alguien más en el equipo? – Curioseó Katherine.

– Después de lo que pasó con Hikari... Eric no lo ha permitido. Además, mi madre se ha puesto muy protectora, misión a la que vamos, misión con la que disponemos de un equipo de soldados – le explicó Sarah.

– Vaya... Sí que han cambiado muchas cosas... – Susurró Katherine.

– Solo has estado fuera algo más de tres meses. Seguimos siendo los mismos. Lo que pasa que nos hemos adaptado a las necesidades – habló Sarah.

– Tres meses... – Dijo Katherine mirando al suelo.

– No te has perdido nada Katherine. Además, todo el equipo está contento por tu vuelta. Así que alégrate – Sarah la animó.

– Gracias Sarah – agradeció Katherine –. ¿Todo sigue igual entonces no? Derex con sus cosas mágicas. La directora mandando. Stephen haciendo bien las cosas. Eric con sus poderes. ¿Y tú seguirás siendo la encargada de poner a todos en su sitio no?

– Si – se riolevemente Sarah –. No se me escapa ni una.

Ambas se rieron hasta que se callaron al escuchar la voz de la directora.

– Ahí está la casa – señaló la directora a una pequeña casa de un solo piso que estaba justo al final del sendero.

Todo el equipo se calló y se puso en alerta por si las cosas podían salir mal.  Subieron en silencio hasta llegar a la casa. La directora golpeó dos veces la puerta esperando a que la hermana blanca la abriese, pero no pasó nada. Volvió a golpear la puerta y obtuvo el mismo resultado que antes, nada. Extrañada y con bastante curiosidad, la directora llevó su mano hacia el manillar de la puerta y lo abrió, entrando al interior de aquella pequeña casa.

Entraron uno a uno a la casa, descubriendo que era un simple interior. No había nada en el centro, tan solo una enorme alfombra circular colorida. En los lados, un armario, una mesa, un par de sillas y en una de las esquinas había dos cajas de cartón vacías.

– ¿Vive aquí? – Stephen no se lo podía creer –. No hay cama ni cocina... ¿Cómo es posible?

– Es raro sí – afirmó la directora buscando cualquier pista de la hermana blanca.

No se dieron cuenta, pero todos, menos la directora, estaban encima de la alfombra circular. En el momento en el que la directora pisó la alfombra y se puso junto a Sarah, la alfombra cedió y todos cayeron a través de un enorme agujero que parecía ser eterno y en el que no había luz. Mientras algunos gritaban de miedo y otros pensaban en que hacer, el agujero finalizó sin que nadie se lo esperase y todos colisionaron contra un gran colchón que había en el suelo.

– ¿Pero qué demonios? – Refunfuñó Eric mirando al techo, el agujero por el que habían caído se estaba cerrando.

– Mirar chicos – dijo Derex señalando hacia el lado opuesto.

Todos se levantaron precipitadamente y se quedaron embobados al observar que delante de ellos había varias plantaciones de todo tipo, en el centro, un camino de tierra que iba hacia una casa.

Eric, que no se lo podía creer, miró al techo de nuevo, comprobando que efectivamente estaban debajo de la tierra. Es como si algo hubiera hecho un agujero gigante y un alguien había utilizado ese espacio para crear su propio mundo.

– Vamos a la casa. Esto tiene que ser obra de ella – dijo la directora observando todo el terreno.

Todos avanzaron juntos por el camino, y todos se quedaban embobados y sin palabras al pasar por al lado de las plantaciones. Algunas, eran más grandes que ellos, otras eran más pequeñas. Las había de todo tipo de colores, desde amarillas hasta rojas. Alguna olían bien y otras era mejor no acercarse a ellas. La sorpresa de todos fue cuando no solo había plantaciones, también había animales, mariposas, mariquitas, conejos, ardillas, etc. Parecía que se lo estaban pasando bien y no se asustaban con el paso de los cazadores.

– ¿Cómo ha podido crear toso esto? – Preguntó Stephen llevando su mano hacia unas plantaciones.

– Magia – dijo la directora avanzando los pocos metros que le quedaban hasta la casa.

La directora subió los escalones y antes de golpear la puerta, ésta se abrió por alguien. Una señora, no muy mayor, llevaba el típico traje de jardinería junto a un sombrero ranchero.

– Pero quien osa a... – La mujer se calló al ver a la directora –. Válgame dios. ¿Ashley?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.