3. Cazadores Legendarios. Las Reliquias del Rey Mistico

17. El regreso

El cuerpo de Eric yacía sin vida en la mesa en dónde Derex le dejó hace cuatro días. En ese justo momento, entraban todos al comedor para despedirle, era la hora para hacer el ritual del adiós al cazador.

–Sé que no os sentís cómodo con esto – se pronunció la directora –. Pero ya han pasado 4 días y es el momento idóneo para hacer el ritual – miró uno a uno a todos –. Pero antes de hacerlo, nos tenemos que despedir – dio un paso al frente y rompió la fila –. Eric, cazador legendario y cazador primigenio, no nos hemos conocido lo suficiente, pero si lo justo como para decirte que eres uno de los mejores cazadores que hemos tenido en la historia. No te he tratado como debía, estaba tan cegada intentando hacer lo mejor para el equipo, que no me he dado cuenta de la gran persona que eres. Tu ingenio y tú persistencia nos ha salvado varias veces. El cariño que nos dabas y tú sentido del humor, nos has permitido que te llevemos siempre en el corazón. Te recordaremos. Gracias.

Una vez que terminó el breve discurso, la directora se giró y volvió a la fila, desviando su mirada hacía Sarah, que estaba sollozando brevemente. Ahora él que dio un paso al frente fue Stephen.

– Eric – pausó Stephen para pensar en que decirle –. Siento haber sido tan distante contigo, al igual que la directora, estaba tan pendiente de mantener los vínculos con mis mejores amigos, que no me he dado cuenta de hacer nuevas amistades. A pesar de eso, siempre has intentado entablar una conversación conmigo. Y yo, torpemente, siempre lo empeoraba – pausó –. Siento mucho si te he decepcionado – alzó la mirada –. Pero te prometo que no volverá a suceder. Gracias por todas las cosas que hemos aprendido de ti, gracias por habernos salvado incontables veces, gracias por tu servicio Eric, hasta pronto.

Stephen volvió con sus compañeros, dándose cuenta de que Sarah empeoraba por cada segundo que pasaba, ahora lloraba drásticamente y evitaba mirar a Eric.

– Me toca – dijo Katherine dando un paso al frente –. Eric, hemos pasado muchas cosas juntos. Al igual que Sarah – miró a su compañera –. Se lo que es amarte y sé lo que se siente al recibir tu cariño. Pero yo creo que la mejor para hablar de ese tema es Sarah – dirigió ahora su mirada a Eric –. Desde el momento en el que te vi, sentí una chispa en mi interior que hizo que nos convirtiéramos en mejores amigos. Sé que la cague con todo lo que ocurrió en Madrid, pero no me abandonaste e intentaste recuperarme pasase lo que pasase – pausó –. En el momento en el que volví a Nueva York, entendí que tipo de persona eras, de las que lucha por sus amigos. Al final de todo esto, volví a ser quien era gracias a que me fije en ti, eras el ejemplo a seguir – se acercó a Eric y le dio un beso en la frente –. Gracias por todo lo que me has hecho sentir. Siempre te recordare…

Fue acabar Katherine de hablar y Sarah salió corriendo hacia el pasillo entre gritos y lloros. No pudo aguantar más.

– ¡Sarah! – Gritó Stephen persiguiéndola.

–Derex – dijo la directora cuando Stephen abandonó el salón –. Acaba con esto.

Derex asintió.

– Vamos, Katherine – dijo la directora haciendo gestos para que se acercase a ella –. Salgamos de aquí para ayudar a tranquilizar a Sarah.

Cuando ellas dos salieron del salón, reinó un silencio incomodo por todos los rincones de  aquella sala.

– Bueno – dijo Derex de forma tensa al estar solo –. Me toca despedirme – miró al suelo –. A pesar de nuestras diferencias, siempre te has llevado bien conmigo. Has sido una persona que siempre admirare por todas las increíbles cosas que has hecho.

– ¿Qué cosas? – Le interrumpió una voz algo familiar.

A Derex le pilló por sorpresa esto último y alzó la mirada para ver quién era. Se trataba de Eric, que se estaba reclinando lentamente encima de la mesa. Sorprendido y con pensamientos de que era una broma  pesaba, se acercó corriendo hacia él y le empezó a toquetear la cara.

– ¡Qué haces! – Se quejó Eric intentando apartarse –. Soy yo, Eric. Estoy vivo. ¡Sorpresa! – dijo Eric de forma burlona.

– ¡Chicos! – Gritó Derex con todas sus fuerzas mientras que salía corriendo hacia el pasillo –. ¡Es Eric! ¡Está vivo!

Fue escuchar esas palabras y regresaron corriendo Stephen, Katherine y la directora, que se quedaron bloqueando la puerta al observar como Eric se levantaba lentamente. Sarah, que estaba llorando en una esquina del pasillo, dejó de hacerlo al ver que todos sus compañeros salieron corriendo hacía el salón. Expectante por lo que estaba ocurriendo, se levantó y se dirigió de malas ganas hacía ellos. Cuando llegó,  empujó a Stephen a un lado y se hizo paso entre ellos hasta que entró en la habitación y vio como Eric se estaba poniendo en pie.

– ¡Eric! – Gritó Sarah con todas sus fuerzas mientras que corría hacía él sin apenas creérselo –. ¡Estás vivo! – Le dio un fuerte abrazo mientras lloraba de felicidad.

– No llores, no pasa nada, estoy aquí – dijo Eric rompiendo el abrazo para poder verla.

– ¡Estás vivo! – Sarah le besó apasionadamente y a continuación le dio otro abrazo más fuerte aun.

– Sarah, deja respirar al chico – dijo la directora entrando en el salón.

– ¡Es qué no me lo puedo creer! – Sarah rompió el abrazo y se quedó mirándole fijamente unos segundos hasta que lo volvió a besar. Había pasado de una desolación total a una alegría inmensa.




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