El equipo salió a la superficie y tenían planeado irse de allí lo más rápido posible. Pero Eric se acordó de algo, el coche, no lo iban a dejar abandonado ahí. Y más, sabiendo que el alquiler lo habían puesto a nombre de Eric. Así que como no quería tener problemas por dejar tirado el coche, Eric insistió y al final volvieron a bajar a El Escorial, dónde lo devolverían a la empresa de renting. Una vez que lo habían dejado en el aparcamiento, se fueron a una de las calles en las que no había nadie y crearon el portal que les llevaría de vuelta a la casa de la directora.
Cuando cruzaron todos, aparecieron en el jardín trasero y ninguno dudo en entrar a la casa nada más aparecerse. Julia, en cambio, esperó a que Eric cruzase para que fuese él el que le acompañase.
– ¡Julia! – Eric se llevó una sorpresa al verla esperando –. Vamos, entremos dentro.
La cruda realidad, es que aquel viaje de regreso fue algo incómodo para todos, puesto que la presencia de Julia había hecho que nadie hablase durante todo el trayecto. A excepción de Eric, que de vez en cuando le decía algo.
Eric la dio un pequeño empujón para que esa timidez que tenía encima se lo quitase. Anduvieron los pocos metros que los separaban de la puerta y el primero en entrar fue Eric, que fue recibido por Samanta con mucha alegría.
– ¡Eric! –Ggritó la cría bajando las escaleras –. ¡Has vuelto!
– Así es – respondió Eric agachándose para poder cogerla y posteriormente levantarla –. ¿Qué tal has estado? ¿Has hecho algo?
– ¡Me he aburrido mucho! – Se quejó Samanta –. ¿Y esta chica quién es? – dijo echando un vistazo a Julia.
– Es Julia. Una amiga mía – respondió Eric con total sinceridad.
– Ya habéis llegado – la directora apareció por el pasillo –. ¿Qué tal la misión? ¿Estáis todos de una pieza?
– La misión ha sido un éxito – respondió Eric alegremente –. Y sí, estamos enteros.
– ¿Y ésta quién es? – La directora se dio cuenta de la presencia de Julia –. ¿Qué hace aquí? Sabes que esto es una ubicación secreta, ¿no?
– Tranquila, tranquila – dijo Eric apartándose para mirar a Julia –. Es Julia, una amiga mía.
– ¿Y se puede saber a qué leches la has traído? – La directora parecía enfadada –. O mejor, ¿en dónde la has encontrado?
– Estaba en una de las celdas de la base – le contó Eric –. Estaba atrapada y yo la rescate.
– ¿Qué estaba allí? – La directora se quedó incrédula –. ¿Quién eres y por qué estabas allí? – Pausó –. Responda, ¡ya!
– Tranquila mujer...
– No – le interrumpió Julia –. Ella tiene razón, tengo que contar quien soy y como llegue allí – pausó para mirar a Eric, que le pilló desprevenido al decir eso –. ¿Podemos pasar al salón? Allí os lo contaré todo.
Eric dejo paso a la directora y se agachó al suelo para dejar a Samanta.
– ¿Por qué no subes arriba? – Le dijo Eric –. Subiré en cinco minutos.
– Yo me encargo de ella – apareció Stephen detrás de él y a continuación subió las escaleras con Samanta.
– Gracias – le dijo Eric mientras Stephen empezaba a subir.
Mientras Eric agradecía a Stephen su amabilidad para cuidar a Samanta, Julia se movió y se metió en el salón. Se puso delante de todos y esperó a que Eric entrase para comenzar su pequeño discurso.
– Perdón – se disculpó Eric al tardar unos segundos más.
– Empiezo – pausó para coger aire –. Como todo sabéis, me llamo Julia. Fui cazadora de Europa hasta que dejaron de existir. Durante esa época, dos años, estuve asignada en Londres. Realice muchísimas misiones, de todo tipo, pero como todos sabéis, al final se complicó todo y por culpa del consejo europeo, los cazadores dejaron de existir para dar paso a una asquerosa seguridad privada – refunfuñó –. Bueno, continúo. Después de enterarme de aquella noticia, empecé a buscar trabajo. Al final lo encontré, me convertí en espía para la consejera de Reino Unido. A pesar de mi joven edad, fui una de las mejores espías que tenía Europa. Pero no todo iba a ser bueno, ser tan joven tiene sus consecuencias, y las mías eran la escasa experiencia que tenía. Por eso fui atrapada por La Orden tan rápidamente y tal fácilmente – pausó para mirar la cara de sorprendido que ponía Eric –. Respecto a la base de La Orden, me interrogaron dos veces, la primera, me preguntaron por cazadores europeos. Solo tuve que decirles varios nombres de los que me acordaba y me volvieron a dejar en la celda. Y la segunda vez, me preguntaron acerca de unas reliquias y su posible relación con el cazador primigenio, pero no tenía ni idea de nada, así que me golpearon varias veces y me devolvieron a la celda.
– Pobrecita... – Eric sentía lastima.
– No – le respondió Julia –. Gracias a eso me pude enterar de que realmente existía un cazador primigenio. Así que utilice la gema para poder comunicarme contigo. No sabía si iba a funcionar, no sabía si estaba siguiendo bien las indicaciones del mago, pero cuando me respondiste esta mañana... – pausó –. Fue el momento más alegre que había tenido en las últimas dos semanas.
– ¿Dos semanas? – Se exaltó Eric –. ¿Has estado dos semanas encerrada ahí abajo?
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Editado: 12.07.2024