Pasaron por la entrada y accedieron al interior de la ciudad. Todos se quedaron paralizados ante lo que estaban viendo. Delante de ellos se imponía una ciudad futurista. Todos os edificios tenían formas extrañas y estaban recubiertos de grandes ventanales tintados. Las aceras eran de un tono de gris más oscuro y estaban hechos de un material desconocido. Las señales de tráfico flotaban en el aire justo encima de las carreteras. Los cubos de basura eran pequeños y se movían solos en busca de algún resto en la calle. Los coches que estaban aparcados más adelante, no tenían ruedas y estaban flotando a unos pocos centímetros del suelo. Pero a todos esos detalles les faltaba algo, personas. ¿Dónde estaba metida la gente?
Mientras todos estaban absortos por aquella ciudad. Stephen se alejó de ellos y se acercó al escaparate de una tienda. Al parecer el negocia vendía todo tipo de pantallas. Una de ellas estaba encendida y al parecer estaban televisando algo.
– ¡Eh chicos! ¡Venid a ver esto! – Gritó Stephen a sus compañeros.
Todos dejaron de inspeccionar la ciudad y se acercaron a Stephen para ver que quería.
– Mirad – Stephen señaló a la televisión encendida –. Parecen las noticias, ¿no?
Todos miraron hacia la pantalla y efectivamente vieron como la presentadora anunciaba los titulares. Tras esto, la chica se puso a informar detenidamente todas las noticias. En primer lugar, empezó a hablar acerca de la subida de ventas que ha tenido un nuevo rastreador invisible que es imposible detectar.
Mientras todos estaban viendo aquellas raras noticias, Derex se dio cuenta de que había otra pantalla encendida. Era más pequeña y estaba justo en la esquina superior derecha. Así que desvió su mirada para ver que estaban transmitiendo en esa. Su cara se transformó rápidamente a una de sorprendido cuando vio que en la pantalla salían ellos.
– Chicos – dijo Derex algo anonadado –. ¿Eso no somos nosotros? – Señaló a la pantalla.
Todos desviaron su mirada hacia la pantalla que señalaba Derex y todos se quedaron a cuadros al ver que salían en la televisión a pesar de que estaban invisibles.
– ¿Pero cómo es eso posible? – Dijo Katherine sin saber que más decir.
Fue decir esa frase y empezó a sonar una alarma en toda la calle.
– ¡Mierda! – Gritó Eric echando un vistazo a la calle –. ¡Corred hacia ese callejón! ¡Corred!
En menos de un minuto todos estaban corriendo por el callejón hasta que se pararon al ver que un largo muro impedía continuar.
– ¡Venga ya! – Gritó Eric girándose para ver el callejón.
Echó un vistazo y lo único que había era un par de escaleras de emergencia que tenían dos casas continuas.
– ¡Eso es! – Gritó Eric algo esperanzado –. ¡Subid al tejado! – Señaló Eric hacía la escalera más cercana a ellos.
Nada más dar la orden, Derex utilizo un poco de magia para bajar la escalera. Cuando ésta ya estaba en el suelo, los primeros en empezar a subirla fueron Sarah, Stephen y Derex. No habían llegado a la mitad cuando se empezó a escuchar otro sonido aparte de la alarma.
– ¿Una sirena? – Dijo Eric dudando.
Derex y Julia ya estaban subiendo por la escalera, por lo que ya le tocaba a él. Puso su pie en el primer escalón cuando de repente aparecieron por el callejón dos guardias de acero que se dirigían a ellos a una velocidad vertiginosa.
– ¿Pero qué leches? – Eric intentó inspeccionar a los guardias para ver cómo es que podían correr tan rápido.
Su lógica hizo que mirara hacía los pies de los guardias, pero no tenían, eran ruedas. Por eso iban a esa velocidad.
– ¡Subid! ¡Subid! Ya me encargo yo – Gritó Eric a Julia y a Derex, que habían parado su ascenso.
Eric quitó su pie del escalón y se puso en medio del callejón a la vez que creaba su conexión con la naturaleza. Lo primero que hizo fue utilizar su elemento preferido, el fuego. Lanzó varías potentísimas bolas que dieron de lleno en los cuerpos de los guardias, pero no les pasó nada, seguían acercándose a él a esa rápida velocidad. A continuación hizo aparecer varias ramas del suelo para impedir que pasaran, pero los guardias lograron pasar gracias a que sus manos se convirtieron en sierras eléctricas. Seguidamente, Eric decidió utilizar un elemento que había manejado poco, la electricidad. Hizo caer dos rayos simultáneos del cielo que dieron de lleno en aquellos guardias. Pero no les afectó en lo más mínimo.
– ¡De qué estáis hechos! – Gritó Eric desesperado.
En ese momento Eric se dio cuenta de lo que acababa de decir. Esos guardias estaban fabricados de un elemento que se podría manipular. Así que aprovechó su conexión para centrarse en el guardia izquierdo. Sintió electricidad, cobre, aparatos y por último, acero.
– ¡Eso es! – Gritó exhausto.
Eric se centró en el acero. Y cuando ya sentía aquella extraña sensación de rigidez y pesadez, paró al guardia sin que él se lo esperase y lo lanzó por los aires varias manzanas más allá de dónde estaban.
Eric, que miraba cómo el guardia volaba por los aires y se perdía de vista, se dio cuenta de que el otro guardia que estaba allí, transformó su sierra eléctrica en una ametralladora que no dudo en empezar a utilizar. Eric, para defenderse de aquel ataque sorpresa, hizo aparecer un escudo invisible que paraba todas las balas. Tenía que hacer algo o sería acribillado, así que utilizó su conexión para lanzarle un cubo de basura que tenía al lado.
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Editado: 12.07.2024