De camino a la superficie, en el submarino...
Eric miraba el mar a través de una pequeña ventanilla, no se veía nada y tampoco sabía en qué parte del mundo estaba. Poco le importaba eso, ya que se encontraba perdido en sus pensamientos sobre si lo que acaban de hacer era lo correcto.
– Eric – apareció Sarah detrás de él y seguidamente le abrazó por la espalda –. Te estaba buscando, ¿te encuentras bien?
– Si, todo bien – contestó él apresado por los brazos de su novia.
– No me mientas – se mosqueó Sarah.
– Vale, vale – Eric entró en razón, rompió el abrazo y se dio la vuelta para verla de enfrente –. Solo estaba pensando en lo que acabamos de hacer... ¡Hemos creado una guerra civil, Sarah! ¿Sabes la cantidad de personas que estarán ya muertas? ¿Eh? ¿Sabes cuantas morirán en los próximos minutos? ¡Hemos creado muerte y destrucción!
– Eric...
– No Sarah... – Interrumpió Eric algo subidito de tono –. Somos Cazadores Legendarios, deberíamos de estar instaurando la paz, no provocando guerras – Eric se volvió a girar y se apoyó en la pared para mirar de nuevo por la ventanilla.
– No podíamos hacer nada, Eric – Sarah se acercó a su novio y le volvió a abrazar por la espalda –. Éramos seis contra una ciudad entera, ¿qué podíamos haber hecho? ¿Eh? Empeorar las cosas, yo creo. Hemos entrado a esa ciudad por el motivo que ya sabes. Y lo hemos conseguido Eric, tenemos las reliquias que faltaban. Así que ahora podremos luchar contra La Orden en igualdad de condiciones.
– Eso me preocupa más aún – Eric seguía serio –. Vamos a empezar una batalla en la que no sabemos si ganaremos...
– Teniéndote a ti a mi lado, ¿qué podría salir mal? – Sarah le abrazó más fuerte aún para mostrar su cariño y a continuación le dio un beso en la mejilla –. Vamos arriba, ya estamos a punto de llegar.
Más tarde, en la casa de la directora...
Al igual que Sarah, todos estaban sorprendidos por la directora, que ordenó a los cazadores que se quedasen en su casa para cenar. Extrañados por aquella rara e inaudita situación, todos ayudaron de alguna forma. Unos pusieron la mesa, otros prepararon los cubiertos, otros ayudaron a cocinar, etc.
Al final, como de costumbre, la directora se puso en uno de los anchos de la mesa. Justo en frente, Eric, que a su derecha tenía a Sarah, Stephen y a Derex. Y a su izquierda estaban Julia, Katherine y Samanta. Sin decir nadie nada, todos se pusieron a cenar como jabatos hasta que la directora por fin habló.
– Bueno chicos, os he reunido aquí para hablar. Cómo ya sabéis, ya tenemos todas las reliquias, por lo que deberíamos de hacer un plan lo antes posible para poder detener a La Orden.
– ¡Deberíamos de atacar la central! – Propuso Stephen.
– ¡Claro! – Derex se entusiasmó –. Así cuando la recuperemos volveremos a tener todos los medios que disponíamos.
– ¡Buena idea! – Dijo Katherine, que se unió también a aquella idea.
– ¿No sería un poco arriesgado? – Preguntó Julia.
– Recuperaríamos a nuestra gente... – Comentó Sarah –. ¿Qué opinas Eric?
– Me parece una nefasta idea – todos se quedaron sorprendidos –. Yo no recuperaría tan pronto la central. Yo atacaría directamente en Alemania, a la primera casa de La Orden, lugar dónde todo esto empezó y se propagó hasta la actualidad. Entraríamos y derrotaríamos a todo ser quien se interponga en nuestro camino. Una vez esto, destruiríamos la zona con explosivos. ¿Qué conseguiríamos con esto? Pues que Alemania quedaría libre de La Orden. Y no solo eso, a lo mejor conseguimos que se una gente a nosotros y que hagan una pequeña revolución – pausó –. Os parecerá una locura, pero todo tiene su motivo. Mientras nosotros estamos atacando en Alemania, la directora ira sola a la central.
– ¿Estás loco? – Gritó ella por sorpresa.
– Déjame hablar – advirtió Eric –. El motivo del cual irías sola a la central, es que en el momento en el que ataquemos su primera casa, lo más probable es que todos salgan de allí y se dirigirían a Alemania. Y eso no queremos que pase, por eso entraras en la central. Fingirás que has desertado y hablaras con los principales responsables para contarles cómo va la búsqueda de las reliquias.
– ¿Quieres que los entretenga? – La directora pilló el plan de Eric.
– Así es – afirmó Eric –. Mientras tus estes allí, La Orden solo estará interesada en ti. Así que en el momento en que hayamos destruido su primera casa, tú te irás y será cuando ellos se enteraran de lo ocurrido. Así que se irán de la central con todo su batallón.
– ¿Y qué ganamos nosotros? – Preguntó Derex.
– ¿No lo has pillado? – dijo Eric de forma sarcástica –. Cuando ellos lleguen a Alemania, nosotros nos teletransportaremos a la central y atacaremos a los pocos rezagados que queden. Recuperamos la central sin apenas daños y nos encargaremos de poner una serie de protecciones para que La Orden no pueda regresar.
– ¿Cómo se te ha ocurrido todo eso? – Preguntó su novia algo sorprendida por el gran plan que les había contado.
– No sé, se me ocurrió en el submarino... – Respondió él de forma sincera.
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Editado: 12.07.2024