3. Cazadores Legendarios. Las Reliquias del Rey Mistico

26. Un entrenamiento exprés

Poco después de recuperar la central...

La directora pidió una reunión de máxima urgencia en su despacho. Así que el equipo de Eric fue llegando a la habitación de uno en uno después de completar sus tareas para ayudar a recuperar la central. El último en llegar fue Derex, que se estaba encargando de las defensas.

– ¿Estamos protegidos? – Preguntó la directora nada más verle.

– Si – dijo él cerrando la puerta y poniéndose junto a sus compañeros –. He quitado todas las defensas suyas y he puesto las nuestras, además de comprobar todos los sitios en los que no había magia. Así que en teoría los únicos que podemos salir y entrar somos nosotros y aquellos a los que llamemos aliados.

– Gracias por tu trabajo, Derex – ofreció su gratitud la directora y a continuación se dirigió a Stephen –. ¿Están todos fuera de las celdas?

– Así es – asintió él –. Hemos sacado a todo el mundo que había encerrado en las celdas. Algunos de ellos tenían ansiedad, así que los hemos llevado a la enfermería.

– ¿Están dispuestos a luchar?

– ¡Pues claro! – Stephen subió el tono durante unos segundos –. Siguen siendo fieles a los cazadores a pesar de las cosas que hayan escuchado. Es más, la mayoría se está preparando para la batalla que se avecina. Así que sí, están dispuestos a luchar y a morir.

– Me parece perfecto – dijo ella y ahora se giró hacia Sarah –. ¿Tenemos aliados?

– Si. He contactado con diferentes grupos de vampiros, elfos, duendes, hombres lobo y antiguos cazadores que ya no están en activo. Casi todos están de nuestro lado y dispuestos a pelear en cuanto les digamos – pausó –. También estamos intentando convencer a algunos gigantes, pero la tarea no es fácil, así que intentaremos todo lo posible para qué estén de nuestro bando – informó Sarah.

– Seguid insistiendo – exigió la directora y seguidamente se movió hacía Julia –. ¿Está Samanta ya en un lugar seguro?

– La hemos metido en el lugar más impenetrable de toda la central, el bunker – contestó Julia y observó como sus compañeros la observaban con cara de preocupación y asombro –. Tranquilos, no está sola. Está acompañada de una profesora.

– Es lo mejor para ella – asintió la directora y movió sus ojos hacia el único miembro que faltaba por hablar, Eric –. ¿Y bien? ¿Has pensado en algo?

– Veréis, he estado pensándolo un buen rato y creo que lo mejor es que yo no sea el portador de las reliquias – soltó Eric.

– ¿Cómo qué no? ¡Si eres el mejor! –  Stephen no parecía entender aquella situación.

– Ahí está la cuestión, Stephen – se giró para verle –. Soy el mejor. ¿De qué me serviría tener unos poderes que a lo mejor no utilizaría? ¿Eh? ¿No sería mejor que hubiera dos luchadores fuertes? Yo por un lado y otro con las reliquias. Sería lo mejor en caso de combatir contra varias personas.

– Y lo vais a hacer – le interrumpió la directora –. En la reunión dijeron de manera indirecta que hay tres portadores de reliquias, es decir, que luchareis contra tres.

– ¿Persona por reliquia? ¿Por qué no las lleva una misma persona? – preguntó Eric algo sorprendido por aquella información.

– No lo sé. Es lo único que pude escuchar – le contó la directora.

– ¿Y quién va a ser el que lleve las reliquias, Eric? – Preguntó Katherine algo interesada.

– No lo sé. Será mejor que lo decidáis vosotros – propuso él.

– Lo haré yo – soltó de repente Sarah.

– ¿Qué qué? – Se exaltaron Eric y la directora a la vez.

– Ya soy lo suficiente mayorcita cómo para decidir lo que debo de hacer o no – contestó ella algo mosqueada por la reacción de los dos –. Así que llevaré las reliquias y punto.

– Pero hija, es muy arriesgado y no quiero...

– Y punto, mama – interrumpió Sarah a su madre.

– ¡Si no sabemos ni utilizarlas! ¿Cómo te las vas a poner? ¡Es un peligro para ti y para todo el que este a tu alrededor! – Le gritó su madre bordemente.

– ¡Mama! ¡Deja de comportarte como una cría! – Gritó ella dando dos pasos al frente –. ¡Hago lo que me da la gana! ¿Lo has entendido?

– Puede que alguien si sepa decirnos cómo se utilizan las gemas – dijo Eric interrumpiendo aquella conversación madre e hija –. Es más, a lo mejor podría entrenarte.

– ¿De quién estás hablando? – Preguntó Katherine al ver que ni Sarah ni la directora le preguntaban.

– De Ryan, por supuesto – sentenció Eric.

– ¿Y cómo nos comunicaríamos con él? – Sarah recupero el habla –. ¿Con eso que haces a la hora de concentrarte?

– Si, por supuesto – contestó el –. El único problema es ver si seré capaz de llevar dos mentes hasta él… – Dijo de forma pensativa.

– ¿Ves mama? – Sarah la replicó –. Siempre hay alguna opción. Así que con tu permiso o sin ello, yo seré la que lleve las reliquias e iré con Eric al sitio ese, ¿entendido?

La madre parecía que estaba a punto de estallar, parecía una bomba de relojería, pero al final solo asintió y se volvió hacia su asiento para no verla más.




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