3. Lesam. Un Alma Libre

Capitulo 2

Semana 1. Miércoles.

David, tras sus merecidas vacaciones, cruzó un portal que le llevaría a casa. Momento que tuvo que prepararse bien debido a que le harían muchas preguntas y debido a que Jennifer estaría a punto de dar a luz.

Pero cuando cruzó el portal, lo único que se encontró en el salón, fue silencio y que todo su alrededor estaba ordenado.

– ¿Hola? – Soltó él al notar que estaba solo en casa.

Pero no fue así, ya que su padre apareció por la cocina con un trapo entre las manos y que estaba usando para limpiarse.

– ¿David? – Guillermo se quedó en shock y dejó caer el trapo al suelo.

– Hola, papa – dijo David sin saber cómo se lo tomaría aquello.

– ¡David! – El padre se acercó a él y le dio un fuerte abrazo que duró un minuto –. ¿Qué es eso que llevas puesto? – Se alejó de él y le echó un vistazo.

Llevaba puesto una especie de camisa de color marrón que le llegaba a las rodillas y que tenía dibujado tres rayas verticales que le recorría todo el traje, además de que tenía el cuello abierto. Combinándolo con un simple vaquero que se le ajustaba mucho a las piernas.

– Es un kurta – respondió David –. Es típico de los hindúes – agregó.

– ¿Has estado en la India todo este tiempo? – Le formuló su padre.

– Sí – afirmó él –. Y lo siento por haberme ido así, pero…

– Lo comprendo – le interrumpió Guillermo –. Se acumularon demasiadas cosas… Aún así, ¿qué tal es vivir por la India?

– Un caos – respondió David sin dudarlo –. Al principio era todo caos, así que me marché a un pueblo en busca de tranquilidad… ¿Sabes qué existen los macacos mágicos? – Pausó –. Será mejor no enfurecerles – se remangó y señaló una cicatriz –. No son tan monos como aparentan…

Su padre le sonrió, pero al instante su rostro se puso serio. Lo que supo de inmediato que su padre quería saber si aquello le había servido para algo.

– Estoy bien, papa – contestó él –. Creo que me ha venido de perlas todo este tiempo para poder asimilar todo lo que ha ocurrido y asi poder ordenar un poco la cabeza.

– Pues espero que estés preparado para asimilar una cosa más – le comentó Guillermo.

– ¿El qué papa? ¿Qué ha ocurrido? – David se preocupó.

– Tu hija con Jennifer…

– ¿Hija? – A David se le paró el corazón.

– Sí, es una niña – le confirmó su padre –. Se llama Raquel.

– Raquel… – David se sorprendió al escuchar ese nombre.

– Sí, no sé porque le puso ese nombre…

– ¿Y está bien? – Quiso saber David.

– Sí, por supuesto – afirmó Guillermo –. Aunque…

– ¿Puedo verla?

– Tendrías que hablar con Emily, ella sabe la ubicación exacta – le informó.

– ¿Tú no lo sabes?

– Verás… – Su padre pausó –. Después de tenerlo decidió marcharse para ponerlo a salvo.

– ¿A salvo? – David se volvió a preocupar –. ¿A salvo de qué?

– Déjame explicártelo… – Miró a su hijo fijamente –. Tú niña con Jennifer fue intencionado – soltó.

– ¡¿Qué qué?! – Gritó David abriendo los ojos como platos.

– Fue idea de Robinson – explicó su padre –. Lo siento, yo tampoco lo sabía – le puso una mano en el hombro para consolarle.

– ¡Por qué! ¿Por qué lo hizo? – Exigió saber.

– Robinson creyó, que en Londres tú lucharías contra el alma de Ras-Talsha. Y que además, había alguna posibilidad de que murieses – pausó –. Entonces, ante tal idea, pensó que lo mejor era que tuvieses un descendiente. ¿Ya lo entiendes, no? – Pausó de nuevo –. Tendrían a tú hija con los mismos poderes que tú en caso de que hubieses muerto.

– ¿Y de qué hubiera servido tener a un bebé? – David se empezó a mosquear.

– No lo sé, quizás pensarían hacia el futuro – le comentó su padre.

– ¿Y forzaron a Jennifer a tenerlo? – David cerró los puños y a continuación cerró los ojos llenos de furia.

– Eso me temo, David. Lo mejor será que hables con ella del tema – le aconsejó su padre.

– Ese Robinson ese un cabr… – Soltó David abriendo los ojos –. Solo le interesa lo que piense él, no los demás.

– Por eso he roto mi contacto con él – comentó Guillermo –. Después de enterarme de eso… Yo dije basta…

– Al principio le veía como un buen director, pero ahora… – Masculló David volviendo a abrir las manos tras pasarle el cabreo momentáneo –. Tengo que hablar con él. Tengo que decirle unas palabras.

– Hoy no, David – negó su padre –. Tienes cosas más importantes que hacer.

– ¿Cómo salvar al mundo mágico? – Refunfuñó él –. En la India estaban a su rollo, pero me enteré de que en Europa las cosas habían cambiado, ¿no?

– Eso tendrás que hablarlo con el ministerio. Pero sí, las cosas son diferentes – pausó –. No se sabe si regresaran las escuelas… O de si volveremos a la normalidad. De hecho, el mundo mágico se ha parado casi dos meses…




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