Semana 2 en el reino.
Aquella semana fue más movida que la anterior, ya que solo se pasaba el día en reuniones tomando nuevas decisiones y nuevos caminos que tomar para el reino. De hecho, hoy, que iba a ser la elección de su esposa, seguía de reuniones por el simple hecho de mantener la cabeza ocupada, ya que no había podido hablar con Emily y eso le preocupaba un montón.
– Si la calidad de vida aumenta, la población crecerá. Y siendo sinceros, no creo que todo el mundo vaya a entrar entre estos muros, así que no tenemos otro remedio que expandirnos fuera de aquí – explicó David.
– ¿Y la seguridad que tanto promete aquí dentro? – Le preguntó el consejero –. ¿Cómo la trasladarás afuera?
– Estamos protegidos por árboles, podemos poner una serie de puestos en cada esquina del bosque. Incluso se puede levantar otro muro a las muy malas – comentó David –. Sea como fuese, van a estar igual de seguro ahí fuera que ahí dentro.
– ¿Entonces quieres un plan de edificación para ese terreno?
– Yo creo que es lo mejor para que no haya súper población aquí dentro, así que sí – sentenció David.
– Nos pondremos con ello – el consejero abandonó el despacho y entró a continuación el agricultor.
– ¿Otra vez? – Masculló David al verle.
– No estamos de acuerdo con tus planes, señor – el agricultor se quitó el sombrero.
– Habéis obtenido el doble de hectáreas para cultivar, ¿qué necesitáis ahora? – Le preguntó –. ¿Herramientas? Sí es así, os las puedo traer de fuera. Incluso animales si hace falta.
– Necesitamos a personas, señor – agregó el agricultor.
– Eso va a ser más complicado – razonó David –. Haremos una campaña para que la gente que quiera pueda unirse a vosotros – pausó –. ¿Algo más?
– Eh… No – el agricultor abandonó el despacho y entró el profesor.
– ¿Queréis dos escuelas, verdad? – Le preguntó David nada más entrar.
– Sí, y las necesitamos con urgencia. Hay mucha gente que no sabe ni escribir – le informó el hombre.
– De momento os situareis en dos almacenes al oeste del pueblo – le explicó David.
– Pero eso no es una escuela, señor – incitó el profesor.
– Lo sé, pero los obreros van a tardar en construir los dos edificios, por lo que estaréis en esos almacenes de manera temporal.
– Gracias, supongo – el profesor se marchó algo mosqueado y el que entró ahora fue Caín.
– David, se acabaron las reuniones por hoy – le comentó –. Váyase a cambiarse para la ceremonia de elección.
– ¿Ya? – David se sorprendió.
– Se decidió hacer a las 11 por si hubiera algún empate – le explicó el secretario.
– ¿Empate? Ni que fueran…
– Ya le están esperando, así que por favor, no demore más – insistió Caín.
– ¿Cuales son las cinco familias? – Soltó David.
– ¡¿En serio no te lo has mirado?! – Caín echó humo de la cabeza.
– No he tenido tiempo, Caín – le comentó David –. Pero bueno, da igual, improvisaré y ya está. De hecho, vayamos directos a la ceremonia, vamos.
– Pero señor, debería de…
– ¿No decías que no había tiempo que perder? Pues vamos… – David quería ahora que aquello se pasara en cuanto antes.
– David, David – Lucas apareció corriendo por el pasillo –. Ha ocurrido una cosa, ¿puedo hablar contigo?
– Íbamos a la ceremonia de la elección, puedes hablar con él luego – le dijo Caín.
– Es urgente, es relacionado con los rebeldes – soltó Lucas.
– Caín, solo será un minuto – le dijo David –. ¿Por qué no bajas y dices que ya voy?
– Maldita sea – Caín se marchó de allí maldiciendo cosas.
– ¿Y bien? – Miró a su compañero.
– Al despacho – Lucas agarró a su amigo y se metieron de nuevo al despacho.
– ¿Tan grave es? – Se sorprendió David.
– No es eso – Lucas bajó el tono y empezó a susurrar –. Es sobre nuestra misión…
David puso su atención en él.
– Anoche salí con Estela a tomar algo al…
– ¿Con Estela? – Le interrumpió David –. ¿Estás saliendo con alguien?
– Eso da igual, ¿no? – Refunfuñó Lucas –. A lo que iba, ayer estaba en el bar de las leyendas, cuando entre copa y copa, escuche a una mesa hablar sobre que en el bar de las Cuevas, suele ir un hombre todas las noches diciendo que sabe cuál es el origen de Ras.
– ¿¡Qué!? – Se exaltó David.
– Lo que oyes. Así que será mejor que esta noche nos acerquemos hacia allí.
– ¿Y cómo pretendes que vaya con Caín pisándome el culo? Eso y que me caso esta tarde – masculló David.
– Puedes meterte en tú habitación y teletransportarte. Recuerda que es de noche y que apenas te verán – sugirió su amigo.
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Editado: 17.07.2022