3. Lesam. Un Alma Libre

Capitulo 13

Semana 142 en el reino.

Un día más, David se despertó abrazado a Ariel, se levantó, se aseó, bajó al comedor a desayunar, y cómo cada miércoles, tenía una reunión informativa con Lucas acerca de la situación del ejército. Así que tras acabar de comer, recorrió los pasillos hasta llegar al despacho de su amigo.

– Lucas – David le saludó nada más entrar.

– Has madrugado – reconoció su amigo.

– No he dormido muy bien… – Susurró David –. ¿Y bien? ¿Cómo ha ido esta semana?

– Quince ataques… De los cuales doce los hemos parado a tiempo y tres no. Ya que como sabrás, derribaron parcialmente el muro norte. Muro que está siendo reconstruido, claro.

– ¿Por qué hay tantos ataques? – David dio la espalda a Lucas y se dirigió hacia la ventana que tenía en su despacho, dónde se podía ver cómo estaban construyendo el nuevo muro exterior que daría protección a la futura población –. ¿Qué estoy haciendo mal?

– No estás haciendo nada mal – le corrigió Lucas –. Es normal que haya ataques como en cualquier otra ciudad.

– ¿Tanta agresividad tienen algunos? – Preguntó David.

– No es tú culpa… La gente… Bueno, somos así, David – le comentó Lucas.

– Hay que tratar de alguna forma esa agresividad, quizás con psicólogos. ¿Crees qué habrá? – Preguntó David girándose hacia él.

– Supongo – dudó Lucas.

– Aunque estoy convencido de que varios ataque vendrán de Los Rebeldes… Maldita sea – masculló él.

– No hay pruebas evidentes de que se relacionen con los ataques, pero puede ser, sí…

– Nunca les derrotamos, Lucas – le recordó –. Tan solo, desaparecieron…

– ¡Chicos! – Emily entró corriendo en el despacho de Lucas–. ¡Es el día! ¡Es el día!

– ¿Quieres tranquilizarte? – Le aconsejó David –. ¿De qué estás hablando?

– Hoy es el día – insistió ella.

David y Lucas se miraron sin entender nada.

– ¡Hoy es la reunión de Los Héroes, bobos! – Soltó Emily.

– Oh, mierda – David no se había dado cuenta de que el tiempo había pasado tan rápido, en culpa por ser el rey –. ¿Lo habremos logrado?

– Todos los reinos dicen que el nuestro es el que más va a prosperar en el futuro – comentó Emily –. Así que yo digo que sí.

– No me había preparado para este día, mierda – David se puso nervioso.

– ¿Sabemos cuándo y cómo aparecerán? – Curioseó Lucas.

– Seguro que aparecerán cuando menos te lo esperes – susurró David.

– Efectivamente – uno de los encapuchados apareció tras ellos, al lado de la ventana. Lo que hizo que todos se girasen hacia él y se pusiesen en alerta.

– ¿Nos estabas escuchando? – Masculló Lucas.

– ¿Cómo sabias que hoy era el día indicado? – El encapuchado se giró hacia ella.

– Eh… – Susurró Emily.

– ¿A qué has venido? – Se adelantó David.

– Ya sabéis a lo que he venido – el encapuchado se giró hacia él de nuevo –. Muchas preguntas que haceros, muchas respuestas que daros y muchas cosas que contaros… ¿Estáis listos para ir a la reunión?

– ¿Listos? ¿Vamos todos? – Se sorprendió Lucas.

– Parece que los tres sois iguales de interesante, así que sí, iréis todos – alzó su brazo derecho, enseñando su mano con varias arrugas, lo que les hizo intuir que era alguien mayor –. Agarraos a mí, por favor.

David miró a Lucas primero y a Emily después, siendo él, el primero en agarrarse al brazo del encapuchado, siendo seguidos por sus dos compañeros. Momento en el que el encapuchado se teletransportó. Llevándolos todos a una sala grande en la que había una mesa redonda de madera que estaba ocupada por otros cinco encapuchados.

– ¿Por qué has traído a tanta gente? – Preguntó el hombre del medio.

– Los tres saben del tema, así que he pensado que era oportuno traerlos también – comentó el encapuchado mientras se separaba de ellos y se sentaba en el hueco libre que había.

– ¿Estás seguro? – Preguntó uno de los encapuchados, que resultó ser una señora.

Ninguno de ellos contestó nada y a continuación los seis se bajaron la capucha, mostrando las caras escondidas tras la ropa, rostros que eran mayores y marchitados.

– ¿Sorprendidos? – Soltó el encapuchado del centro, que parecía ser el líder.

Ninguno de los tres contestó.

– Os hemos traído aquí porque el rey ha hecho un buen trabajo en el reino y porque creemos que debéis saber todo acerca del innombrable antes de nuestra marcha. Ya que según hemos visto, estáis muy interesados en él…

– ¿Os marcháis? – Se sorprendió David.

– Nuestro trabajo ha terminado desde hace meses – comentó él –. Además de que últimamente solo estamos vigilando, así que hemos llegado a un acuerdo común entre todos nosotros para darnos un retiro... – Pausó –. Aunque… Todos nos hacemos la misma pregunta – cambió de tema –. ¿Quiénes sois? ¿De dónde habéis venido? ¿Por qué os interesa el innombrable?




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