4 Días Para San Valentín

10 de febrero

Despertar temprano para ir a clases parece ser algo que por más que lo haga todos los días, nunca me lograré acostumbrar. Quisiera quedarme dormido todo el día, y si por mí fuera, lo haría, pero no puedo.

 

 –Juan, arriba.

 

Justo esa es una de las razones por las cuales no puedo hacerlo, la escuela es algo muy importante para mis padres, pero no entienden que lo máximo que yo quiero hacer fuera de mi cama es comer, pero, en fin, la vida no es justa y debo ir a la escuela.

 

 –Te bañas y bajas a desayunar –dice mi madre luego de haberme quitado mi sabana y abriendo la ventana que está justo frente a mi cama.

 

 Abro mis ojos lentamente para ir acostumbrándome a la luz.

 

Esta es mi vida, con suerte este año me graduaré he iniciaré la universidad. Espero que al menos allí si pueda relajarme un poco más, si es que logro entrar a alguna, aunque si no lo logro no habría problema de mi parte.

 

Me siento a un lado de mi cama mirando mis pies tal y como hago todas las mañanas. Es justo donde mi cuerpo considera la idea de levantarse e iniciar el día o simplemente volver a dormir. La segunda opción siempre se escucha más tentativa.

 

Sacudo mi cabeza y procedo a levantarme, es un nuevo día.

 

 Saco mi uniforme del armario y lo lanzo a mi cama. ¿Se arrugará?, sí. ¿Me regañarán?, tal vez. ¿Me interesa?, no. En conclusión, me da igual.

 

Miro mi calendario. Miércoles, 10 de febrero. Falta muchísimo para las vacaciones. Tomo un marcador y marco una “x” en el día y prosigo a salir de mi habitación en dirección al baño.

 

Esta es mi rutina todas las mañanas. Algo monótono, pero así es la vida. No es como las películas que de un día para otro pasa algo que la vuelve interesante. O al menos eso pensaba.

 

 ¿Nunca han tenido esa sensación que algo va a pasar, pero no le prestan atención?

 

Justo esa mañana luego de estar completamente vestido sentí eso.

 

Mi cerebro me advertía de algo, pero no sabía que. Revise mi mochila, mis bolsillos. No se me estaba quedando nada.

 

Mire por toda la habitación y mi vista se detuvo en el calendario.

 

 ¿Qué se me olvidaba?

 

En ese momento no sabía, pero no faltaba mucho para que el destino me diera una bofetada.

 

 Aun mirando el calendario mi teléfono sonó. Lo saco de mi bolsillo y al desbloquearlo encuentro un mensaje.

 

 –¿Alex?

 

 Alexander era mi primo, solíamos ser apegados, pero desde hace ya meses no hablábamos.

 

 Alexander: Hola, primo, espero que estés bien y que hayas conseguido una novia. Recuerda nuestra apuesta.

 

Un balde de agua fría cayo justo sobre mí.

 

 Era eso.

 

Verán, un año antes había hecho una apuesta con mi primo y para este 14 de febrero tenía que tener una novia.

 

Y sí, adivinaron, no tengo una novia.

 

Solo tenía cuatro días a partir de este para conseguir una.

 

Por suerte, a pesar de no querer ir al colegio, soy algo inteligente.

 

–Jaqui –digo en el momento en que contesta mi llamada –necesito hablar contigo.

 

Mi primo no había especificado si debía ser real.

 

(...)

 

Jacqueline es mi mejor amiga, es mi confidente, es como mi hermana. Hemos sido amigos desde hace uno tres años. Ella me ha apoyado en muchas cosas y yo a ella. Y sé que esta no será la acepción.

 

Que ingenuo era al pensar eso.

 

–No –me dice sin dudarlo.

 

–Pero, ¿por qué?

 

Creo que en ese momento estaba tan desesperado que no pensaba bien las cosas y menos que estaba siendo egoísta al pedirle que hiciera eso por mí, esto podía afectarla a ella también.

 

 –No me quiero prestar para eso y menos si es por una apuesta.

 

–Perro eres mi mejor amiga.

 

Lo dije y lo volveré a decir, era un egoísta a pensar solo en mí.

 

–Ya te dije que no.

 

Una vez dicho eso me dejo solo.

 

Estábamos en él descaso, ella se fue con su grupo de amigas y yo simplemente que recosté en la pared y me dejé caer hasta quedar sentado en el suelo.

 

Ahora no solo debía pensar en cómo obtener novia en los próximos tres días y medio, sino también en disculparme con mi mejor amiga, aunque esta última no era tan difícil.

 

(...)

 

Y ahí estaba nuevamente yo; mirando el techo pensando una y otra vez en la estúpida apuesta que había hecho un año atrás.

 

Debía de haber una solución.

 

En ese momento, tal y como sucede en las caricaturas fue como si se encendiera un bombillo en mi cabeza.

 

Tome mi celular el cual estaba tirado en la cama junto a mí e ingrese al navegador.

 

¿Tips para conseguir una novia?

 

Si no podía conseguir una falsa, conseguiría una real. Sí, sé que en las películas conseguir novia por una apuesta no sale bien, pero en la mayoría se terminan reconciliando y quedan juntos, quien sabe, tal vez y me pase algo parecido y termine ganando no solo la apuesta.

 

Esos son los momentos que nunca les contaré a mis hijos, cuando los tenga.




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