4 Días Para San Valentín

14 de febrero por la tarde

Jacqueline y yo ya íbamos en el taxi, estamos a solo minutos de iniciar todo este teatro y yo me encontraba super nervioso. No sabía el porqué de esa sensación, solo era decir lo que habíamos practicado un día antes y todo saldría bien.

Siento la mano de Jacqueline sobre la mía causando que salga de mis pensamientos y me gire a verla.

–Todo saldrá bien –dice brindándome una sonrisa para tranquilizarme.

Le devuelvo el gesto y respiro hondo. Ella tenía razón, debía tranquilizarme.

Ambos bajamos del taxi y quedamos frente a las escaleras que daban a la entrada del centro comercial.

Miro la entrada y seguido de eso doy una larga respiración, no había vuelta atrás, si algo salía mal pasaría la vergüenza más grande de mi vida y no volvería a salir de mi casa nunca más por el resto de mi vida.

De un momento a otro me detuve causando la confusión en Jaqui.

–¿Estás bien?

¿Cómo se me pudo olvidar ese detalle?

–¿Juan?

Sentí mis mejillas calentarse un poco.

–¿Qué pasa si nos pide que nos besemos?

Ella pareció quedarse congelada en ese mismo instante, ninguno de los dos había pensado en eso.

–¿Crees que nos pida eso?

–Es posible.

Esto era un desastre, ¿Cómo se nos pudo haber pasado eso?

–Veo que llegaron antes –ambos nos sobresaltamos al escuchar esa voz atrás de nosotros.

El mundo parece odiarme.

–Hola, Alexander –lo saludé con un apretón de manos –ella es Jacqueline, mi novia.

Fue totalmente raro decir esa palabra después del nombre de mi mejor amiga.

–Un gusto –dice él extendiéndole la mano acto que ella correspondió.

Al parecer se creyó la presentación, esperemos que todo siga así.

Estaba algo positivo en ese momento, bueno no mucho, pero siempre era algo.

–Él es Víctor –dice presentado al chico junto a él –Víctor él es mi primo Juan.

–Un gusto conocerte Juan –dice brindándome una sonrisa de labios sellados.

Ok, ese fue un saludo bastante formal para mí.

Luego de eso los cuatro entramos al centro comercial y caminamos por este hasta llegar a nuestro restaurante favorito de la infancia.

Conversamos un rato, todo parecía tranquilo entre los cuatro.

Víctor parecía un buen chico y siendo honesto era asombroso que él y Alex estuvieran juntos, ya que tenían algunas diferencias algo marcadas o al menos eso es lo que note en algunos puntos de la conversación, pero bueno tal y como se dice, los opuestos se atraen.

No voy a negar que en algunos putos de la conversación me sentí algo incómodo, ya que sí, no se ve mal, pero aun así no me acostumbro a ver a dos chicos así de juntos. Pero eso daba igual en ese momento, ya que no era y no soy nadie para juzgarlos, es su vida y ellos deciden.

Se notaba que había buena química entre ambos y solo con eso sentía algo de nervios, ¿qué tal si se ve muy actuado y se da cuanta?

–Y Jacqueline ¿Cuándo iniciaste a sentir cosas por este chico de aquí? –Dice Alex mientras me daba leves palmadas en mi hombro.

Jacqueline me mira un instante, no habíamos estipulado una fecha de cuando se supone que iniciamos a sentir cosas el uno por el otro, solo de cuando se supone nos volvimos novios.

–Hace ya un tiempo –responde mi amiga o, mejor dicho, novia.

–Pero cuanto tiempo exactamente.

Ella me vuelve a mirar.

Estamos perdidos.

–Desde hace dos años –dice causando que el alma vuelva a mi cuerpo.

–¿Y tu primo?

Los tres pares de ojos voltearon a verme, tragué saliva y procedí a hablar.

–Hace unos tres meses –digo rápidamente.

–¿Tres meses? –pregunta Víctor.

–Si –digo, pero mi tono de voz salió algo dudoso.

–¿Pero no son novios desde octubre?

Todo iba demasiado bien.

–Así es, lo que pasa es que él suele confundirse con las fechas y el tiempo –habla Jacqueline para tratar de arreglar mi desastre.

Ambos chicos asienten poco convencidos y una sonrisa algo burlona se escapa de la boca de mi primo. Esto no había servido de nada, lo habían descubierto.

–Debo atender una llamada –dije y sin esperar respuesta me levanté.

Salí del local he inicié a caminar por el pasillo.

Habían sido cuatro días desperdiciados, nada de todo esto había valido a pena porque yo mismo lo había arruinado.

Esa mañana había amanecido nervioso, pero al mismo con la esperanza de que todo saldría bien, pero ya ven que no salió como pensé que sería. La noche anterior había pasado pensando todas las posibles conversaciones y ven que ni aun así logre salir bien, me confundí y dañe todo, soy un desastre.

–Hola –al escuchar su voz sentí una sensación extraña en mi estómago.

–Lo siento, tú me querías ayudar y aun así dañé todo, te hice perder el tiempo.

–Para nada Juan, eso ya no importa, lo importante ahora es si tú estás bien.

–No lo sé.

–¿Qué te parece si salimos y nos olvidamos de todo esto?

–Pero ¿y Víctor y Alex?

–Me dijeron que estaba todo bien, ya me despedí de ellos por ti.

–¿Y la apuesta?

–Dicen que cumpliste.

–Pero ¿cómo?

–No lo sé, solo me dijo eso.

–Pero ¿Qué tal si es todo para obligarme a…?

–Juan, ¿recuerdas que debías hacer algo a cambio de que yo te ayudara con todo esto? –me pregunta interrumpiéndome.

Al escucharla solamente asentí.

–Lo que quiero es pasar la tarde con mi mejor amigo.

–¿Segura?

Ella solo asiente.

Una sonrisa se formó en mi rostro.

Y así fue, pasamos toda la tarde de un lado a otro caminando, hablando, comiendo y tomándonos muchas fotos. El día no fue tan malo después de todo.

Creo que después de todo lo que pasé en estos últimos cuatro, casi cinco días, aprendí algunas cosas, no debo dejarme llevar por las críticas de los demás ni tampoco criticarme yo mismo, sino que debo aceptarme a mi mismo, tal y como soy.




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