5. El Tiempo Para Ti

2.Fueron tus palabras.

En ese tiempo que Mia no estaba asistiendo a ningún lugar, la abuela de Dan, a quien todos de cariño le decían Bunu, se queda con ella sin moverse, dándole aquellas palabras de apoyo o posiblemente aquello que necesita, sin moverse de su lado y solo estando allí con ella en momentos sin decir absolutamente nada.

El día que ya John descubrió a Mia allí, la abuela de Dan, la señora Lilia, inició un proceso junto con ella desde el primer día que fue a acompañarla luego de que John la descubriera allí sentada.

Mia: Sabía que en algún momento esa suerte tuya no sería tan exacta... Pero no tanto como para no verte más. (Decía ella mirando a la placa).

Lilia: Buenos días, mi niña, te traje algo, vamos a comer.

Mia: Hola, ¿qué haces aquí? ¿Cómo sabías dónde estoy?

Lilia: Bueno, ¿la verdad? Tienes compañeros que se preocupan mucho por ti.

Mia: Supongo que sí, pero no tengo apetito, gracias.

Lilia: Inténtalo, vamos a dejarlo aquí abierto y me voy a sentar contigo, ¿puedo?

—Mia (viendo que posiblemente le cueste a ella sentarse y levantarse): Vamos a la zona de los bancos de acá junto, donde aún puedo ver la placa y allí estamos mejor.

Lilia: Mucho mejor, mi niña.

Mia: Claro, ahora sí, estamos mejor.

Lilia: Tú dime... ¿Lo estás? ¿Quieres comer?

Mia: No tengo apetito aún.

Lilia: Sé bien que ayer no comiste nada, me contaron lo que pasó y no estoy aquí para

Decirte que no llores, que no sufras; al contrario, si lo haces, estás en todo tu derecho y todo tu sentir, pero no permitas que eso nuble quién eres y a dónde ibas.

Mia (con ojos vidriosos y voz cortada): ¿Qué quieres decirme?

Lilia: Yo tenía 43 años cuando perdí al abuelo de Dan, el mejor esposo de la vida, alguien

Que siempre estaba allí para mí, alguien que siempre amé y respeté, y saber que las últimas palabras que le dije fueron: "No te tardes, trae las manzanas para tu pastel", es lo más triste que pude sentir. En ese momento estaba ocupada cocinando otras cosas; eran días posteriores al cumpleaños del papá de Dan, que tenía 24 para ese entonces, cuando empezó a llover, y él me llamó desde el mercado diciendo que esperara un poco, y en ese momento le dije, por seguir ocupada: "Vale, no te aceleres, aún no empiezo tu tarta", y colgando la llamada, no fue sino hasta unas horas después que las luces rojas y azules fuera de

La casa congeló mi vida y mi corazón en ese momento, un par de oficiales diciendo que

Mi esposo perdió el control del auto; este patinó y se dio contra un árbol. Del auto no quedó nada y de él menos... Quizás en ese momento me sentí mal y culpé mucho a los oficiales... No terminé de cocinar nada ese día y nunca jamás volví a hacer pasteles en mi vida.

Mia: Oh... Lamento mucho eso; yo, por otro lado, sí creo que fue diferente lo último que le dije; creo que fue "feliz viaje, pórtate bien". Entonces, ¿el papá de Dan es más joven que mi papá?

Lilia: Lo era y se quedará así siempre; al año de perder a mi esposo, el padre de Dan tuvo un

Horrible problema de depresión, pues a los pocos meses del fallecimiento de su padre, pues, se enteró de la existencia de Dan, y este se despidió del mundo allá donde él vivía. En menos de 2 años perdí a mi esposo y a mi hijo; a los meses luego de yo saber que Dan había nacido, una chica llega a mi puerta, y esta me entrega a Dan. "No puedo hacer esto sola" fueron sus exactas palabras. Y se fue llorando. Te imaginas a mí a mis 45, criando un bebé que se parecía mucho a mi esposo y tenía la calma de mi hijo; eso me hizo sonreír por un momento y me dediqué a él. A medida que iba creciendo, pensé que iba a ser destruida en su adolescencia, ya sabes, una etapa cruel de los jóvenes. Y resultó ser el chico más tierno del mundo, muy atento a mí...

Mia: Lo lamento mucho, ¿es por eso que estás aquí? ¿No? ¿Por él?

Lilia: No, estoy aquí por tu amigo, el chef, John.

Mia (quien sin apetito se había comido ya 2 pasteles de frutas de 6 y la señora Lilia llevaba

uno): Oh, John, no pensé en él o que fuese así siquiera.

Lilia: Él se sintió muy mal por haber ido y destruir todo; de hecho, te buscó por todos lados.

(Contándole) Y allí el motivo de estar yo acá.

Mia: ¿Le pidió que viniera? Qué mal.

Lilia: No, error, yo me ofrecí apenas supe que estabas pasando por esto.

Mia: ¿Y por qué?

Lilia: ¿Te acuerdas cuando Dan me llevó la primera vez a comer, que él se sentía mal y ustedes nos aceptaron de una forma espléndida? Ese día me dijiste: "No te preocupes, por muy difícil que sea todo en la vida, cuentas conmigo, así sea para tomarnos algo, comer algo y hablar del día; siento que tienes muchas cosas por contar, tu historia es importante y tu vida también, para que la prives de tu sonrisa". Hoy estoy yo acá para ver si puedo traer de regreso a esa sonrisa que tienes tú. Aquí estamos comiendo algo, compartiendo mi historia, tal como lo prometiste; no estás sola, hija, tienes gente que te ama.




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