72 Horas

Último día

Erán apenas las 17:35 pm, a solo dos horas para que finalizáramos. Era increíble como habían pasado ya cuantro años, sin embargo; casi nada había cambiado, excepto la maestra de psicología que despúes de sus vacaciones en Cancún había venido con un ligero cambio. No era que le quedaba del todo mal, pero el color cenizo en su cabello no le favorecía realmente, tendría unos cincuenta por mucho, pero con ese look cualquiera se confundiría.

– Amelia... psss, ¿escuchaste lo que te dije? – comentó.

– Disculpa Sofia, estaba pensado.

– Seguramente en  el cabello de la maestra ya viste, le queda horrendo – dijo casi a carcajadas.

– No seas tan mala, solo que no se acopla a su imagen. 

– ¡Por favor Amelia! hasta mi abuelita tiene mejores peinados.

Reí ante su comentario, pero así era Sofia una extrovertida persona y buena amiga. La conocí cuando ingreso al segundo semestre de la carrera, ya que por cuestiones de cambio de ciudad le tocaba tomar algunas materias.

–  Ahora, comentame lo que me ibas a decir Sofia – pregunté.

– La verdad, aún no he escogido mi tema de investigación y no se que hacer – comento asustada.

– ¡Oh... rayos Sofía! lo había olvidado por completo, con esto de la Universidad y el trabajo muchas cosas ya dejo de hacer.

– ¡Amelia! ya es hora que dejes ese trabajo, la verdad ni lo necesitas y te resta tiempo.

– ¡No...! pero es una manera de matar el tiempo, ¿no lo crees?.

– ¡Claro que no!, tu necesitas salir después de los exámenes, solo nos queda esa investigación y no nos veremos mas. Aparte hoy salimos ya organize todo con Felipe.

– ¿Felipe? – pregunté intrigada.

– Si Amelia, te hable de él mujer. ¿Acaso no lo recuerdas? – rodo los ojos.

– Tengo cosas más importantes como para acordarme de un nombre Sofía.

– ¡Perdón amiga...! por molestarte con mi amistad – comento con cara de pena.

– ¿Por qué me haces esto?¿ a que hora ? – pregunte resignada.

– Tipo diez amiga, aparte ya lo pense y creo que mi tema de investigación será  mi vecino el guapo seductor.

Mientras reía a Sofía la llamaron, de inmediato su ojos se abrieron de par y una gran sonrisa apareció.

– No me digas el guapo seductor ¿cierto?.

– A las diez paso por ti Amelia – se despidió casi a brincos.

Me recargue en la silla para pensar en que tema elegiría, ya que también lo presentaría como tema de investigación para mi tesis. Mi reloj ya marcaba las siete, tendría una hora para ir casa a cambiarme y dirigirme al trabajo.

Al entrar a casa, no había llegado nadie; mamá de visitar a mis abuelos y papá del trabajo, mi hermana que fines de semana pasaba con nosotros, tampoco. Subí a mi cuarto a ducharme, una vez lista baje alimentar a los perros, deje todo en su sitio hasta los platos que yacian en el comedor. Ya era hora de dirigime al trabajo, siempre llegaba más de lo puntual, aunque hoy presentaría mi renuncia este día no iba a ser la exepción.

– Tia... escuche decir a mi sobrina, mientras venía hacia mi.

– ¡Hola! mi flor – saludé cariñosamente.

Luz apenas tenía cinco años y se había convertido prácticamente en mi vida, ya era cerca del año desde que mi hermana, su esposo y mi sobrina se habían mudado; no tenía el tiempo de verlas con regularidad, excepto  los fines de semana que venían a visitar.

– ¡Hola Amelia! – saludó mi hermana con un gran abrazo.

– Te estabas tardando, por poco y no me encuentran chicas – comenté alegre.

– ¡Lo se! solo que a Hugo le dió por quedarse más tiempo viendo el futbol y ya sabes como se pone cuando lo interrunpen.

 Reí ante su comentario,  a  mi hermana podrían sacarle mil canas verdes. Pero ese hombre era su vida.

– ¿ Tía ya te vas?– pregunto mi sobrina un poco triste.

– Sí, mi Flor hoy será el último día y pasaremos mas tiempo junta – comenté alentandola.

– ¿ En serio?– pregunto alegre.  – Así es, la tía dejará de trabajar  para jugar contigo.

– Si ves mamá, deberías aprender a la tía ella si juega conmigo – entro haciendo muecas a la mamá.

Reí al ver sus expresiones, como dos gotas de agua me dije. Recordé el tiempo en el que, me molestaba por la misma razón; ya que pasaba mas tiempo con sus amigas

– La verdad ya no se que hacer Amelia, esta creciendo muy rápido y solo a ti te hace caso. 

– Aún falta mucho hermana – dije con voz gentil. Solo disfruta ahora que la tienes, más grandre ya cambian recuerda que nosotras misma pasamos por eso y papá y mamá vivían llamando nuestra atención.



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Editado: 20.02.2018

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