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Capítulo 20

Daya

Dos meses.

Dos malditos meses en los cuales estuve inconsciente.

«Joder»

Cerré los ojos por unos segundos y traté de calmar mis nervios antes de que me desmaye de nuevo. Inhalo y exhalo profundamente mientras inteno relajarme un poco para luego olvidar todo este rollo y concentrarme en el presente. Ya desperté, estoy bien, ahora tengo que salir de aquí. Tomo el baso con agua que se encuentra sobre una pequeña mesa a mi derecha y bebo unos cuantos sorbos. 

Muy refrescante.

— Veo que ya te sientes mejor—escucho que me dice y no sé en qué momento hizo su aparición en la habitación.

Solo asiento sin decir una palabra. 

Thomas camina unos cuantos pasos hacia el sofá que está en frente de mí y toma asiento sin perder cada uno de mis movimientos. Hago caso omiso a su presencia y tomo el control remoto para después encender la televisión y buscar algo bueno de canal en canal. 

«Doble joder»  

Lo dejo en el canal FOX y empiezo a entretenerme un poco con ¨Mad Max¨, una de mis películas favoritas. Me olvido de que el hermano de Ava está presente en la habitación y me acomodo bien en la camilla para seguir disfrutando de la emisión. Sin embargo, todo se va al agua cuando el rubio decide entablar una conversación que, obviamente, no voy a seguir. 

— ¿El doctor Resse ya te dio el alta?—pregunta y puedo sentir la incomodidad en su tono de voz.

Niego con la cabeza sin dejar de mirar la pantalla. Escucho un suspiro de frustración de su parte y no puedo evitar querer reírme por eso. Se lo merece.

Cinco minuos después ya me estoy muriendo de sueño. Decido dejar la televisión encendida, ya que me estresa un poco el silencio y me acomodo en posición fetal para echarme una buena siesta, pero el dolor que tengo en el vientre es tan agudo que me hace soltar un pequeño gemido. 

— No hagas tanta fuerza, Daya— Thomas se pone de pie y camina hacia mí para ayudar a ponerme cómoda.

Acomoda la almohada debajo de mi cabeza y extiende un poco las sábanas para cubrir mi cuerpo.

— Gracias— es lo único que sale de mi boca y él asiente ante mi agradecimiento.

Sin embargo, eso no quiere decir que pueda seguir hablándome como si nada. Está muy equivocado si piensa eso. 

***

— No puedo creerlo— digo sorprendida por la noticia que Malorie acaba de darme.— ¿hablas en serio?

Ella asiente muy segura de lo que dice.

— Como lo escuchas...

Me quedo callada unos segundos procesando en mi mente lo que acaba de decirme y no puedo evitar sentir tanta gracia.

— Y eso no es todo—continúa Freddy— la muy descarada anda diciendo por ahí que esa fue la razón por la que te fuiste de la escuela.

Y es ahí cuando suelto tremenda carcajada. 

Ellos me siguen y ebseguida hago una mueca al sentir una punzada, de nuevo. Hago caso omiso.

La preocupación por toda la situción en la que me encuentro se desvanece al instante. Y es que, todo el protagonismo que Lauren y Mason se estan llevando durante el tiempo de mi ausencia, es demasiado.

¿Dejar la escuela porque ellos están saliendo? Ni de chiste. No voy a dejar mis estudios sólo por un amorío descontrolado. Hay muchos chicos en todo el mundo y no tengo la mente más estúpida como para dejar de seguir con mi vida solo por uno.

— Esa es la peor excusa que he escuchado en mi vida.

Evito soltar otra carcajada más fuerte o de lo contrario voy a tener que soportar el horrible dolor en mi vientre. Y es que todo este asunto me ha tomado por sorpresa tanto que los acontecimientos pasados han quedado atrás por unos minutos.

«No puedo esperar para regresar a la escuela»

Media hora después los chicos se van y prometen regresar el día de mañana a la hora que pueden. Les agradezco el haber venido a demostrarme su apoyo y no puedo estar más tranquila ahora. Luego de eso, Olie hace su ingreso a la habitación junto con el doctor para dar las últimas indicaciones antes de si deciden o no darme de alta.

Mientras el doctor habla lentamente para poder captar todo, no puedo dejar de pensar cómo es que de lo que estábamos bien, pasamos a esto. Tal vez si nuestros padres hubieran estado con nosotros todo habría sido diferente. Mamá siempre estaría ahí a mi lado brindándome su amor que tanto me hace falta y papá estaría con mi hermano dándole buenos consejos de vida. "La experiencia habla", lo escuchábamos decir cada vez que teníamos dificultades y le pedíamos algunos consejos. Eso es algo que extraño de él.

Al acabar con la lista de cosas que no puedo comer todavía y que sí puedo, Olie recibe la receta de medicinas que tengo que comprar para mantenerme con un buen estado de Salud y así mejorar antes de lo previsto. El doctor Resse se va no sin antes de decirme que ya puedo dejar de preocuparme por mis estado y que cuide al máximo, para luego irse.

Mi hermano y yo nos quedamos solos.

— Dicen que aún no pueden darte de alta—habla mi hermano a la vez que toma asiento en el espacio que le hice a mi lado.— recién acabas de despertar y quieren hacerte algunos exámenes más. De seguro será en tres días.




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