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Capítulo 7

Thomas

Ya han pasado treinta minutos desde la hora que acordamos y hasta ahora no aparece. El camarero ha venido más de dos veces y he tenido que rechazar su oferta de pedidos debido a que ¨estoy esperando a alguien¨.

Miro hacia la calle por si logro ver algún rastro de su coche, sin embargo, lo único que logro ver es un maldito tráfico que cubre la carretera.

<<De seguro demora por eso>>

Miro en mi reloj de mano la hora y me llevo una gran sorpresa al darme cuenta de que ya se está haciendo tarde. Le he prometido a mi hermana que iba a ver una película con ella antes de irse a la cama, sin embargo, a estas alturas vamos a terminar viéndola mañana.

— ¿En dónde estás, Isabella?

El sonido de mi celular indicándome que hay una llamada entrante me saca de mis pensamientos inmediatamente. Miro la pantalla esperando que sea ella, pero termino soltando un suspiro al darme cuenta de que se trata de mi amigo de la infancia.

 ¿Qué paso, hermano?    

— Hola, Tommy. ¿estás ocupado?  

 <<Parece que no>> 

— Nada que ver...

 Vale, porque necesito que me hagas un favor.  

— Te escucho.  

— ¿Crees que puedas ir a echarle un ojo a Daya? Está sola en casa y quiero estar seguro de que se encuentra bien...

Entonces, aquella sensación extraña aparece al escuchar su nombre.

— De acuerdo, voy enseguida... 

— Gracias, Tom...Hablamos luego.  

 Vale... 

Y colgó.

Ya resignado, me pongo de pie para luego caminar hacia la salida. No sin antes de dejar un billete de cinco dólares en la mesa como propina para el pobre camarero que ha estado esperando tomar mi orden desde que llegué. Salgo del restaurante y me dirijo hacia el estacionamiento donde he dejado mi auto. Allegar a él, subo y me coloco el cinturón de seguridad.

Salgo del aparcamiento.

Mientras comienzo a manejar por la autopista, mi mente se traslada al pasado recordando cada hora, minuto y segundo que compartimos. Siempre he sido yo el que ha tratado de hacer lo mejor posible para mantener estable nuestra relación. El que valoraba y aprovechaba los únicos momentos que tuvimos al saber que íbamos a estar separados por mucho tiempo. El que siempre perdonaba o pedía perdón por cada estupidez.

Yo había hecho de todo. Sin embargo, ella no supo reconocer mi esfuerzo. 

Todo empeoró desde el día en que Ava y yo nos venimos a vivir con la abuela. 

En aquel tiempo, podría decirse que estábamos comenzando a ponernos serios, tanto que hasta pensamos mudarnos juntos a un departamento cerca de la escuela en donde ella enseñaba. Ya habíamos acordado con el dueño e incluso habíamos firmado algunos papeles, sin embargo, tuvo que irse cuesta abajo.

La escuela de artes escénicas en donde trabajaba como asesor, me trasladó a una de sus cedes aquí en Los Ángeles. Me dijeron que iban a aumentarme el sueldo debido a mi esfuerzo y gran avance que había tenido desde que inicié. Obviamente, no iba a rechazar semejante oferta, más aún si tenía que participar en un pequeño cortometraje dirigido por Gerard Butler.

Lamentablemente, ella no lo entendía.

Cuando le dije aquella noticia me dejó de hablar por dos semanas completas. No contestaba mis llamadas, no leía mis mensajes, me había bloqueado por todos los medios y para terminar, se había desaparecido de mi campo por completo. No hubo rastro de ella y eso comenzaba a frustrarme.

Un día antes del viaje, me había convencido de que ya no quería saber nada de mí y que de seguro todo había terminado, pero para eso, todo el tiempo en que estuvimos separados, me dí cuenta de algo más.

Ya no la amaba.

Aquellos sentimientos que tenía hacia ella habían desaparecido y si aún siguen ahí, pues entonces se van desvaneciendo. Ya no dolía. Cada palabra cortante ya no tenía ningún efecto en mí, ni siquiera me sentía solo al no estar a su lado. Más bien todo lo contrario, la tranquilidad había vuelto a mí después de mucho tiempo.

Al pasar los días, todo iba como siempre. Mi hermana y yo ya nos encontrábamos con la abuela en Florida. Había conocido a varios amigos que vivían en Los Ángeles y me estaban ayudando a encontrar algún lugar dónde vivir por allá, ya que queda más cerca al trabajo. Dos meses después me encontraba viviendo con Bayle, un compañero que conocí en la escuela y quien me brindó un espacio en su departamento hasta que tenga la oportunidad de conseguir uno.

Ya la había superado.

Sin embargo, todo continuó al año siguiente con un mensaje a mi celular indicándome que Isabella estaba aquí. Me había pedido de favor que pase a verla al aeropuerto debido a que aún no conocía a nadie. Y yo como niño obediente, fue por ella. 

<<Grave error>>

En el transcurso del camino, venía odiándome a mí mismo por haberle echo caso. Más aún cuando ella se la daba por actuar como si no hubiese pasado nada. Como si, en realidad, nos hubiésemos puesto de acuerdo con nuestra separación durante mucho tiempo. Pero, entonces la vi y la confusión creció dentro de mí al instante.




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