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Capítulo 8

Daya

Tres de la mañana y en estos momentos acabo de despertar por una maldita pesadilla. Mi frente suda a la vez que mi cuerpo tiembla del susto.

Ya sentada en mi cama con las sábanas cubriéndome hasta la cintura, froto mis brazos con suavidad tratando de calmar mis nervios. Llevo una de mis manos a mi cabeza cerrando los ojos.

<<Necesito refrescar mi mente>>

Opto por levantarme para ir por un poco de leche a la cocina. Salgo de la cama con dificultad ya que aún sigo adormilada y me pongo mis pantuflas.

Después, camino hacia la puerta para salir de mi habitación. Sin embargo, al tomar la perilla, escucho pasos que de seguro provienen de la sala.

Me detengo.

Levanto una ceja y me quedo sin hacer ruido. Pego mi oído a la puerta para escuchar mejor.

Sí, definitivamente son pasos.

Alzo los hombros y vuelvo a tomar la perilla. Salgo al pasillo y camino por él hasta llegar a la cocina. De inmediato me llevo una gran sorpresa.

Todas las luces estaban apagadas y las ventanas cerradas evitando que ingrese la luz de la calle.

— ¿Olie?—pregunto mirando a todos lados en busca de mi hermano.

No hay respuesta.

— ¿Olss?—vuelvo a preguntar.

Sin embargo, tengo que aceptar que a estas alturas él de seguro está en el turno amanecida de su trabajo. En conclusión, estoy completamente sola en el departamento.

O eso era lo que yo quería pensar.

Dejo de lado lo que de seguro es mi alucinación por el sueño y entro a la cocina. Camino hasta la nevera y la abro buscando lo que necesito, pero la mala suerte está de mi lado ya que la botella de leche está vacía. Suelto un suspiro y lo único que me queda es tomar un poco de agua.

Ya justo por tomar una de las botellas que mi hermano compró en el super mercado, aquellos pasos vuelven a escucharse.

Enseguida levanto la mirada en alerta.

Trago duro.

Me quedo estática en mi lugar mientras los pasos avanzan si prisa y de manera escalofriante. Lo peor de todo es que cada vez se acercaban más.

<<Santa madre>>

Dejo la botella de agua a un lado tratando de no hacer ruido para después ir por dónde proviene aquello. Sin embargo, cuando estoy a punto de llegar a la sala, los pasos se detienen. Con el ceño fruncido, avanzo sin importar nada y con más prisa.

Todo sigue igual que antes.

Miro a la derecha luego a la izquierda y no logro encontrar nada sospechoso. Aunque, una parte de mí desee verlo, la otra solo quiere ir a la cama y retomar el sueño en los brazos de Morfeo.

Pero eso no va a ocurrir.

Necesito saber si esos pasos han sido parte de mi imaginación o si, en realidad, algo extraño está pasando.

<<O seguro me estoy volviendo loca>>

Dejo de lado todos esos pensamientos y me concentro en observar cada parte del departamento. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo haciendo que me abrace a mí misma, la piel se me pone de gallina y siento como el viento levanta mi cabello.

Esperen...¿Viento?

De inmediato mi mirada se dirige hacia las ventanas para después arrepentirme de haberlo hecho.

Están cerradas.

Abro los ojos tanto como puedo y es cuando decido ir a mi habitación, cerrar la puerta con llave, esconderme bajo las sábanas y esperar a que mi alarma suene para ir a la escuela.

Buena manera de escapar de lo que sea que esté acompañándome en este momento.


***

— ¿Estás segura?—pregunta dubitativa.

La miro con el ceño fruncido y cruzo los brazos.

— Demasiado segura—respondo.

Malorie se queda mirando el suelo.

Nos encontrábamos en los camerinos del gimnasio cambiándonos de ropa para luego ir a la pista de atletismo.
Nos tocaba correr los cien metros planos para poder tener una nota adicional antes de los exámenes.

Al terminar, nos fuimos directo a la pista.

Todos nuestros compañeros ya se encontraban en grupo formando un círculo con el profesor en el centro.

— De seguro y fue uno de tus sueños pesados.

Pongo los ojos en blanco ante su comentario.

Yo sé lo que vi y sentí, nada de lo que pasó a noche es irreal.

— Como sea— contesto un tanto irritada.

Nos situamos al lado de uno de nuestros compañeros y comenzamos a escuchar atentamente lo que nos indicaba el profesor. Sin embargo, a los pocos minutos, yo ya estaba en otro mundo con mis propios pensamientos.

Primero mi mente comenzó a recordar lo que pasó el día en que nos mudamos definitivamente, en la manera en que me sentí al observar cada parte del departamento. El gato muerto que Thomas encontró en la cocina, fue el primer acontecimiento y desde entonces todo se ha estado tornando raro.

Tampoco puedo olvidar lo que pasó hace unas noches, el agua de la ducha cayendo de la nada y el plato roto en miles de pedazos que encontré en el suelo de la cocina. Miles y miles de interrogantes vienen a mi mente mientras que yo trato de encontrar una respuesta. Sin embargo, soy consciente de que pueden haber varias hipótesis.
Aunque por ahora, habiendo vivido todo lo acontecido, no tengo nada más que decirme que algo raro está pasando ahí dentro. Algo muy raro.




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