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Capítulo 11

 

Así es damas y caballeros!!! Como lo ven en multimedia, el nuevo personaje lo interpreta Noah Centineo!! 😏😏

He aquí los datos de Andrew:

Nombre: Andrew Cameron

Edad: 22

Estatura: 1.85m

Espero y lo disfruten tanto como yo!!!

Ahora sí...Disfruten del capítulo!!! 💟

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Daya

He tenido muchos deseos desde que tuve memoria, y en varios de ellos, aparecía yo en un gran escenario haciendo lo que me gusta hacer. Cantar.

Sin embargo, todo fue desapareciendo desde el día del accidente en donde mis padres fallecieron. Olie y yo quedamos solos y el resto de la familia desapareció de nuestras vidas. Se olvidaron de nosotros por completo e hicieron como si no existiéramos. Lo que, obviamente, nos causaba mucha tristeza.

Pero bueno, volviendo a los deseos. En este momento me encontraba sentada frente a mi escritorio resolviendo algunos ejercicios de matemática, deseando a montones  que los chicos lleguen de una vez para no sentirme insegura. A pesar de que Thomas se encontraba en mi habitación echado boca arriba en mi cama.

— Debe querer algo—espeta de repente y volteo a mirarlo con el ceño fruncido.

Lo veo con su móvil en la mano a la vez que mueve los dedos rápidamente escribiendo algo.

— ¿Cómo dices?

Se pone cómodo sentándose en el filo, y después de terminar de escribir, deja lo que sea que esté haciendo para centrarse en mi pregunta.

— Esa cosa, Daya—responde finalmente— debe tener un propósito para aparecer de la nada y mandarte a volar por los aires.

Trago duro después de escuchar lo que acaba de decir. Agacho la mirada y me pongo a pensar en su suposición, que de seguro debe tener algo de acierto.

A todo esto, la pregunta sería ¿Cómo es que eso llegó a este lugar?

Ni idea, pero lo que si sabía era que la curiosidad me estaba matando al igual que el miedo. Eso sin duda.

— No lo sé, todo resulta tan...extraño.


***

Estas delirando—espeta con firmeza y las ganas de gritar me invaden.

Pongo los ojos en blanco a la vez que cruzo los brazos y comienzo a caminar de un lado a otro. Niego con la cabeza varias veces tratando de calmarme para evitar soltar un grito.

No puedo creer que haya dicho eso.

— No—mi voz suena dura— sé lo que he visto y vivido. Así que no estoy delirando.

Ella suelta un bufido a la vez que cierra su casillero.

— Pues, contando que no haz dormido durante dos semanas enteras y la mudanza te ha cobrado factura...—hizo una pausa— yo digo que sí.

Pongo los ojos en blanco y comienzo a caminar junto a ella hacia la sala de música.

Dejo de lado aquel comentario.

Sujetando mi mochila con mis dos manos, sigo de frente por el largo pasillo hasta ver aquella puerta de madera color marrón con una nota musical pegada en el centro. Malorie camina a mi lado sin preocupación alguna y quiero golpearla por eso. Nunca me escucha.

Al llegar a la puerta, tomo la perilla y giro de ella para darnos paso a la sala  dejándonos ver todos los nuevos instrumentos.

De lujo.

— ¡Hey, chicas!

Escucho que nos pasan la voz y no tardo en darme cuenta que se trata de Freddie.

— Que onda, muchacho—saluda mi amiga llegando a su lado.

Hago lo mismo que ella y me ubico a la izquierda de nuestro amigo dejando mi mochila en el suelo. Segundos después de haber ingresado nosotras, el profesor llega.

La clase continúa sin intervenciones. Hoy nos tocaba una evaluación grupal y teníamos que alistar nuestros instrumentos para salir al frente y tocar lo que habíamos ensayado. Felizmente, todo nos fue bien.

Los demás grupos continuaron con la evaluación mientras que nosotros esperábamos a que todo culmine y poder irnos al descanso.

— Esto de tocar guitarra es lo mío
—comenta Freddie.

Pongo los ojos en blanco.

— Eres del asco, Fredd—espeta Malorie con franqueza.

Suelto una carcajada escandalosa. Enseguida me cubro la boca ya que recuerdo que aún seguimos en clase y puede que interrumpa la evaluación, y eso puede causar que el profesor nos baje puntos.

Menos mal mis risas fueron opacadas por el sonido de los instrumentos.

— Quiero ir al baño—digo para después ponerme de pie.

Camino hasta el escritorio del señor Rodgers y tomo el cartón de permiso a los servicios. Él asiente sin dejar de prestar atención al otro grupo.

Y sin más, camino hasta la puerta para salir del salón.

Ya en los servicios, hago mis necesidades. Lavo mis manos y me echo un poco de agua en el rostro para evitar quedarme dormida en cualquier momento. Siento como si fuese a desmayarme del cansancio.

Me miro al espejo y hago una mueca al ver ojeras debajo de mis ojos, mis labios resecos y mi mal humor. Todo en una sola persona.

— Eres un desastre, Daya—me hablo a mí misma mientras me sigo mirando al espejo.




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