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Capítulo 12

Daya

Diez minutos. Diez malditos minutos esperando a que Thomas responda el mensaje que le he enviado para que venga.

Y ni una respuesta.

Miles de emociones vienen a mi mente y no me siento capaz de poder obviarlas. Lo peor de todo es que soy consciente de que en cualquier momento esa maldita cosa podría aparecer para darme un susto del demonio, de nuevo.

Camino desesperada de un lado a otro con los brazos cruzados. Estoy a punto de salir del departamento y volver a la escuela en busca de mis amigos, pero me contengo. Si no le menciono nada sobre lo que he visto a mi amigo de seguro me volveré más loca de lo que ya estoy. Intento calmarme y contengo el aire para luego exhalar lentamente y después sentarme en el sofá a seguir esperando. Sin embargo, los nervios me vuelven a poner la piel de gallina en el momento en que alguien llama por mi nombre como si estuviera preguntando por mí.

Me quedo paralizada.

Siento como mis piernas comienzan a temblar como gelatina y las ganas de gritar me invaden por completo. Es en estos momentos en los que quiero que la tierra me trague y me escupa en un lugar en donde haya paz y tranquilidad. Cierro los ojos y contengo las lágrimas quedándome quieta en mi lugar y sin emitir ningún sonido que provoque más a lo que está acompañándome ahora. Clavo las uñas en mis brazos aferrándome a mi cuerpo como manera de protección, aunque sé que con eso voy a evitar que esa cosa me lance de nuevo por los aires.

<<Daya>>

Vuelvo a escuchar y esta vez más cerca. Mis sentimientos no pueden más y en ese momento una pequeña lágrima cae por mi mejilla. Lo que sea que esté pronunciando mi nombre está detrás de mí y si no hago algo pronto puede que esto termine peor de lo que ya estaba. Entonces algo se me viene a la cabeza y decido actuar rogando al cielo que funcione. Suelto mis brazos a los costados y relajo mi compostura para tratar de demostrar que no tiene efecto en mí. Aunque, en realidad, el terror que siento ahora es más fuerte y va en aumento.

- ¿Quién eres?-pregunto deseando no obtener una respuesta para pensar que todo ha sido parte de una alucinación. Pero eso no sucede.

<<Ayúdanos, por favor>>

Es ahí cuando me veo sorprendida y abro los ojos tanto como puedo.

"Es la voz de un niño"

Trato de mantener la cordura y me veo confundida con lo que acabo de escuchar. ¿Y si es un niño jugándome una broma? ¿Y si tal vez todo este tiempo lo ha estado haciendo? No lo creo, aquella vez que volé por los aires no puede ser una broma, todo fue real. Yo lo sentí real. Muevo la cabeza de un lado a otro para sacar todas esas suposiciones de mi mente e intento comunicarme con él de nuevo.

- ¿Qué ha pasado?-susurro pensando que solo ha sido para mí, pero al escuchar su voz de nuevo respondiendo mi pregunta, sé que lo he dicho en voz alta.

<<Él está aquí>> <<Está a tu lado>>

Entonces, es ahí cuando siento la respiración de alguien cerca a mi cuello.

- Siento la demo...-escucho la voz de Thomas y levanto la mirada para verlo parado bajo el umbral de la puerta.

Su mirada se desvía a mi costado y enseguida se queda horrorizado.

Entonces, sucede.

El grito más aterrador que he escuchado en toda mi vida retumba por todo el departamento y estoy segura de que mis tímpanos están por reventar. Llevo mis manos para tapar mis oídos y me arrodillo en el suelo cerrando los ojos esperando a que acabe. Sin embargo, eso no sucede. Siento como los brazos de Thomas me envuelven como manera de protección y me aferro a él buscando seguridad.

- ¡Ya detente!-grito desesperada esperando a que esa cosa me escuche.

Abro los ojos y veo como la puerta se cierra de golpe y las cosas comienzan a ser lanzadas por el aire. La luz de la sala se prende y apaga dándole un toque terrorífico a esta situación. Estoy temblando.

Algo se me viene a la mente y estoy segura de que a Thomas no le agradaría la idea, pero no hay de otra.

- ¡Thomas sal de aquí!-le grito por sobre la bulla para que me escuche. Él me mira desconcertado.

- ¿Te has vuelto loca?

- Si no lo haces esa cosa no va a parar...solo...solo confía en mí ¿Sí?

Mantiene la mirada fija en el suelo unos segundos como si estuviera dudando, luego la desvía para mirarme a los ojos.

- Ten cuidado...-es lo último que dice antes de levantarse y salir corriendo hacia la puerta. Una vez que esta se cierra, el grito se detiene.

Me levanto del suelo lentamente sin alterar a lo que sea que esté aquí conmigo. Inhalo y exhalo varias veces intentando calmar mis nervios. Una lágrima cae por mi mejilla sin previo aviso y me obligo a quitarla de inmediato.

«Daya»

Escucho a mis espaldas de nuevo y cierro los ojos para evitar soltar otro grito. Mis manos a los costados se hacen puños y contengo la respiración unos segundos.

Tengo que hacerlo.

Decido en cambiar de posición poco a poco para ver a qué es lo que me estoy enfrentando, aunque gracias a una series sobre lo paranormal que he visto, sé que lo que estoy a punto de hacer es una malísima idea. Sin embargo, es la única solución que tengo por ahora, eso me está llamando por mi nombre y tengo miedo de que haga algo si no le respondo. Poco a poco empiezo a girar sobre mis talones para quedar cara a cara con aquel ente.




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