9 verdades

Juegos peligrosos

–Maldito teléfono.– Es el primer pensamiento coherente que logra formar mí cerebro aturdido, mientras con mí mano izquierda tanteo el piso en medio de la oscuridad reinante buscándolo. Definitivamente, lo peor de salir de fiesta siempre es la resaca y nunca antes había tenido una de semejante calibre. Ni siquiera los estragos de las alocadas fiestas en la playa a la que la arrastraba Amaia, se comparan con los de la noche anterior. Siento como si me estuvieran martillando la cabeza, como si hubiera tragado arena y para completar el cóctel para el desastre, siento como si un alíen quisiera salir de mis entrañas. Rozo el maldito teléfono con la punta de los dedos, pero no logro alcanzarlo. Quiero girar, y entonces noto otro pequeño detalle, no estoy sola en la cama. Aun este penumbras, logro ver su rostro y la realidad me golpea con toda su fuerza, ahora sí que lo jodí todo en grande. Alexander me abraza de forma posesiva de la cintura, casi como si tuviera miedo de que me fuera a desvanecer entre sus brazos. Pocas veces lo había visto así, con una expresión en el cara que denota una paz etérea y sublime me obliga ( a pesar de la incomodidad de la posición en la cual me encuentro) a permanecer inmóvil para no perturbarlo.

¿Que carajos hago en la cama Alex con Alexander? Mí memoria comienza a volver en forma de fragmentos algo incoherentes, que comienzo a unir como un rompecabezas.

No se por cuanto tiempo permanezco entre sus brazos hasta que mí respiración se regulariza y las lagrimas cesan, solo entonces Alex se aparta de mí y abre la puerta.

Ve Alai, vuelve a la fiesta.– Dice mientras la sombra de una melancólica sonrisa se dibuja en sus labios. –Se que ya no vas a hacer mas locuras, porque en el fondo sabes que no vale la pena hacerte daño por personas que no lo valen.–

¿Ya no quieres que me quede?–

No voy a volver a obligarte a estar donde no quieres estar.– Me pierdo en el brillante gris de sus ojos, y una aseveración se apodera de mí conciencia. No quiero volver a la fiesta, o al menos no sin él a mí lado.

No esta en mis planes terminar la noche sola muñeco, y ya que ahuyentaste al chico con el que me estaba divirtiendo, lo mínimo que puedes hacer es quedarte conmigo.– Lo tomo de la mano y lo arrastro conmigo fuera de su cueva ante la mirada expectante de la gente que se va atravesando en nuestro camino. Alex solo sonríe como un idiota y me sigue el juego, hasta que quiere que regresemos al VIP pero yo estoy lejos de querer estar sentada.

Espera Ali, ¿Que haces?– dice cuando se da cuenta de que cambiamos de dirección.

Mezclando al todopoderoso rey de Solsticio, Alexander Valkov, con sus súbditos.– Solo niega con la cabeza y vuelve a dejarse guiar por mí, no muy convencido. Cuando llegamos hasta el centro de la pista principal comienzo a moverme lento para él. Mí cuerpo se tensa cuando su mano desciende, acariciando mí piel desnuda hasta llegar a la base de mí espalda y luego me toma por la cintura con brusquedad logrando que libere un suspiro cargado de sorpresa. Ambos somos fanáticos del juego de las provocaciones, de las insinuaciones, de las caricias que se vuelven intimas poco a poco, de los roces intencionales que parecen accidentales y al traerlo hasta acá comencé una nueva competencia. En este punto el alcohol se ha llevado cualquier tipo de inhibiciones y tengo en claro que no perderé una vez más frente a él, que no va a intimidarme, la chica a la que se le ponían las mejillas rosas por todos no existe. No voy a escapar más de él, ni de lo que siento. Coloco mis brazos al rededor de su cuello, como si estuviéramos bailando un tema lento y yo solo puedo pensar en lo jodidamente lindo que es Alexander cuando sonríe. Sus labios están demasiado cerca, tengo ganas de probarlos una vez más, de averiguar qué tanto aprendió desde que eramos lo que fuera que fuimos, y entonces, cuando los rozo, él se aparta de mí rompiendo la magia.

Asi no muñeca... No voy a besarte cuando apenas y recuerdas tú nombre. No voy a ser otro de tus errores de esta noche...– Se aparta de mí rumbo a la barra.

Estoy en shock, sin poder entender cómo es que Alex se reuso a besarme. Lleva meses haciendo todo tipo de insinuaciones, y cuando tiene la oportunidad de hacer conmigo lo que quiera (porque poco me quedaba de voluntad) se detiene... Definitivamente ha cambiado demasiado en estos meses, o mejor dicho, esta volviendo a ser el chico del cual me enamore en un principio.

Amaia para de chillar.– Grita Alex logrando que mí prima se detenga. A este punto casi no puedo mantenerme de pie, definitivamente esos últimos mojitos tenían mas alcohol de lo que pensaba. Por más que intenté pelear contra él, me cargo en brazos y me cubrió con su abrigo. Derrotada dejo caer mí cabeza sobre su pecho, y mis pulmones se inundan con su perfume asquerosamente caro que tanto me gusta, mientras sigue peleando con Amaia. –Si quieres subir al auto con ese borracho vete, no soy tu niñera, pero Alai no se va contigo. Van a terminar estrellandose contra algo o peor aun, contra alguien, y ella no va a ser parte de eso.–

¿Y si no va con nosotros como va a volver gilipollas? ¿Acaso piensas que la voy a dejar aquí?– Refuta Mai que aun en estado de ebriedad sigue cuidándome como cuando eramos niñas.

–Alai se viene conmigo...– asevera Alex dejándola pasmada.

¿Estas demente tío? ¡Jamás te dejaría solo con ella! Yo que se lo que puedes hacerle... o mejor dicho si lo se y no voy a dejarte.– dice arrastrando las palabras. –Además... no estás mejor que nosotros, también bebiste bastante.–

Por eso no voy a manejar. Nos va a llevar uno de mis guardias.– A pesar de todo, al parecer es el único racional del grupo. –Y si no quieres dejarla sola, puedes venir también... Pero sola... Mí casa no es tú albergue transitorio al que vas a llevar a ese tipo que quien sabe de dónde salió.– se despide del chico que la acompañaba y pronto se sujeta al brazo de mí gallego favorito que apenas y puede sostenerse en pie.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.