El teléfono de Alai no dejaba de sonar. Al principio solo era Sofía, pero poco después también se le había unido Emiliano, por lo que supuso que ya se había enterado de todo también. Sonrió melancólica mientras limpiaba las lágrimas que sin control empañaban sus mejillas. A pesar de todo lo ocurrido entre ambos, ellos estaban ahí, cuidándola como siempre.
El sonido de un auto deteniéndose con violencia en la puerta atrajo su atención. Era Sofía. No mediaron palabras, solo La abrazó y con ese acto lo dijo todo, desde perdoname hasta voy a estar contigo en todas.
–Lo siento ami... Al final tenías razón en todo.– Soltó Alai intentando que su voz sonara al menos algo entera.
–No Ali. Yo pensaba que Alexander no te amaba, por eso no dije nada en ese momento y lo lamento demasiado... Pero La verdad es que te ama tanto que es capaz de hacer cualquier cosa por ti.– Ali se separó de ella y La miró sin entender porque lo defendía.
–No puedo creer que me digas eso en este momento ¿Vos escuchaste lo que hizo?–
-Si... Pero también vi el odio y el resentimiento en La mirada de Amaia cada vez que nombraba a Alexander,
y La envidia cada que decía tú nombre.- Dijo sería. -No te digo que lo perdones, te digo que por el bien de ambos tienes que escuchar su versión de la historia...–
–No se si pueda.– Afirma Ali. –No que se que pasará cuando lo tenga al frente. Yo...–Su voz se quiebra una vez más, impidiendole terminar la frase.
–Vas a actuar con madurez, vas a respirar profundo y vas a escuchar lo que tiene para decirte... Y después vas a tomar una desición, como la persona adulta que sos.– Ella solo asintió y volvió a abrazarla.
–¿Que haría sin vos Sofi?– La rubia sonríe ampliamente.
–Estarias pérdida en este oscuro mundo, como yo sin vos Ali.– Responde, y una lágrima solitaria rueda por su mejilla. –Sos mí hermana de la vida Ali, y me equivoqué demasiado, pero créeme, jamás fue con la intención de lastimarte solo quería lo mejor para vos.–
–Dejemos el pasado en el pasado Sof...–Suelta terminando la conversación. –¿Me ayudarías con algo?–
–Con cualquier cosa, mientras eso no implique matar a tú novio... Para eso pídele ayuda a Emiliano, él lo hace con gusto.– Ali suelta una carcajada y por un momento todo lo oscuro se desvanece.
–¡Tonta! No es eso... Quiero... Sacar todas las cosas de Amaia de mí casa.–Sofia solo la miró sorprendida. –No quiero tener a una persona como ella cerca mío, no se de lo que es capaz.– Sofía solo asintió y ambas caminaron en dirección a La habitación de Mai, sin embargo, antes de comenzar a empacar sus cosas, Sofi le escribió a Emiliano.
Ali está relativamente bien, mas tranquila de lo que esperaba que estaría después de todo lo que pasó.
Lamento haberte asustado.
Emiliano... Siento todo lo que pasó, lo arruine todo y entiendo que ya no quieras volver a verme pero, gracias por estar siempre que te necesito.
No espero contestación, sabía que no La habría. Solo siguió a su amiga y ambas comenzaron a meter todas las cosas de Mai en sus maletas.
Ali no pudo evitar llorar en varias ocasiones, sobretodo cuando veía fotos de ambas. Su traición le dolía incluso más que La de Alex. Eran familia. Los hombres van y vienen, pero La familia, las amigas y los amigos que se hacen parte de tú familia... Esos no se reemplazan y Amaia y ella solo se tenían La una a La otra.
Casi como si el destino estuviera de su lado, cuando La habitación quedó completamente vacía, escuchó como abría La puerta principal. Sofía quiso acompañarla, pero Ali sabía lo volátil que era (Es más, desconocía a su amiga por no haber reaccionado cuando Amaia confesó todo y haberse ido sin darle siquiera una cachetada) y no tentaría al destino nuevamente.
Le pidió que se quedará en su habitación. Ese era un asunto entre ambas.
Amaia La noto extraña al instante, La conocía demasiado bien, pero nunca imaginó que ella ya lo sabía todo.
–¿Que te ocurre Ali? ¿Acaso volviste a pelear con Alexander?– Ella solo La miró sin decir una palabra mientras ella seguía derramando su veneno. Era como si hubiera estado ciega por mucho tiempo, pero ahora notaba cada palabra hiriente que salía de su boca, como parecía regocijarse de su dolor. –Te lo dije mil veces tía, es un subnormal. No derrames siquiera una lágrima por ese animal, que no lo vale, está noche nos vamos de fiesta y te presento a algunos amigos.¡Y verás que rápido te olvidas de él!–
–Quiero que te vallas ahora mismo de mí casa Amaia. Ahí estás tus cosas.– sentenció Ali con una frialdad escalofriante. –No quiero volver a verte en lo que me resta de vida.–
–¿Que? ¿Que clase de broma es esta joder? ¿Que haz hecho con mis cosas?.– Dijo dando un paso atrás sorprendida. –¿A donde se supone que voy a ir? ¿Que voy a hacer? ¿Por que?–
–Porque me traicionaste... Te metiste con Alexander.– Afirma manteniendo la entereza. –Y ya no puedo confiar en vos, por eso no podemos vivir juntas.–
–Alai yo... No sé qué te dijo ese gilipollas, ¡pero es mentira! ¡Todo es su culpa! ¡Él me sedujo! Yo era pura e inocente y el acabó conmigo.– exclamó dramáticamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. –¡No puedes hacerlo!–
–Ya lo hice... Fuera de mí casa y de mí vida.· Ali intentaba sonar fuerte, decidida, pero se estaba rompiendo por dentro. –Ve a un hotel o vuelve a España, de donde nunca tendrías que haber regresado, la verdad ya no me importa que es lo que pase contigo.–
–Te vas a arrepentir de esto.–Murmuro entre diente, y recogiendo sus maletas se marchó con rumbo incierto, intentando salvaguardar buenas el poco orgullo que le quedaba. Sin embargo, se detuvo el seco cuando vio el auto de Alexander llendo en dirección contraria a La suya. Como de costumbre, él ni siquiera la vió, sin embargo ella observó a detalle su rostro desechó, su ropa sucia, parecía que había estado en un accidente o algo así.