9 verdades

Sin mediar palabras.

-¡Paloma abre la maldita puerta!- grita Alai molesta mientras la golpea escandalosamente.

–No hasta que hablen.– Responde la chica con voz calma. –Perdoname Alai, se que tal vez no es la forma adecuada de propiciar está situación, pero quiero que Emiliano vuelva a ser el de siempre. Ustedes se quieren demasiado, y no me digas que no porque de lo contrario no hubieras venido corriendo cuando te dije que estaba enfermo.– Ali se queda en silencio. –Solo hablen y dejen de comportarse como dos niños. No pueden perder la relación tan bonita que tienen por el orgullo.–

Escucha sus pasos alejándose y mira frustrada a su compañero de encierro. Emiliano está sentado en el piso, con la espalda recostada sobre la pared y los ojos cerrados. Si no fuera por el escándalo que hizo, incluso pensaría que está durmiendo. Aunque tratándose de él, es posible que realmente lo esté. Tiene el sueño sumamente pesado y puede estar junto a un jodido piquete y no se va a despertar.

¿Emiliano estás despierto?– Indaga acortando la distancia entre ambos. Se arrodilla junto a él y toca su hombro.–¿Estas practicando tu papel de planta ornamental o que? ¿Por que no te mueves?– No dice nada, solo abre los ojos, le dedica una mirada acusadora y luego sonríe de lado.

Mira quien habla de práctica de actuación... ¿acaso fuiste a un casting? no puedo distinguir si te maquillarte de zombie o de la llorona. Te vez fatal.–

Jajaja ¡que gracioso! Imagínate no dormir en toda la noche y que te llamen a las 8 de la mañana para decirte que tú mejor amigo agoniza...– Confiesa soltando un largo bostezo. –Párate y ayudame a convencer a Paloma para que abra la puerta o tirarla abajo. No me gusta estar encerrada.– No dice nada, pero no es necesario, sus ojos hablan por él, lo delatan. Es como si quisiera decir mil palabras y no pudiera o no supiera como hacerlo. Ali respira profundo y se derrumba a su lado. –¿Que pasa Emiliano? ¿Por qué me miras de esa forma? Si piensas que fue mí idea estás equivocado, fue la desquiciada de Paloma.–

¿Te puedo preguntar algo?– Alai asiente. –¿Por qué viniste?–

Ya te lo dije... Paloma me llamo, dijo que estabas enfermo, que volabas de fiebre y no podía convencerte de ir al hospital... Dijo que no...–

La escuché...– Dice interrumpiendola. –Escuché cada palabra que salió de su boca... Pero sigues sin responder mí pregunta. ¿Por qué viniste? Poco te tendría que importar lo que pase conmigo.–

Creo que a este Punto de nuestra relación, no es necesario que te diga cuánto te quiero.– Responde dejando escapar sus sentimientos. –No importa que estemos peleados siempre voy a venir cuando crea que me necesitas... Eres mí consejero, mí compañero de aventuras, mí salvador... Para mí eres familia.–

Y aun así desconfiaste de mí...– Murmura evidentemente triste. –De mí Alai, que te quise como a nadie, que nunca te di motivos...– La chica no puede evitar que sus ojos se tienen cristalinos. El arrepentimiento llegó inmediatamente después de dejar salir aquellas palabras, pero su orgullo no le permitió rectificar a tiempo. –Desconfiaste de mí que estuve incondicional con vos, de mí que siempre estuve como un idiota juntando tus pedazos para que vayas a regalarle tu amor a uno peor que el anterior.–

No tienes der...– Emiliano sonríe de lado, y habla, truncando su discurso de "todos tiene la culpa menos yo".

Después de todo lo que pasamos juntos creo que tengo derecho a decirte lo que pienso, lo que siento. No tienes idea de todo el daño que me hicieron tus palabras...– Sus miradas se encuentran y entonces nota que Emiliano tiene los ojos enrojecidos, que también lucha por no romperse ante ella, y entonces llega la culpa con toda violencia para hacerla trizas por dentro. Se siente atrapada en un jodido círculo vicioso en donde es lastimada por quienes aman y al mismo tiempo lástima a quienes la aman. –Paloma te trajo hasta este lugar porque piensa que estoy mal porque estamos separados, porque sabe lo que significas para mí y antepone mí felicidad a sus propios sentimientos. Ella piensa que si hablamos podremos arreglarlo. Pero se equivocó, es todo lo contrario... No quiero hablar contigo, no quiero tenerte cerca porque me dueles. Solo quiero olvidarme de que existes. Esta vez fuiste demasiado lejos.–

¿Y ustedes mintiendome no fueron demasiado lejos?– Soltó interrumpiendo su monólogo. –¿Como se suponía que reaccionara? Me separaron de Alex sabiendo cuánto lo amaba ¡me vieron desecha y no me dijeron nada! Todo podría haber sido muy distinto si yo hubiera sabido el porque de todo lo que Alex hizo.–

No me hagas cargo de lo que hizo Sofía... Yo no soy Sofía. No tenía idea de nada. Pensé que a estas alturas tenías en claro que lo que llegué a sentir por vos no era un amor contaminado por la envida y los celos.– Las lágrimas comenzaron a inundar el rostro de Ali sin control, junto con todas las imágenes de los buenos y los malos momentos que pasaron juntos. –Alai yo me enamoré de vos desde el primer instante en que te ví, y desde ese entonces una parte de mí también supo que jamás podrías corresponderme con la misma intensidad porque el flechazo no había sido mutuo. ¿Pero sabes que? Una vez escuché que el amor es rengo, que en una relación de pareja siempre hay uno que ama más... Y estaba resignado a ser el que ama más, a conformarme con lo que pudieras darme. Pero luego apareció Alexander y entonces supe murieron todas mis esperanzas. Y no te voy a negar que nunca me agradó, sabía que te rompería el corazón, pero cuando estabas con él tus ojos brillaban como dos estrellas y cuando le sonreías... Cuando sonreías para él era como si hubiera salido el sol. Y era una tortura cada vez que tu besaba frente a mí, pero yo solo quería que fueras feliz. No me importaba si era conmigo o con otro, solo quería que fueras ir feliz. Y después te rompió el corazón y me convertí en tu paño de lágrimas y te ayude a armar nuevamente tu corazón sin esperar nada pero al mismo tiempo con el deseo de que este nuevo corazón pudiera amarme de otra forma, de que abrieras los ojos y notarás que yo estaba ahí, que siempre estaba ahí... Pero no fue así, y una vez más solo me conformé con tu felicidad, y me resigné a tenerte de una forma diferente, desde lejos. Y aún así, aunque nadie jamás te amó como yo, me culpaste por todo tu sufrimiento. Y no te voy a negar que por un momento te odié, quizás tanto como llegué a quererte... pero ya ni siquiera estoy enojado contigo, estoy enojado conmigo porque fui un idiota al desperdiciar tanto tiempo con vos.–Se puso de pié dejándola llorando en el piso y caminó hasta la puerta. –Listo Paloma, ya le dije todo lo que tenía para decirle, ahora, abre la puerta. Alai tiene que irse.– Escuchó como el seguro de la puerta era retirado y cuando la abrió, se encontró con la mirada de Paloma inundada de tristeza y antes de que pudiera decirle algo ella simplemente se fue. Alai se puso de pié y, tras secarse las lágrimas con el dorso de la mano, caminó en su dirección y sin mediar palabras lo abrazó. Y se quedó así por un instante que se sintió como la eternidad misma, respirando su perfume, escuchando los acelerados latidos de su corazón, hasta que de sus labios escapó un:




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