9 verdades

Es todo

–Alai... Yo...– Murmuró intentando acercarse a ella nuevamente, pero La reacción fue idéntica. Puso distancia entre ambos, como si el solo rose con su piel la cortara. La chica se derrumbó sobre el sillón, abrazo sus piernas y cerró los ojos conteniendo las lágrimas en un intento de escapar de su mirada capaz de convencerla de cualquier cosas, incluso dejar de lado su dignidad, su amor propio y perdonarlo una vez más. Y solo habló. Solo dejó salir todo su sufrimiento como un puñal que buscaba dañar tanto como había sido dañada.

–Se que prometimos no pensar en lo que hicimos en el pasado... Pero no puedo hacerlo. No puedo hacer como que no pasó nada con algo así Alex.–Logro articular tragándose ese nudo de angustia y desesperación que tenía atorado en La garganta, esa sensación que hacía que incluso respirar doliera. –Lo que querías en ese momento, destruirme, lo conseguiste una vez más. ¡Pero ya no más! Te juro que aunque me tenga que arrancar el corazón y volverme una sombra de lo que en algún momento fui, voy a dejar de sentir esto que siento por ti.–

–¡Me equivoqué Alai!– Dijo casi como una súplica de perdón. –Pero uno hace locuras cuando uno está enamorado. ¡No entiendes que lo hice por nosotros maldita sea! porque sabía que seguías sintiendo cosas por mí, lo vi esa noche en tus ojos en Solsticio... Sabía que vos también me seguías amando como te amaba yo. Solo te mentías a vos misma pensando que sentías por Roma era algo siquiera parecido a lo que sentías por mí. Lo hice porque te amo con locura, porque te adoro, porque siente que la vida solo tiene sentido cuando sonríes para mí...–

–Ese es el problema Alex, no tienes La más mínima idea de lo que es amar a alguien realmente. Cuando de verdad amas a alguien prefieres morir antes de lastimarla... Lo que hiciste no fue por nosotros ¡Lo hiciste por vos! Siempre sos vos, lo que a vos te gusta, lo que vos querés y lo que vos necesitas. Tú egoísmo te hace completamente incapaz de ver cuánto lastimas a los demás, cuanto me lastimaste a mí...– Alexander solo La miró en completo silencio. Sus palabras cargadas de sentimientos, de dolor, lo lastimaban en lo más profundo. Y lo peor es que tenía toda La razón. A cuántos había herido con su egoísmo. Ya había perdido La cuenta. Y parecía nunca escarmentar, no poder aprender de sus errores. Siempre vuelve a cometerlos una y otra vez, como si estuviera atrapado en un círculo vicioso del que jamás puede escapar. –Yo también te amo amo...– confesó Alai casi con vergüenza de ese sentimiento que ya nada tenía de bonito, mientras las lágrimas contenidas comenzaban a fluir sin control por su rostro enrojecido. –Por eso nunca pude hacerte daño, incluso cuando quise hacerlo. Te amo como jamás imaginé que se podía amar a nadie. Pisé mí orgullo para volver a intentarlo con vos. Ahogue La voz de mí conciencia que me decía que tenía que mantenerme lejos porque esto iba a volver a pasar, justifique lo injustificable, defendí lo indefendible y me culpé por tus errores. ¿Y que gané con eso? Nada. Desearía nunca haberte conocido. Siento que cada minuto que pasé contigo fue un desperdicio, que conocerte es lo peor que pudo haberme pasado en La vida.–

Alex quería decirle tantas cosas. Explicarle que La historia no es como se La contaron. Si, fue una basura con Lucía, le hizo daño de todas las formas posibles, tuvieron una relación terriblemente tóxica en La que ambos salieron lastimados, se utilizaron mutuamente, pero fue Romano quién La metió en su cama. El solo quería un beso, un mensaje, algo que le generará dudas a Ali, algo que La hiciera darse que aún existía algo entre ellos, algo más que rencor, que La magia aún estaba ahí. Jamás pensó que llegarían a tanto después de todo lo que Roma decía amar a su novia...
Y con Amaia... Esa víbora fue el peor error de su vida, pero jamás La utilizó para vengarse de ella como le habían hecho creer.
Pero no importaba.
Ya nada importaba. 
Ella ya había tomado una desición, lo había condenado sin darle posibilidad de defenderse. Porque así era ella, dura y letal, inflexible, incapaz de ver todos los grises que existen en una historia. Respiró profundamente, y luego, como si junto con el aire escapando de sus pulmones se fuera todo, las palabras bonitas, los besos, los abrazos, las caricias, sus miradas cómplices, el calor que emanaba cuándo La tenía entre sus brazos, las noches eternas mirándola dormir aferrada a su pecho, el futuro que quería escribir a su lado... Y se hizo a La idea de que nuevamente iba a tener que volver a vivir de sus recuerdos, porque sabía que jamás La podría soltar.
Y como lo resumió todo en una frase.

–Supongo que eso es todo, que se terminó.– que escapó de sus labios con una frialdad que La hizo estremecer. Era como su no sintiera nada, como si no le importara nada, como si ella no fuera nada. Alai sintió que nuevamente había jugado con ella, que como La primera vez, ella solo había sido solo un capricho. Alex se puso de pie Y caminó a paso tranquilo hasta La Puerta y con su mano en el picaporte, volteó a verla por última vez. Pero si imaginas que se arrepintió, que utilizo frases trilladas para declarar su amor, o que simplemente suplicó perdón, estás equivocadx. Ese no sería Alexander Valkov. Alex nunca retrocede, nunca súplica, aunque eso signifique dejar ir a la única con quién puede alcanzar eso tan efímero a lo que llaman felicidad. –Solo hay algo más que quiero decirte antes de irme... y es que sigues confiando en las personas equivocadas muñeca. Sigues sin ver las dos caras de La moneda muñeca, y para cuándo lo veas quien es quien en realidad, quizás sea yo quien ya no quiera estar con alguien que siempre piensa lo peor de mí, que es incapaz de escuchar mí versión antes de condenarme. ¡Y si! ¡Soy un jodido bastardo! Un maldito egoísta, y no hay nada que pueda decir que pueda compensar todo lo malo que hice. Ódiame tanto como quieras, pero jamás dudes de que lo que siento por vos es amor en toda La extensa definición de La palabra, y sabes que no miento. Te amo, simplemente te amo, y a diferencia de vos, yo lucho por lo que siento, y aunque amarte me duela como si me estuvieran torturando en el infierno, no me arrepiento de amarte como te amo... Y si lo que hice logro que fueras completamente feliz al menos un instante más conmigo, tampoco me arrepiento de mis acciones.–




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.