Lamentó no haberle llevado nada de comer a Logan de esa cafetería deliciosa, pero había salido tan apresurada que ese fue el último de sus pensamientos. Se había puesto demasiado en evidencia para ser su primer día en ese lugar.
El local que habían alquilado para ser la sede de campaña de Logan estaba en una calle lateral al centro, lo bastante cerca para no pasar desapercibidos, pero tampoco dando en el ojo. Anteriormente fue una tienda de artesanías, pero había cerrado antes de que ella misma se fuera del pueblo y al parecer desde entonces a nadie le fue útil.
Contaba con una área de recepción grande, que en ese momento estaba llena de cajas a medio abrir; una oficina pequeña donde apenas cabían un escritorio y dos sillas para Logan y un baño común.
Caminó directamente a la oficina, sorprendiendo a su único ocupante.
– ¿Cómo vamos? – preguntó apenas entró.
– Directa y sin anestesia. – río Logan. – Buenos días para ti también, Milena.
Ella le quitó importancia a su comentario con un ademán, después se sentó en la silla delante de él.
– Estamos recién empezando, pero diría que las aguas se están moviendo. En unas horas van a llegar los voluntarios que me encontraste, así que entonces podremos darle inicio como se debe.
Milena asintió, tomando un folleto de promoción en sus manos, empezó a darle vueltas mientras pensaba.
– ¿Cómo está Viktor? – un ramalazo de dolor cruzó su mirada, pero su voz permaneció firme cuando respondió:
– Igual.
El tema murió ahí, realmente no había nada más que decir.
– ¿Venías por una razón en particular? – preguntó Logan después de unos minutos de silencio incómodo.
– Sabes que me gusta vigilar mis proyectos de cerca. – fue su respuesta escueta, en realidad no había planeado dejarse ver por ahí hasta la presentación de la campaña, pero cuando salió de la cafetería era el único lugar donde se le ocurrió ir. – Peleamos. – confesó, resignada a aceptar que ese hombre era lo más cercano a un amigo que tenía en ese momento.
– ¿Tan malo? – preguntó, imaginando cuán grave debió ser la pelea si ella estaba ahí, hablándole de eso.
– Lo mismo de siempre. Pero, no sé, quizá por los nervios y todo, esta vez me enfureció más.
– Solo se preocupa por ti.
– Lo entiendo. Pero, siento que me está presionando y no me gusta sentirme así.
Sus heridas se dejaban ver en todos momentos, para quien supiera mirar, pensó Logan. Y si bien Novak era un bruto, nunca lo fue con su mujer, así que sus peleas cada vez más frecuentes por el tema llegaban a preocuparle. Sabía que estar en ese pueblo les crispaba los nervios a todos, pero necesitaban controlarse.
– Soy noticia de portada. – cambió bruscamente del tema, sacándola de su estupor. – ¿Estás celosa?
Milena río, una risa carente de alegría, pero risa al fin y al cabo.
– Con que tú hables de mí, hables mucho, mucho de mí en tus discursos, me daré por bien servida. – le recordó.
– Eso está hecho. ¿Quieres ver el discurso?
– Nah. Confío en tus habilidades. Bien, los chicos que van a ayudarte son del centro, así que no estaría mal que les echarás un vistazo de vez en cuando. Derja va a estar por ahí, pero un par de ojos extra no estarían mal.
Logan reprimió el gruñido ante la mención de la mujer, pero no estaba nada contento de tener que trabajar con ella.
– ¿No crees que será contraproducente tenerlos aquí? – preguntó, a riesgo de recibir un puñetazo. Milena estaba extrañamente protectora con esos chicos.
– Les hará bien hacer algo fuera del centro. Además, cuando la noticia se sepa, todos van a hablar de tus proyectos de inclusión, es algo que va a dejar en la sombra los proyectos de Ramiro. Claro, en el caso de que el imbécil tuviera alguno.
– Es muy confiado.
– Sabe que tiene todas las de ganar, simplemente porque así se hacen las cosas. Las noticias no van a salir aquí, vamos a incluir los pueblos vecinos, no van a tener la repercusión de los locales, pero añadirán presión. No me engaño, Logan, ganarle aquí será muy difícil, hasta improbable, pero al menos lo veremos sudar.
– Amo tu optimismo.
– Solo soy realista. Sé mejor que nadie el poder que tiene Ramiro en este lugar, es una especie de rey autoproclamado.
– Y no sería el primer rey en caer.
– Oh, va a caer. Tal vez no hoy, ni el próximo mes, pero de qué va a caer, lo va a hacer. Y ya reservé el asiento en primera fila para ver su caída.
No dijo mucho después de eso, acostumbraba salir sin decir nada después de una de sus profecías, dejando a la gente con la palabra en boca. Logan se dejó caer sobre el sillón de cuero, decidido a disfrutar de los últimos retazos de la paz antes de la llegada de sus ayudantes.