A. Alexa. Milena (#1 Cuentas pendientes)

12

Era pasada la medianoche cuando llego a casa, entró sin hacer ruido porque no quería despertar a nadie.

Se sorprendió al ver a Novak despierto al entrar en su habitación.

— Hola. — saludó, quitándose la chaqueta y la blusa que tenía hecha un desastre de pintura, quedándose en sujetador. Sintió la mirada de Novak sobre su cuerpo medio desnudo, pero la ignoró.

— ¿Qué tal tus clases de pintura? — levantó la mirada del cajón donde buscaba un camisón para ponerse para clavarla en su esposo.

— Bien. Muy bien, de hecho. Tal vez pronto pueda mostrarte una de mis obras.

Arrugó el camisón en sus manos y pasó al cuarto del baño, anhelando una ducha caliente.

Al salir, Novak seguía en la misma posición con el celular en la mano y tecleando furiosamente.

— Me dijo Derja que Viktor la pasó bien en el campamento.

— Sí. Construyó otra silla y me invitó a que le ayudará. — relató. Él seguía con la mirada en el teléfono, pero sabía que la había escuchado.

— Irina va a venir con Enzo para la reunión. — le informó y Milena entendió cuál era el motivo de la irritabilidad que había percibido en él.

— Oh. — se sentó en la cama para aplicarse la crema hidratante en las piernas, mientras esperaba que él dijera algo más. Lo conocía lo suficiente para saber que no había terminado de hablar.

— Vamos a organizar una cena aquí, con Logan.

— Está bien. — se arrastró por la cama hasta llegar a él, puso la cabeza sobre su regazo y se acomodó para mirar hacia el techo. — ¿Estás bien con eso? — no pudo evitar preguntarle.

— La vi casarse con ese imbécil, ¿de verdad piensas que me romperá una cena?

Milena no supo que responder. Irina ya estaba casada cuando ella entró en la vida de Novak, así que no sabía mucho sobre su relación y como había sucedido todo, por eso no se metía en esos temas. Era el dolor de Novak lo que le preocupaba, pero tampoco podía hacer mucho por ese lado.

— Podemos hacerlo después de la reunión con Ramiro. Así podemos tratar de limar las asperezas con Enzo, al menos hasta que resolvamos los demás asuntos.

Novak tiró el celular a un lado y se quedó viéndola por unos segundos.

Me gusta cómo piensas. — dijo, aunque Milena no estaba muy segura de que fuera un halago. — No sé si estoy seguro de que me guste que lo hagas todo el tiempo.

— ¿Eh? – su mirada se llenó de confusión.

— Me refiero a que estás siempre alerta, siempre maquinando algo. Debes darte un respiro.

— Tú me enseñaste a ser así. — puntualizó con el ceño fruncido. — A ser igual a ti, igual a ustedes. Tomaste una muñeca rota y la convertiste en esto.

— Sí, pero todos nosotros tenemos algo fuera de los negocios, malena. Deberías hacer lo mismo.

Milena pensó que no podía aspirar a eso, no podía dejarse llevar por simples placeres y dejar de lado su plan.

— Vamos a dormir. — se removió para deslizarse debajo de las mantas, luego se apoyó en su pecho. Se durmió con el brazo de Novak sosteniéndola.

🥀🥀🥀

— ¡Estás de coña! — exclamó alternando su mirada de incredulidad entre Nikita y la mujer que le sonreía desde el otro punto de la estancia.

— Dijiste que querías un desafío. — Nikita parecía genuinamente confundido por su reacción.

— Un desafío, Nik, no un suicidio. – explicó.

El hombre se encogió de hombros, divertido.

— Podemos cancelar si quieres. — ofreció, aunque ella sabía que no estaba hablando en serio. Milena no se rajaba, todos lo sabían y podría jurar que el hombre lo había hecho a propósito.

— Claro que no. — dijo subiéndose al ring donde La pantera le sonreía con sorna, con el deseo de sangre pintado en sus ojos.

Milena ignoró a los jueces mientras las presentaban y hablaban sobre las reglas de la pelea, porque que era solo una formalidad. En las peleas clandestinas rusas las reglas no se respetaban, a excepción de una.

Se posicionó en el centro para el comienzo de la pelea. La Pantera atacó fiel a su estilo, pero Milena la había visto pelear las veces suficientes para preverlo y esquivar el derechazo.

Era la primera vez que se enfrentaban, ella peleaba de vez en cuando para relajarse y La Pantera era un animal que no dejaba a ninguno de sus contrincantes salir ileso del ring. Sus estilos no eran compatibles.

La Pantera hizo amago de golpearla un par de veces más, buscando sangre, pero Milena era una experta en el arte de esquivar. Solamente salteaba por el ring haciendo que la mujer perdiera la paciencia.

Por eso La Pantera, cuando por fin divisó un quiebre en la estrategia de su oponente, lanzó un golpe con su mano derecha, la no dominante. Cuando Milena se movió un centímetro al lado para esquivarla, La Pantera perdió el equilibrio por un segundo, lo suficiente para encestarle una patada en el estómago y otra a la altura de los tobillos.




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