A Flor de Piel.

Prólogo

Las estrellas fugaces nunca han volado por mi, mi corazón está en un lugar bastante difícil de ver.

Hice todo lo que pude, di lo mejor de mi.

Ahora, que alguien me diga:

¿Por qué no estás aquí?

Si la vida es una bromista, que pare de una vez. Mis llantos que debieron ser risas, ya han tenido suficiente.

Adiós, mi querida bananito. Tu padre no podrá recuperarte, se rendirá ante el destino y la vida.

Sé feliz, y espero que encuentres a alguien que te ame con toda su alma, así como yo te amo a ti.

Espero verte de nuevo en otra vida.

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Los hospitales nunca han sido un lugar agradable, y menos para la joven que ve a su padre postrado en una cama. Hace algunas horas estaba luchando por la vida que él mismo quiso dejar ir.

¿Cómo explicarle tal detalle a una niña que recién comienza su camino hacia su amarga vida?

La respiración de su padre es leve, la mira fijamente, como si fuera lo único que existe, lo que se le ha dado la misericordia de ver. Sentimientos de arrepentimiento y felicidad inundan su corazón.

En el instante, son reemplazados por enojo hacia su hermano. Él solo deseaba el descanso, rendirse de una vez, pero todo se arruinó, al parecer ni suicidarse puede hacerlo bien.

Sabía perfectamente que a su hija se la quitarían de nuevo y que tan solo está en este angustiante lugar por el estado en el que él está.

Le pide a su hermano que los deje a solas un momento. Todo su pecho duele mucho más que sus heridas, sabe muy bien que lo más seguro es que su hija le odie después de decir sus próximas palabras...

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—Ëlla, ¿entiendes lo que está ocurriendo ahora?—Su joven tío la ha acompañado durante toda la noche mientras la chica asimila todo lo que acaba de ocurrir.

—¿Por qué mi padre está aquí? ¿Alguien le hizo daño?—desolación, tristeza, confusión; se quedan cortas al describir los sentimientos de aquel corazón afligido.

—No... nadie más que él mismo le hizo daño — Se agacha a su altura y pone su mano derecha en su hombro, un apretón cariñoso — Escucha, esto es algo complejo de explicar, pero necesito que entiendas— Su explicación se ve terminada por los gritos de su sobrina.

El hombre, aparentemente sereno, en su interior pide a gritos que todo esto sea una pesadilla, uno de esos días en los que se preocupa demasiado por Eliot, de esos días donde imagina lo peor. Esos imaginarios se manifiestan pero debe resistir por ellos dos, demostrar la fuerza que su sobrina necesita tener.

—¿POR QUÉ MI PADRE QUISO DEJARME SOLA?—La voz le sale desgarrada, la desesperación y la ira son tangibles y no encuentra más consuelo que rodear con sus brazos el cuello del adulto. Su cabeza en su hombro, continúa llorando a gritos.

—Cálmate, por favor. Déjame explicarte, tu padre está enfermo... está triste. Pero lo encontramos a tiempo y lograremos que él se recupere; lo ayudaremos ¿Vale?- al final la voz se le quiebra, él también quiere confiar en esas palabras. — Eres una chica fuerte, tu padre lo sabe. Cuando se recupere de sus heridas tendré que llevarlo por un tiempo, pero te aseguro que lo podrás visitar cuando tú quieras.

—No quiero estar separada de él, no quiero que te lo lleves— Se separa bruzcamente de su tío y lo mira con desolada furia.

Y ojalá solo viera furia, el dolor de una joven de apenas catorce años que se siente traicionada, abandonada.

—Lo siento Ëlla, se que la vida no ha sido justa con ustedes, pero te aseguro que en algún momento todo mejorará— le toma toda su fuerza de voluntad esbozar una sonrisa tranquilizadora, un miserable intento de sembrar esperanza.

—NO QUIERO, SOLO DÉJENME CON MI PADRE, SI ÉL QUIERE MORIR, YO LO HARÉ CON ÉL.

Hasta aquí, llega lo poco que le quedaba a Ëlla, llora como una pequeña niña que le acaban de destrozar el corazón, esa noche siente que su mundo está siendo arrastrado por la cruel realidad. El mundo de fantasía que había creado para que ella y su padre pudieran vivir felizmente, se está colapsando, para luego pasar a ser polvo.

Poco a poco los gritos fueron cediendo el paso a más y más lágrimas.

La realidad entró abruptamente dentro de su ser, para quedarse a vivir en aquel joven corazón

¿Puede la vida ser considerada con estas dos almas algún día?

Camino al lugar en el que Ëlla tendrá que aceptar que será su hogar por más tiempo. Su tío intenta animarla , pero nada resulta. La chica tan solo se encuentra mirando a la nada, mirando al vacío. Las palabras de su padre venían una y otra vez en su mente generando una angustia que parece interminable. Siente que su cordura está al borde del abismo, en aquel lugar donde su padre la acababa de abandonar...

Muestra esa estrella que llevas como sonrisa al mundo, estoy muy orgulloso de tí. Me alegra verte una vez más...

¿Cómo te atreves a pedirme una sonrisa después de esto? ¿Orgulloso? si fuera una hija digna de orgullo ninguno de ustedes dos me hubieran abandonado.

Ëlla, eres lo mejor que pude tener en mi vida, llegaste para alegrarme y sanar mi corazón.




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