Una semana después…
Dos semanas de mi relación con Kyan…
Era poco el tiempo que llevábamos juntos pero muchas veces sentía que lo estábamos desde siempre. Pero trataba con todas mis fuerzas de dominar lo que en mi corazón intentaba, cada que estaba con él, desatarse. Pero me resultaba una labor titánica.
Los sentimientos, siempre que estaba con él, se arremolinaban en mi pecho y lo sentía apretado, como si estos estrujaran mi corazón debido a la cantidad de cosas que dentro de mí se desataban, que exigían salir y demostrarse, darse a conocer. Pero no podía hacerlo, algo dentro de mí lo impedía. Por lo que, trataba de no presionarme, tarde o temprano saldrían y mientras no, pues trataría de asimilar todo lo que sentía y estaba viviendo.
Estaba en mi día de descanso, pasando los canales en una forma de buscar algo que me distrajera; pues no vería a mi novio hasta entrada la tarde y eso me tenía sumamente inquieta, tanto, que muchas veces me preguntaba si eso era normal. Nunca había sentido nada igual a lo que en esos días vivía, podía sentir que todos aquellos amores del pasado no eran nada en comparación a lo que Kyan, en ese poco tiempo, había logrado hacerme sentir.
Y reconocerlo solo provocaba que mi desconcierto aumentara. Todo lo que sentía era nuevo para mí. Era maravilloso y a su vez aterrador.
Hablé un poco con mis amigos y me alentaron a que ese fin de semana que se acercaba fuéramos a un bar que tenía un par de semanas de haber sido inaugurado. Inmediatamente caí en cuenta sobre el que hablaban. E intenté negarme pero no pude, pues la conciencia no me lo permitía, ¿por qué? Pues aún no me había dignado a contarles sobre mi novedoso noviazgo. Pero entre los preparativos para la presentación y firma de libros y todo lo demás, ellos con sus exámenes, no había habido lugar para contarles.
Y ya veía venir las burlas, ¿o reclamos? Ni hablar, rogaba porque fuera lo primero.
—Pasaremos por ti pasadas las siete de la noche, ¿está bien? —cuestionó Luck. Al otro lado escuchaba la voz de Laura, preguntándole impaciente sobre si ya había aceptado. Pero entonces pensé en que Kyan podría ir conmigo, ¿pero cómo se los decía sin delatar mi noviazgo oculto?
—Eh, claro. Pero, ¿podría llevar a alguien? —cuestioné.
— ¿A alguien? —cuestionó Luck con voz sugerente. Rodé los ojos—, Lau… Lau… ¡Laura, con un demonio! —La aludida se acercó, escuchaba sus insultos y en como mi amigo le decía que quería llevar a alguien conmigo.
—Dame eso… —Escuché como le arrebataba el móvil—… Emily, ¿qué ha pasado que no nos has contado? —inquirió con reclamo. Posé una de mis manos sobre mi cara, mejor me hubiera quedado callada, contemplé un tanto arrepentida.
—Nada malo…
—Seguro que nada malo, quien sabe que picardías has estado haciendo ahora que no te tenemos en la mira… —vociferó Luck.
— ¿Quién es?, ¿Es tu sexy vecino, verdad? Mira que aun no nos cuentas como estuvo eso de la fiesta…
Y escuchando como me bombardeaban con preguntes, fue entonces que recordé porqué razón no les había querido contar nada de esa forma. Les dije que muchas cosas habían sucedido en ese corto par de semanas pero ellos no parecían conformarse con eso, querían detalles, querían saber hasta los puntos y comas de todo eso que había pasado. E intenté persuadirlos, decirles que cuando los mirara les contaría todo pero no me lo permitieron pues de pronto mi teléfono comenzó a alertarme que estaban mandándome una notificación de un video llamada. Ni hablar, se había llegado el momento de hablar con ellos.
Les conté todo, desde que su visita cuando me enfermé aquel fin de semana, en la forma en que terminó yendo conmigo a esa cena, y sus sonrisas que cada vez se hacían más sugerentes. Y mientras les narraba no logré evitar sentir cómo si años hubiesen transcurrido desde entonces, había vivido tantas cosas en ese corto par de meses, mi vida antes de él era aburrida sin nada novedoso o interesante, sin duda alguna, él había venido a poner mi mundo patas arriba. Había volcado con mucha facilidad todas mis defensas.
Los escuché aclararse la garganta, logrando que saliera de mi ensimismamiento, los observé y sus bocas tenían una sonrisa y sus ojos brillaban con conciencia y conocimiento de todo lo que por mi mente y corazón cruzaba. Y sabía que me conocían tan bien, hasta el punto de leer mi alma con solo verme a los ojos, estaba completamente segura que ya habían descubierto mis sentimientos por Kyan. Terminé narrando cuando fuimos al parque y la bomba venia:
—Y desde entonces estamos saliendo… —dije, cerré los ojos un segundo. Temiendo su reacciones.
—Guau. Bien guardadito te lo tenías… —respondió Luck—… ¿Estás segura que te quiere?
—Claro que sí idiota, sino no lo hubiese aceptado —respondió por mi Lau. Ella más que nadie podía comprender lo difícil que era para mí abrirme, luego de todo lo que había pasado, supongo que confiaba en que lo haría con la persona correcta y yo también esperaba haberlo hecho, en ese entonces.