A Toda Velocidad

Capítulo 4

            “Los escucho, ¿saben? Aun murmurando puedo escuchar todo lo que dicen.” Miro a un grupo de colegas mientras camino por el pasillo de vuelta a la oficina. Ha sido así desde que pisé este lugar, incluso me he despertado con más mensajes y llamadas perdidas de mi padre, familiares que no veo hace mucho, solicitudes de amistad en mis redes sociales y comentarios bajo las fotos que aparecieron de Teo y yo.

            Esto es un caos.

            Tomo asiento junto a mi escritorio dispuesta a continuar con el diseño del nuevo proyecto pero un rostro bastante conocido me interrumpe. Gina lleva los labios más rojos que de costumbre, debe estar estrenando un nuevo tono de labial. “Oye Callen, ¿es cierto lo que dijo Teo en la entrevista?” Pregunta desde el otro lado de mi computadora. “¿Están saliendo?” Inquiere a forma de susurro.

            Vuelvo mi mirada a la pantalla. “Se dijo mucho en esa entrevista.” He estado repasándola en mi mente toda la noche. Aún no puedo creer que lo haya dicho sin pensar en las repercusiones que vendrán con ello.

            “Dime algo, ¿ya lo conocías desde antes y sólo fingías no hacerlo o fue un flechazo instantáneo?” La observo queriendo decirle la verdad pero recuerdo la conversación que tuve a primera hora de esta mañana con Daisy y sus condiciones para este caso. Nadie en este lugar sabe el verdadero motivo de la visita de Teo, todos creen que se trata de su próxima campaña publicitaria aquí en Dublín y que será rodada una semana antes de su carrera debut en la ciudad. No conocen la parte donde conspiramos para limpiar su nombre mucho menos la parte improvisada de estar saliendo conmigo. Y nadie debe enterarse que es falsa.

            Daisy dejó muy en claro que quiere que finjamos incluso aquí en la oficina para se que vea más creíble. Además, ella no confía mucho en estas personas por lo que no niega que a alguien se le escape esta noticia sin querer.

            Lo pienso por un momento antes de contestar. “Flechazo instantáneo.”

            Esa respuesta parece encantarla porque me sonríe mostrando sus dientes perfectamente rectos y blanqueados. “Lo sabía.” Mira a su alrededor y aprovecho para llamarla.

            “Gina, ¿puedes hacerme un favor?” Los ojos de la chica se iluminan y se acerca a mí.

            “Claro.”

            Miro hacia los costados pretendiendo que la situación sea un poco más dramática y susurro, “¿Todo esto podría quedarse entre nosotras? No queremos más ojos curiosos aquí.”

            Asiente de inmediato.

            “Por supuesto Callen.” Hace la mímica de cerrar su boca con una llave que luego arroja lejos. “Te veo luego.”

            “Nos vemos.” La despido con una sonrisa fingida. Es obvio que esto no va a quedarse aquí, en este segundo está buscando a Devon para contarle todo lo que sabe y luego Devon se lo contará a alguien más y así sucesivamente. Lo único en lo que puedo pensar en este momento es cuando todo esto se acabe y el mundo sepa que Teo está disponible de nuevo, yo estaré bailando en mi nuevo apartamento con vistas al Central Park.

           

            “¿Crees que puedas ayudarme con eso?” Pregunto pasando una mano por mi rostro. Si bien no es la mejor de mis ideas, algo bueno saldrá de esto y eso es ser un set extra de manos para ayudar en el comedor que visito cuatro veces al mes. También está el hecho de que quiero ver como Teo se desenvuelve en ese tipo de ambiente.

            Las personas aman que su ídolo sea alguien dadivoso y solidario.

            “Claro, siempre es bueno tener nuevos voluntarios,” responde la mujer al otro lado de la línea, “tendré un uniforme extra para él.” Tomo el último sorbo de café que queda en la taza y muevo la cabeza intentando descontracturar mi cuello doliente. “No vendrá ningún tipo de prensa, ¿verdad?” Indaga Selma, quien está a cargo del comedor desde que se creó en su vecindario. Al igual que yo, no es muy fanática de la atención excesiva.

            “No,” contesto de inmediato, “no quiero que parezca actuado, quiero que sea real. Teo no necesita más foros en internet que hablen sobre su comportamiento superficial, van a atacar por cualquier lado.” Incluso puedo imaginarme los titulares en las páginas de chimentos “Teo Guiraud intenta hacer buena letra” “Guiraud y su nueva faceta solidaria, ¿verdad o puro espectáculo?” De tan solo pensarlo puedo sentir el sudor bajando por mi frente.

            “Bien, los veré aquí el domingo por la mañana.”

            “Gracias, Selma.”

            Vuelvo a darle un vistazo a la imagen en mi teléfono enviada por Harry. Tengo la sensación de avanzar un paso y retroceder cinco con cada día que pasa. Tal vez simplemente debería rendirme y decirle a Daisy que este trabajo no es para mí mientras me despide en silencio y con extrema tristeza de esa promoción, los carteles luminosos del Time Square y un nuevo aire.

            Conteniendo mí malestar, recorro los metros hasta llegar a la puerta de mi odioso vecino. Tengo la intención de tener una conversación seria sobre la idea de colocarle una correa y darle electrochoques cada vez que se comporte como un imbécil.

            Golpeo la puerta unas cuantas veces sin suerte. “¡Abre, sé que estás ahí!,” demando. Definitivamente está aquí, vi su sombra a través de la ventana.



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En el texto hay: diversion, amor

Editado: 14.09.2023

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