A Toda Velocidad

Capítulo 14

            “¡Auch!” Exclamo sintiendo el picor en mi hombro.

            “Quédate quieta,” ordena Nora apenas entendible ya que sostiene un par de alfileres en su boca.

            Adivinen quién será el personaje invitado en su desfile este sábado. Yo. Yo seré su marioneta y ahora está ajustando el vestido que se suponía era de Loren sobre mi cuerpo sin una pizca de elegancia para una pasarela.

            El sólo decir esa palabra en mi mente me hace sudar. He intentado muchas excusas con la esperanza de que Nora se apiadara de mí, incluso le dije que jugaría a hacer el muerto en medio del escenario como método de supervivencia si no me dejaba echarme para atrás y dijo que mientras esté usando su vestido puedo hacer lo que quiero.

            Ahora estoy considerando el escape. Puede que hasta tenga un taxi listo para llevarme a algún lugar lejano donde ella no pueda encontrarme.

            “¡Auch!” Vuelvo a quejarme recibiendo una mirada lacerante por parte de la chica. “Estoy quieta, es como si lo hicieras a propósito,” murmuro antes de notar un ligero temblor en sus manos. “¿Estás bien?”

            Nora suelta un fuerte suspiro de frustración y se aparta para tomar asiento en uno de los sillones del pequeño atelier ubicado detrás de su tienda.

            “En este momento lo único que puedo pensar es si estoy preparada para este desfile.” Su tono decaído provoca una punzada en mi estómago. Sé lo mucho que significa esto para ella y lo menos que puedo hacer ahora es evitar quejarme.

            “¡Por supuesto que lo estás!” Grito saltando desde el circulo blanco elevado donde se ubican las modelos para tener una buena visión del vestido. “Has estado trabajando duro desde hace meses y los vestidos son increíbles, si tuviera dinero te los compraría a todos ahora,” aseguro sacándole una sonrisita. Volteo hacia el espejo de pie que se encuentra en una esquina e inspecciono la prenda que llevo. Es un atuendo de satén en tono champagne con apliques en blanco que lo hace ver delicado y elegante. La espalda está casi al descubierto de no ser por algunos hilos que cruzan la espalda. Es sexi pero no muestra demasiado, lo que lo hace perfecto para mí además de que Nora logró que abrace mi cuerpo de una forma espectacular. “Este que tengo puesto es verdaderamente hermoso, nunca me había sentido cara en un vestido.”

            “Te dije que era perfecto para ti.” Aún mantiene este tono desventurado pero puedo ver que su ánimo subió sólo un poco.

            “Continúa haciendo tu magia, si pude aguantar a Teo Guiraud puedo con unos pocos pinchazos.” Nora suelta una risa con gracia y el buen humor regresa de a poco.

            “Hablando del niño bonito, ¿dónde está? No lo vi en todo el día.”

            Sostengo el vestido en la parte del busto mientras ajusta la parte trasera. “Está en una celebración privada que organizaron los encargados de la competencia.”

            Teo comentó que la fiesta es en honor a todos los corredores y sus equipos como agradecimiento por su buen trabajo y cooperación en el certamen. También es una excusa para pasar un buen rato.

            “Que fino…”

 

            Leí el mensaje unas cinco veces antes de que mi cerebro hiciera click y tomara lo primer que tenía al alcance antes de salir corriendo. Ya me encontraba algo cerca del hotel donde se disputa el evento donde los chicos deben estar divirtiéndose, lo sé porque vi algunas fotos en sus redes sociales y en varias de ellas aparece Teo. Aún lejos debo mantener un ojo sobre él, no puedo darme el lujo de relajarme.

            Mil pulmones queman pero no dejo de correr como una lunática por la calle, aunque a mi parecer, soy más una heroína camino a salvar el día. Claro que no todos piensan lo mismo.

            Lo único bueno de todo esto es que mi tobillo está como nuevo después de unos días de descanso, incluso me dediqué a usar zapatos bajos. De otra forma este sería otro problema en qué pensar.

            Llego al balneario junto al hotel y cuando alcanzo a ver a Teo mi primer impulso es acercarme. Por supuesto, ante mi exabrupta aparición, el personal de seguridad me detiene al instante. Me siento complacida de saber que hacen bien su trabajo pero no la parte donde soy levantada por dos de ellos como una loca.

            “¡Déjenla, viene conmigo!” Exclama Teo corriendo hacia nosotros. Por fortuna no hay muchas personas a la vista y la situación se arregla en segundos.

            Luego de que el chico les explicara a los hombres lo que pasaba, me dejaron ir sólo si les daba el extintor de incendios que cargo.

            Tuve que acceder.

            “¡¿Cuál es la emergencia?!” Pregunto aun con el corazón a punto de explotarme.

            Teo me mira con atención, como si estuviera preocupado por mi estado exaltado. “Alguien quiere conocerte.”

            Lo observo con escepticismo y tomo una larga y profunda respiración.

            “Corrí diez calles con un matafuegos porque me dijiste que pasó algo,” susurro con evidente enfado.

            Levanta una ceja. “¿Y lo primero que agarras es un matafuegos?” Señala por donde se fueron los hombres de seguridad.



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En el texto hay: diversion, amor

Editado: 14.09.2023

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