Los sueños y los recuerdos que tenía con Evan cada vez estaban más presentes en mí. Y realmente, cuando algo se colocaba en mi cabeza, era muy difícil rechazarlo. Entonces Evan estaba en mi cabeza, está en mi cabeza y seguirá en mi cabeza. Aunque quiera rechazarlo, siempre vuelve. No puedo evitar sentirme culpable mirando a Connor a los ojos. Debía esforzarme mucho para poder eliminar a esa persona no sólo de mis sueños y de mis recuerdos sino de mi vida pero, en este momento, estaba siendo muy difícil.
Aunque estaba en el trabajo, seguía pensando en todo, ¿era correcto querer saber, aunque sea, si él se encontraba vivo? No podía creer que no lo encontraba en redes sociales. Miré a mí alrededor para espiar quiénes estaban cerca mío o si alguien se estaba por acercar. Tomé mi teléfono y abrí Instagram para poder buscar "Evan Rogers", una vez más, como hice en Facebook, busqué uno por uno. Muchas cuentas se encontraban en privado, muchos tenían el mismo nombre pero no eran ellos y ni siquiera eran de Chicago.
—¿Qué haces? —preguntó Connor haciéndome sobresaltar y bloquear rápidamente el teléfono. Cuando volteé me choqué con su rostro. Connor era muy atractivo. Sabía que, la mayoría de las personas que se encontraban aquí y cerca de él, querían intentar tener una cita con él, o que él les dijera sus palabras hipnotizantes. A simple vista, Connor se comportaba todo como un señor maduro y rico, aunque no era rico pero iba por ese camino, sin embargo, el hecho de haber alcanzando los treinta este mismo año, su fama subió de repente y no sabría muy bien por qué. Era un galán y muy inteligente. Lo admiraba.
Sonreí un poco nerviosa—. Nada. Me estaba dando un receso.
—Quería avisarte que no iré a casa esta noche —tomó una silla libre y la acercó a mí. Me removí en la mía y lo miré—. Saldré con Steve y con otros colegas. Tendremos una salida laboral, ya que es fin de semana —acercó su mano hacia la mía para concederme unas pequeñas y leves caricias. Miré hacia los lados para asegurarme, más allá que todos sepan la relación que teníamos, aún me sentía incómoda.
Sabía que a Connor le fascinaba salir a tomar unos tragos, salir a bares, de fiestas, invitar a sus amigos a la casa, salir un fin de semana a escalar montañas, ir a la playa por 15 días para sentirse el más poderoso y sexy del universo y no lo culpaba. A mi me gustaba, bueno la mitad de las cosas. Quería decirle que mañana era nuestro aniversario, pero, sinceramente, creo que lo que es importante para mí, tal vez, no sea importante para otros. A veces pienso que, en el fondo, Jenna con 15 años quería volver pero no, ya la maté.
Asentí con una sonrisa. Podía imaginármelo arriba de la mesa, un vaso en su mano izquierda, con anteojos de sol y cantando su canción favorita mientras estaba borracho. No lo estoy inventando porque lo he visto, es lo más divertido y ridículo pero él era feliz a su manera. Muchas veces me ha invitado, aunque creo que esta vez sólo irán personas de su nivel.
—Diviértete —le dije—. Te esperaré despierta.
Si lo lograba.
—No —negó con la cabeza—. Tú duerme tranquila, cariño. No te preocupes —besó mi mejilla rápidamente y desapareció de mi vista.
No iba a juzgarlo por olvidarse.
Luego de eso, volví a tomar mi teléfono y seguir en lo que estaba. Abrí la aplicación de Instagram, nuevamente, y busqué a el hermano de Evan, llamado "Jace Rogers" y , una vez más, no encontré absolutamente nada. De repente, me sentí preocupada porque sabía toda la tristeza, que alguna vez, transitó en su vida y como también yo he sido la más inútil de la relación. Golpeé levemente mi frente contra el escritorio que se encontraba frente a mí, estresada con toda la situación, me pregunto ¿por qué se le ocurrió aparecer en mis sueños? Realmente me engañé pensando que lo había borrado de mi vida por completo.
Miré por encima de la computadora y divisé cómo Brianna estaba, la mayor parte del tiempo, detrás de Connor. Rodé mis ojos. Connor se movía hacia un lado y Brianna lo acompañaba. A pesar de estar acostumbrada, nunca dejaba de ser molesto porque ¿no le daba vergüenza? Estoy justo aquí.
Una vez llegada la noche, salí del trabajo para poder caminar por las calles de Florida, pedí un café helado en una cafetería cerca de la empresa y me senté en unas de los bancos que estaba instalado en la acera. Una vez más, pensaba en lo mismo.
—Carajo, me estoy volviendo loca —dije por lo bajo, completamente enojada conmigo misma. Tomé el teléfono para llamar a Amy, mi hermana menor. Era una de mis personas favoritas en la tierra, que a pesar de ser yo una insoportable; ella siempre estaría para mí.
—¿Qué quieres? —atendió. Bueno, no eran tan adorable.
—¿Podrías ser más simpática?
—La simpatía y yo no nos llevamos del todo bien.
—Lo sé pero podrías intentarlo.
—¿Me dirás qué es lo importante?
—Qué bueno que digas que es importante porque, para mí, lo es —dije, ahora recostada en el banco—. Tengo que contarte algo.
—Espera, ¿has terminado con Connor?
—¿Eh? No. Claro que no terminé con Connor.
—Oh, todavía no.
—¿Cómo que todavía no?
—Ya sabes. No combinan para nada —dijo ella muy sincera.
—Amy, no seas así. Connor es la persona más maravillosa que he conocido. Nunca hay un mal día para él —comencé a decir. Lo cual era cierto—. Él siempre me ha tratado con respeto.
—No he dicho que no pero a veces se olvida que lleva una relación de casi dos años.
—No llamé para hablarte de Connor —dije, volviendo al tema principal—. Llamé porque me ha pasado algo últimamente. ¿Recuerdas a Evan?
—Sí. ¿Cómo no voy a recordarle? No parabas de hablar de él y con él hace unos años atrás. Por cierto, él si me caía bien.
—Concéntrate —dije mientras miraba hacia la noche que estaba encima mío—. Hace días he estado soñando con él. No puedo explicarte las veces que lo hice y... decidí buscarlo.