Recuerdos 3.0

En los días de lluvia y de mucho frío, recordaba la calidez de sus palabras hacia mí. Que, poco a poco, con el tiempo ellas iban desapareciendo. Recordaba su manera de cuidarme, de cuidar cada detalle para que me mantuviera estable. Parecía un niño cuidando de una bola de cristal, no me había dado cuenta que yo intentaba también cuidar de mi cristal pero siempre se me terminaba cayendo... Evan se esforzaba para que, a pesar de la distancia, yo fuese la persona más feliz del mundo y si, en algún momento, yo estuviera triste entonces él cambiaría completamente mi tristeza en una alegría inmensa.

Hasta hoy en día, no podía creerlo cómo es que lograba hacerlo en tan pocos segundos. A veces basta con que él esté feliz. Otro error mío que dejé pasar.

Evan: ¿Qué pasa hoy?

Jenna: Peleé con mamá. Ojalá tuviera las agallas y la edad para irme de aquí.

Con mamá teníamos peleas tan tontas, sin embargo, como toda pelea que ocurría en mi vida; yo terminaba llorando como una desquiciada por cosas que de las que yo, muchas de las veces, era responsable.

Entonces ahí estaba Evan, a kilómetros de mí, haciendo lo que peor le salía y lo que no le gustaba hacer: Contar chistes horriblemente malos.

Pero también ahí estaba yo riéndome por más malos que fueran sus chistes, por el simple hecho que todo lo que pasaba entre Evan y yo lo vivía a lo extremo.

A veces pensaba que era injusto tener a alguien que podía, de un momento a otro, secar mis lágrimas desde una distancia abismal, sin embargo, yo no podía ofrecerle lo mismo. No era lo suficientemente buena para hacerlo feliz así sea desde la otra punta del universo. Otras de las cosas que me destruía por completo.

No podía dejar de dar amor, aunque cada vez que más daba más me vaciaba.

Evan: ¿Cómo te sientes hoy?

Jenna: Cuando hablo contigo puedo olvidarme de absolutamente todo. Ojalá estuvieras aquí.

Evan: Ahora es difícil pero, en un futuro, no sólo estaremos juntos sino que viviremos juntos.

Las promesas rotas podrían acabar con las ilusiones de ese "algún día".

Jenna: Quisiera hablar cara a cara contigo y de cualquier tema, así sea de las estrellas o sólo que me abrazaras cuando me estoy cayendo en pedazos.

Evan: No te preocupes, pasará.

¿Cuándo? Pensaba. ¿Por qué era tan difícil llegar hasta él?

En la actualidad, cada vez que caminaba por las calles de Florida, creía verlo en la parada del autobús, cuando estaba en el shopping e iba en un ascensor creía verlo bajando por las escaleras, cuando compraba en un supermercado, podía divisar que él estaba del otro lado de las gondolas, sin embargo, en todas y cada una de las oportunidades rápidamente iba hacia él. ¿Por qué creía que estaría aquí? A veces no sólo lo veía en mis sueños sino realmente había personas parecidas a él.

Al principio no fue fácil, luego cerraba los ojos y respiraba. "No es él, ojalá fuera él pero no es él" me dije a mi misma.

Jenna: ¿Cuándo?

Evan: Cuando crezcamos. Iré hacia a ti.

Jenna: O yo a ti.

Evan: Tú eres una bebé. No puedes venir hacía a mí.

Si supiera.

Si supiera que hubiese hecho cualquier cosa por él, ¿se hubiese quedado conmigo?