Desperté cansada nuevamente. A veces el cansancio en las piernas duraban días.
Llegué al trabajo completamente dormida. Pensé que, tal vez, podían darnos unos días pero, al parecer, no. Necesitaba vacaciones. Y las necesitaba en Chicago en realidad, pero creo que sería demasiado obvio. Además de ir a cobrarle los abrazos a Evan, que supuestamente él debía para mí.
Ya en el trabajo y frotándome los ojos que seguían dormidos y cansados, Steve se acercó a mí para entregarme unos documentos.
—Buenos días —me dijo—. Ten esto.
Tomé los documentos entre mis manos para dejarlos junto al teclado de mi computadora, y ladeé la cabeza para mirarlo con suspicacia.
—¿Qué tienes?
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? —se tocó la cara a una velocidad máxima—. ¿Qué tengo?
Carcajeé, lo cual podría haberme oído todo el mundo—. ¿Qué pasa? Es que estás rojo. ¿Tienes calor?
—¿Eh? No estoy rojo —me dijo fingiendo no entender nada.
Steve no estaba rojo. Sólo quería volverlo loco.
La verdad es que, hace unas horas atrás, Lydia vino a decirme que Steve le había pedido para salir, más allá de que se estaban conociendo pero... querían conocerse mientras eran novios. Así que era mi momento para poder pincharlo. Además de que era gracioso.
—Hhum. —Me paré en mi lugar y lo escaneé de arriba hacia abajo—. Algo huele raro aquí.
Steve levantó sus cejas. Se alejó unos pasos de mí—. Me estás cansando, ¿qué tengo? —Y de repente, pareció haberse dado cuenta hacia donde iba—. Oh... claro. Ustedes son rápidas, ¿no? Desde luego Lydia no puede mantener un secreto.
—¿Era un secreto? —le dije—. ¿Acaso te da vergüenza ser su novio?
—Claro que no —dijo—. No me gusta que se metan en lo que me importa.
—Es decir, ¿te importa? —sonreí divertida.
Suspiró enojado. Y se acercó a mí, inclinando su cabeza hacia en forma desafiándome—. Me quitas la poca paciencia que tengo en mis mañanas.
Me reí—. Eres un idiota enamorado —le dije.
—Mira quién habla —me dijo Steve.
Bueno, estaba por perder la pelea así que cambié de tema. Me giré par a volver a sentarme y seguir haciendo mi trabajo en la computadora.
—No te gusta perder —siguió hablándome. Lo ignoré apretando mis labios para no reír. Luego, se giró y comenzó a caminar lejos de mí. Exclamó—. ¡Tú estás enamorada Jenna Bennet!
Miré hacia a mi alrededor desesperada. Todos lo habían escuchado.
Pedazo de idiota.
El día había pasado bastante rápido. Aunque todo era muy aburrido.
La relación que tenía con Connor estaba mejorando. Traté de acercarme a Brianna pero sinceramente era un poco imposible. Si no había esfuerzo de su parte, yo no iba a gastar mis energías así que me resigné. Lo bueno es que con Connor podíamos hablar como dos personas civilizadas, me ha traído al trabajo algunas cosas que quedó en su casa. Y lamentablemente, no se tardó en difundir el rumor de que habíamos terminado. Eso ocasionó que Williams nos llamase y nos preguntara si podíamos trabajar de una forma cómoda, lo que afirmamos y dijimos que éramos muy buenos amigos y que no debía preocuparse. Williams nos aseguró que estaría pendiente de nosotros pero no de una mala manera.
Almorzábamos juntos con Lydia, Steve y Brianna todos los días en el trabajo. Ya que, luego de casi una semana que había llegado a Florida, estuve muchas veces pensando en enviarle un mensaje a Evan, sin embargo, no quería ser lo demasiado molesta porque... me conocía. Después de cuatro años, iba a querer saber todo de él. ¿Estás bien? ¿Qué has hecho todo este tiempo? ¿Cómo llegaste a poner una cafetería? ¿Qué haces todos los días? ¿Te siguen fascinando los gatos? ¿Sigues enamorado de tu crush televisivo? ¿Tocas el piano muy seguido? Y muchas de otras preguntas que preferí guardarme por miedo a quedar molesta.
Quería darme tiempo. No éramos amigos y eso lo hacía más difícil aún. Aunque no necesitábamos ser amigos para escribirle pero... la verdad es que no puede hablar de cualquier manera con alguien que no es tu amigo sino que es alguien que conoces hace años.
Cada vez pensaba en más idioteces.
Eleanor:Yo voto porque le hables.
Jenna: No... mejor no.
Eleanor: No le molesta que le hables. Tal vez está esperando a que dejes de tener miedo y puedas arriesgarte un poco más. Lo dijo, ¿no es así?
Eleanor:Te has animado a darle un abrazo... ¿Cómo puedes no animarte a hablarle?
Eleanor: ¿Eres idiota?
Jenna:¿Siempre tengo que dar el primer paso?
Eleanor: Hasta que dejes tener miedo.
Eleanor:Es que no lo entiendo, ¿cómo puedes sentir miedo de él?
Jenna: No tengo miedo de él, Eleanor. Sólo que me pongo nerviosa al dirigirle la palabra y además es todo muy delicado. Evan no es cualquier persona, y por eso no quiero hablarle de cualquier manera.
Jenna: ¿Eso no es especial?
Eleanor: Claro que es especial pero... no dejes que te malinterprete.
Jenna:No lo haré. Tal vez lo llame.
Eleanor: ¿Cuándo?
Jenna: ¿Cómo que cuándo?
Jenna: Hoy.
Eleanor:Quisiera estar escuchando la llamada de ustedes dos.
Jenna:Tú quiere estar en todo cuando se trata de nosotros dos.
Eleanor: Es que no puedo creer que no estuve para presenciar ese abrazo. De seguro fue tan hermoso para ti. Me siento una mamá orgullosa.
Eleanor:Y no lo hizo porque sí, ¿entiendes?
Jenna: ¿Cómo?
Eleanor: Claro, de lo que dijo Noah, ¿no te acuerdas?