Desperté, esta vez más calmada que en la madrugada. Me senté en la camilla pensando una y otra y otra vez si lo de la noche anterior fue un sueño o había sido real. Llegué a la conclusión de que había sido real. Se me escapó una sonrisa, aunque no podía sonreír mucho porque aún el labio dolía por el golpe. Al parecer, había dormido un poco más de lo normal. Podía sentir cómo aún todo mi cuerpo estaba en un dolor extremadamente molesto.
Miré a mi alrededor en busca de Evan, pero no se encontraba. Junto a mí ya no estaba. No tenía mi teléfono, tampoco sabía si había sobrevivido a ese día.
Me levanté sintiendo aún mis dolores físicos y busqué un cepillo de dientes, una toalla de mano y una que otras cosas para poder hacer mis necesidades. Me dirigí hacia el baño sin la ayuda de nadie, lo cual fue algo complicado, ya que, los dolores estaban muy presentes en mi cuerpo.
Una vez que salí del baño, mis ojos chocaron con la espalda de Connor. Él giró al escuchar el sonido de la puerta abrirse. Cuando volteó, su sonrisa fue de lo más increíble. Se veía tan feliz de verme que, de una manera apresurada, vino hasta a mí para envolverme entre sus brazos. Me apretó ligeramente sin causarme dolor alguno.
—Te extrañé —me dijo. Sonreí devolviéndole el abrazo—. Qué bueno que estés bien. Estaba muy preocupado por ti.
Antes de responder, entre sus brazos aún, escuché la voz de Amy y de Eleanor entrando en la habitación.
Eleanor carraspeó, a lo que me separé de Connor. Mi rostro se iluminó por completo al verla a ella y Amy entrar. Ellas se dirigieron hacia a mí y me abrazaron, a diferencia de Connor, gemí de dolor cuando ellas lo hicieron.
—Auch, duele, duele, duele —dije y ellas me soltaron enseguida.
—Lo siento —dijo Eleanor—. Es demasiada la emoción.
Amy rió—. Qué débil —bromeó. Ladeé la cabeza mirándola mal.
—Cállate —le dije, comenzando a caminar para recostarme en la camilla nuevamente. Connor me acompañó hasta poder acomodarme del todo.
—¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? —me preguntó Connor—. ¿Quieres que llame a la enfermera?
Negué con la cabeza—. Me siento bien. La enfermera seguro vendrá en unos minutos.
Él asintió. Amy dijo—: Mamá está trabajando. —Hizo una mueca triste—. Pero te envió saludos y dijo que vendrá después.
Asentí sonriéndole. Extrañaba a mamá, de repente.
—¿Necesitas algo? —preguntó Connor. Negué nuevamente.
—No. No te preocupes —le sonreí con amabilidad. Él me veía con una expresión preocupada. Al parecer... asusté a todos—. Lo siento por asustarte.
—No digas eso —me dijo—. Ya pasó. Ahora estás bien.
Estaba por responder pero fui interrumpida por la presencia de Steve, Lydia y Brianna. Oh... eran muchos en esta sala. Sin embargo, no estaba Evan por ningún lado. Estaba buscando el momento para preguntar por él.
Steve me dedicó una sonrisa tan sincera que no podía descifrar si era él o no. Fruncí el ceño.
—¿Me estás sonriendo? —le pregunté a penas había entrado. Él llegó hasta a mí para abrazarme junto con Lydia. Brianna, prefirió no hacerlo pero sí me sonrió. También le devolví la sonrisa.
—Te extrañamos —dijo Lydia con lágrimas en los ojos. Oh... era igual de sensible que yo. Los dos se separaron para mirarme mejor.
—Pero pasaron días —dije. Porque era verdad, sólo pasaron algunos días. Ni siquiera una semana.
—Es que todo fue un gran susto —dijo Steve, se colocó serio. Bueno, no recuerdo muy bien del todo pero, al parecer, me podría haber matado—. Podrías haber muerto, Jenna.
Todos asintieron de acuerdo con Steve, a lo que dijo—: Volveré pronto de todos modos. No me van a a extrañar más.
—Tienes que descansar —dijo Brianna, de una manera amable pero a la vez seria. No entendía muy bien sus expresiones. Nunca había hablado muy bien con ella—. No tienes por qué volver tan pronto. Todos te envían saludos. También se preocuparon mucho por ti.
Le sonreí de lado—. Entiendo —dije—. Es que me aburro...
Eleanor levantó las cejas—. Pero ¿qué rayos dices? Debes descansar y se acabó —dijo ella, tomando asiento. Mirarla me recordó a Evan, nuevamente.
No aguanté más y pregunté.
—¿Evan? —me dirigí a Eleanor esta vez—. ¿Dónde está? Estaba aquí hoy en la mañana... —Bueno. Eso creía. Se supone que había dormido cerca de mí.
Lydia levantó las cejas—. ¿Evan está aquí también? ¿Por qué no nos lo dijiste? —preguntó a Connor. Él no respondió nada.
—Él se ha ido a comprar algo para que desayunes —dijo ella. Oh... ya entendí.
—¿No se perderá por aquí?
—Él no es tú —dijo ella. La miré mal y luego reí. Bueno, eso era verdad.
Después de unos minutos de hablar de cualquier cosa random que podíamos llegar a hablar todos juntos, Evan entró muy cauteloso y murmuró un saludo inaudible. La mayoría quedó callado, pero como Evan no siguió hablando para nada; Amy habló. Aunque, mi atención ya estaba puesta en alguien que había llegado con un desayuno.
—Bueno —dijo mi hermana—. Yo iré a clases ahora. Eleanor, ¿te quedas aquí, cierto?
Eleanor asintió, a su vez que Evan dejó el desayuno en la mesa, el cual acercó a mí—. Tienes que comer —me dijo en un tono que solamente yo pude oír. Mis amigos se hablaban entre sí mientras yo estaba mirando el rostro de Evan. Ya que era de día, podía apreciarlo más. No quise ser muy obvia pero estaba muy cerca.
—De acuerdo —le dije.
Lydia estaba mirándome muy atenta. Ella estaba con una sonrisa enorme. Ojalá podría disimular más sinceramente—. Bueno —dijo ella—. Nos tendremos que ir a trabajar. Sólo nos dimos un recreo. Además, Jenna debe descansar, ¿no?
La miré después de haber estado mirando a Evan—. No me molesta que estén aquí.
Connor estaba mirando a Evan como acomodaba absolutamente todo, y luego se sentó con su teléfono un poco lejos de los demás. Una vez más, estaba ignorando a todos. Evan era muy particular. Por la expresión de Connor no parecía agradarle mucho Evan, en realidad nunca lo hizo pero esta vez era más personal de lo que creí.