Decidimos salir con Eleanor, Amy y Evan. No teníamos en claro hacia dónde íbamos a ir pero nosotros ya nos pusimos en marcha. Durante la ida, Amy se le ocurrió ir al shopping más grande de Florida. Más allá de que esté presente Eleanor y Amy, era la primera vez que salía con Evan. Tenía muy en claro que no era una cita pero todo se sentía tan nuevo y maravilloso que no podía evitar no estar emocionada. Mirarlo caminar junto a mí lo más natural posible, parecía que lo hubiésemos hecho toda la vida.
Evan captó mi mirada sobre él. Levantó sus cejas.
—¿Qué tanto miras? —me preguntó en un tono que yo solamente escuchase, mientras Amy y Eleanor caminaban más adelante que nosotros.
Recordé que no debía ser miedosa.
Sin embargo, si comenzaba a realmente soltarme y decir lo que realmente pensaba... ¿No terminaría asustado él? Espero que no.
—Te miro a ti —le dije sosteniendo su mirada. Debía ganarle. Aunque mi rostro ya estaba caliente.
Evan sonrió de lado. Parecía divertido. No respondió.
—¿No puedo? —le pregunté un poco divertida también.
—No he dicho nada —dijo levantando sus manos en forma de inocencia.
Solté una risa.
Entramos al shopping y decidimos tomar algo en una cafetería en primer lugar y pensar qué era lo primero que íbamos a hacer. Eleanor era muy inteligente y siempre estaba pendiente de todo así que, a pesar de que yo no me negaba, ella hacia todo sin avisarme. Ya tenía todo planeado en su cabeza. Se sentó rápidamente con Amy, dejándome junto a Evan.
Eleanor decía que de alguna manera lo nuestro tenía que pasar. Tarde o temprano.
Según lo que ella me había susurrado hace unos minutos atrás era; que parecíamos una pareja. Pf. Ni en mis mejores sueños podríamos ser pareja con Evan.
En mis sueños siempre algo malo estaba pasando.
Decidimos pedir a través de una aplicación para que puedan traernos en la mesa. Nunca lo había hecho así que decidí hacerlo yo.
—Quiero un batido de frutilla con crema y una porción de torta de chocolate —me dijo Eleanor.
—Yo quiero una copa de helado con salsa de chocolate —dijo Amy. Ella siempre quería helado.
Pedí para mí rápidamente un chocolate caliente con un tostado de jamón y queso. Luego miré a Evan.
—¿Qué ofrece el menú? —preguntó. Se acercó para mirar conmigo el menú a través de mi teléfono. Se había acercado demasiado. Pude ver de reojo como Eleanor codeó a Amy. El cabello de Evan rosó mis mejillas. Se alejó—. Quiero un café con dos croissant —me dijo.
Luego de unos minutos, nos los trajeron. Amy de repente, dijo—: Saquemos una foto como recuerdo que estuvimos aquí con Eleanor y Evan.
Asentí. Me parecía una buena idea.
Mi menté se frenó de golpe.
Esperen.
Yo nunca he tenido una foto con Evan en mi vida. Quedé pensando.
Amy sacó en un abrir y cerrar de ojos la foto. Evan se lo veía serio hasta en las fotos.
—¿No puedes sonreír un poco? —le dijo Amy mirando la foto con una mueca triste.
—No —dijo tomando de su café—. Demasiado te permití que me sacaras una foto.
Me reí—. Discúlpanos, olvidamos que eres una persona famosa.
—¿Siempre vienen a este lugar? —preguntó Eleanor mirando a su alrededor. Sí. El shopping era gigante.
—He venido no muchas veces —dijo Amy—. Suelo venir con mis amigas de la universidad. Jenna ha venido más que yo.
—¿Ah sí? —preguntó Eleanor—. Bueno, Jenna tiene sus amigos de trabajo.
—No lo diría tan así —dije un poco dudosa—. Pero sí he venido bastante. Con Connor solíamos venir.
—¿Tenían sus citas aquí? —preguntó Eleanor como si nada. Bueno ella era así.
Levanté mis cejas dándome cuenta de lo que intentaba hacer—. Sí —le respondí—. Obviamente.
Miré a Evan—. ¿Te gusta? —pregunté por lo que estaba comiendo.
Asintió—. ¿A ti?
Asentí.
—Hacía mucho frío en la noche —dijo Amy—. ¿Ustedes lograron dormir bien? —nos preguntó.
Recordé la noche anterior. Miré a Amy algo extrañada. Al parecer, no lo estaba haciendo con intención. Realmente estaba preguntándolo.
—Creo que la ventana estaba abierta —dijo Eleanor—. Pero ellos no pasaron frío para nada.
Evan levantó su mirada. Clavó sus ojos en ella—. ¿Te estás divirtiendo?
—Claro que sí —dijo ella con una sonrisa de superioridad.
—¿De qué hablan? —preguntó Amy.
Ignoraron por completo a Amy.
—Entonces sé más clara a la hora de hablar —dijo él. Parecía no tenerle miedo a nadie.
—¿Qué quieres que diga? —dijo ella—. ¿Lo que vi?
—¿Qué viste? —preguntó él inclinándose a ella. Eleanor también se inclinó. Parecía una guerra.
Yo seguí tomando de mi chocolate. Ya me estaba pareciendo normal esta situación.
—¿Quieres que lo diga? —preguntó ella desafiándole. Evan cambió su expresión por completo. Eleanor retrocedió—. Mejor no lo digo.
Solté una carcajada.
—No entiendo nada —dijo Amy rendida.
Miré la espuma de mi chocolate y murmuré—: Debe darle vergüenza. Déjalo. —Eleanor oyó pero no respondió nada, comenzó a mostrarle algo a Amy que no llegué a oír. Evan también me escuchó.
—No me da vergüenza —me miró fijamente—. Sólo no quería que ella lo diga.
—Oh, bueno, pensé que sí —dije en un tono que podamos oír los dos.
—¿Quién dijo eso?
—Lo pensé...
—Siempre piensas demasiado —me dijo. Lo decía bastante seguido.
—Tal vez un poco.
Quizás pensaba las cosas demasiado pero, de todos modos, no me daba vergüenza. ¿Por qué me daría vergüenza haber dormido con él? Fue de lo más cómodo de este mundo.
—¿Cuándo se irán? —preguntó Amy—. Porque mi hermana ya está mejor. Mírenla. Ya camina.
Qué mala era. Definitivamente no podría ser mi hermana.
Eleanor se rió—. Seguramente en unos días.
—¿En unos días? —levantó sus cejas—. ¿Por qué se quedarían tanto tiempo por este ser humano?
Ah bueno...
Realmente me quería.
No pude evitar reír.