A Través De Mis Sueños

Capítulo 32

Evan me envió un último mensaje hace tres días, diciendo:

Evan: Jen, he llegado bien a Chicago. ¿Y tú?

Le respondí pero no obtuve otra respuesta de su parte. Detestaba sentirme molesta por esta situación, ya que, Evan podía estar sólo ocupado porque se ha encontrado con mucho trabajo. Pero... ¿por qué tenía un mal presentimiento? Pensaba que, tal vez, estaba exagerando demasiado y que sólo eran mis pensamientos. Eleanor aún seguía preguntándome si se había contactado conmigo... Traté de convencerme de que era normal esta situación. Ella decía que dejara de decir que era normal porque no era normal después de pasar tanto tiempo juntos, era muy raro no contactarse con tanta naturalidad entre los dos.

Me encontraba en el trabajo. Las ganas de almorzar se hicieron presente en mí, y me dirigí hacia un restaurante para poder comer algo rápido. Mis pasos se detuvieron cuando sentí una mano tomando mi muñeca. Volteé a mirar. Era Connor.

Después de lo que había pasado, creí que era mejor que él pensara en todo lo que le estaba pasando. Sabía que lo del beso había sido un impulso de su parte pero siempre me ha molestado sus actitudes respecto a Brianna. Ni siquiera podía ponerle un freno o algo por el estilo. Él estaba a la defensiva con Evan, me parecía lógico pero no me parecía justo.

—¿Sigues enojada? —me preguntó con una mirada triste que se reflejaba en sus ojos.

—No estoy enojada —contesté—. Te pedí que pudieras pensar las cosas mejor. Sé que el beso fue un impulso tuyo pero tú y Brianna deberían comportarse porque Evan jamás les ha hecho algo malo.

—Tienes razón —dijo, soltó mi muñeca—. Actué por impulso. Te vi tan feliz que no lo soporté y es egoísta de mi parte porque fuiste sincera.

—Tú —me acerqué a él—. No estás siendo sincero, Connor. Tú —apunté a su pecho—. Estás confundido y detestas que yo tenga la razón. Detestas que alguien no tenga ojos para ti. Te conozco. No quieres dejarme ir pero no dejas que Brianna se acerque a alguien. ¿Qué significa eso para ti?

Connor quedó mirándome unos segundos en silencio como si hubiera dado en el clavo.

—Okay —dijo al fin—. Es verdad. No lo voy a negar. Mi relación con Brianna es diferente, siempre ha sido así desde que éramos pequeños. Pero estuve dos años contigo, ¿cómo puedes pensar que no te quiero?

—Nunca pensé que no me querías, Connor —repliqué—. Pero pienso que tus sentimientos se han mezclado. Piensa conmigo, ¿por qué no dejarías que Brianna saliera con Scott? —Scott era un compañero de trabajo, del mismo sector que Connor—. ¿Quién eres tú para estar decidiendo por ella?

—Sé lo que es mejor para ella.

—No —negué con la cabeza—. No puedes seguir insistiendo que sientes algo por mí. Es como si lo estuvieras esforzando de alguna forma. Acepta que la quieres, y créeme, nosotros dos nos llevaremos mucho mejor.

Volteé dando por finalizada la conversación.

—Jenna —me llamó, giré a verlo.

Antes de seguir con mi camino y que él me hablase, le dije—: Y no vuelvas a besarme para convencerte de alguna cosa. Eso no va conmigo. Ya lo sabes.

Connor resopló molesto, dando media vuelta para irse para el lado contrario.

Alcancé a comer lo suficiente antes de volver a trabajar.

En este mismo día, Eleanor mencionó que Evan no estaba respondiéndole tampoco.

Volví a enviarle un mensaje preguntándole si estaba bien, sin embargo, una vez más, después de 5 días exactos; Evan no respondió.

No podía fingir que no me importaba porque me importaba y mucho. No quería sonar desesperada porque Eleanor ya se había dado cuenta que estaba preocupada, desesperada y paranoica. Yo era de esta manera y no podía ocultarlo.

—Tengo miedo de parecer una molestia —le dije a Eleanor mientras miraba el techo de mi habitación. Estábamos en llamada—. Me siento una adolescente de quince años queriendo hablar con el chico que le gusta.

Eleanor se rió—. No lo niego —dijo—. Pero no debes tener miedo. ¿Cuál es el problema que todo esto te esté preocupando?

—Tanto pensar, volví a soñar con Evan en la noche —confesé—. No eran tan bonitos los sueños.

—Estás pensándolo mucho y estás muy preocupada por eso sueñas con él de nuevo. Hace mucho no pasaba.

—No —le dije—. Ha pasado una semana. ¿Qué debería hacer?

Eleanor hizo una pausa antes de hablar.

—Es raro —dijo—. Es muy raro. Estoy segura que no dejaría de hablarte de esta manera después de todo. Aunque hay algo aquí que no está siendo lógico.

—Aunque él era de desaparecer así, ¿lo recuerdas?

—Lo recuerdo —confirmó ella—. Pero aún así es raro... Entonces, ¿haremos lo acordado?

—¿Qué acordamos? —pregunté, lo había olvidado.

—Si pasaba una semana, pediríamos información a Noah.

—Oh... cierto —recordé—. Sí, dile. No puedo fingir más. Sinceramente, no lo estoy soportando.

—¿Yo? —preguntó ella—. Lo harás tú. Te enviaré el contacto.

—¿Yo? ¿Por qué?

—Porque tu novio desapareció —me dijo.

—Evan no es mi novio.

—No dije nada que te molestara. En realidad quieres que sea tu novio.

—Que quiera y que lo sea, hay un gran abismo entre una cosa y la otra —dije—. Bien. Pásame, le hablaré yo. Quedaré como una obsesionada.

—Mierda —dijo ella—. Deja de tener miedo.

—Lo siento. No puedo evitarlo.

—A causa de tus miedos, esperamos una semana. ¿Y si ha pasado algo grave?

—No digas eso, Eleanor.

—Es la verdad —dijo ella—. Todo comenzará a avanzar cuando dejes de tener miedo.

Me estaba regañando pero tenía razón. En el segundo día que no supe de Evan, Eleanor dijo que lo llamara. ¿Cuál era el problema? Claro que para mí había problemas con llamarlo. Pensé que, al no responder, entonces de mi parte no debía hacer nada más que esperar... Me equivoqué.

No era muy temprano pero, aún así, decidí llamar a Noah. Eleanor dijo que si le enviaba un mensaje de texto, tardaría más en responder. Ella no era muy paciente que digamos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.