MARK
Me parte el alma verla así. Hecha polvo, destrozada. No es más que una sombra de la mujer fuerte, atrevida y vibrante que conocí hace meses. La mujer que me tiró de un árbol antes siquiera de conocerme porque me reí de su conversación absurda con el listillo de Ryan. Ahora ya no la veo. La mujer frágil que tengo dormida entre mis brazos no es ella. Los ojos que un día reflejaban el fuego que vivía dentro de ella, ahora solo son unas esferas vacías, sin el más mínimo rastro de lo que fue. Me mata verla así. Tengo que conseguir que vuelva a ser la misma de antes, y si hablar con el hombre ese es la forma de empezar, es lo que haremos.
La levanto en mis brazos, y la llevo a la cama. Merece un descanso, hace días que no descansa lo suficiente. Entre la prueba para Juilliard, y lo de su madre….
Yo también necesito descansar, Me acuesto junto a Lotte y nos cubro con una manta ligera. Antes de darme cuenta, caigo en los brazos de morfeo.
No sé cuantas horas han pasado cuando vuelvo a abrir los ojos, pero el sol asoma por el ventanal del salon. Lotte sigue durmiendo, sí que debía estar cansada. Me levanto lo más cuidadosamente posible, y salgo al salón para llamar al servicio de habitaciones. Para cuando llega el desayuno, sigue dormida. Empiezo a preocuparme, por lo que voy a ver como se encuentra. Cuando entro al cuarto, me la encuentro sentada recostada contra el cabecero de la cama, con las piernas cruzadas a lo indio y el móvil sobre estas. Lo está mirando detenidamente, casi sin parpadear.
-¿Lotte? ¿Estás bien? -pregunto mientras me acerco a ella para ver que está mirando. En la pantalla del móvil, sale el número de teléfono del hombre que tuvo el accidente con Beth.
-No sé si puedo llamarle.
-No tienes por qué hacerlo. Si no quieres, no lo hagas. SI quieres pero no puedes, ya sabes que haría lo que hiciera falta por tí, mi amor.
-Voy a mandarle un mensaje.
Me parece bien, cualquier cosa que quiera hacer, me parece bien. Es su decisión. Por lo visto, ha quedado con el hombre en el restaurante del hotel dentro de unas horas. Apenas tenemos tiempo de desayunar, cuando salímos de nuevo hacia el hospital. Mis padres y Lucy han estado quedándose con Beth en caso de que hubiera novedades pero me imagino que no ha pasado nada nuevo.
Cuando llegamos al hospital, Charlotte va directa al puesto de las enfermeras, a preguntar por las novedades, y a juzgar por su cara, no deben de haberle dicho nada. Vuelve junto a mí, por lo visto, la doctora vendrá enseguida a comunicarnos algo importante. Una vez dentro de la habitación, podemos ver a Lucy durmiendo en el sofá, tapada con una manta y hecha una especie de pelota. Lotte la despierta con todo el cuidado del mundo, le agradece haberse quedado para poder descansar, y la manda de vuelta al hotel a descansar de verdad. Lucy se opone un poco, pero no puede negar que ese sofá es el más incómodo del mundo y es imposible que haya descansado algo. Finalmente, se despide de los dos y se marcha.
Apenas llevamos 30 minutos en el hospital, cuando abren la puerta y entra la doctora.
-Tengo buenas y malas noticias. Las malas son que ninguno de vosotros sois compatibles con ella, por lo que ninguno podéis ser el donante. - La doctora la mira directamente, supongo que a la espera de que reaccione de alguna manera. - Pero la buena noticia, es que la pusimos en la lista de espera, y milagrosamente ha aparecido un donante compatible. -Charlotte empieza a temblar, sus ojos se llenan de lágrimas. Espero que sean de felicidad por haber encontrado una solución para su madre. La doctora continua con las noticias:- Hemos programado la cirugía para dentro de una hora, como ya sabéis es muy urgente. Vendrán a prepararla en unos momentos.
Le agradecemos a la doctora las buenas noticias, y esta sale de la habitación, dejándonos a los tres solos. Charlotte se acerca a su madre, y le coge la mano. La tiene llena de tubos metiendo y sacando líquidos, llena de moratones, nadie que la conociera, diría que esta es ella. Nos quedamos así varios minutos, hasta que un par de enfermeros entran y se llevan a Beth. Por lo que nos dicen, entre la preparación y la operación, pasarán varias horas antes de que haya noticias, por lo que me llevo a Charlotte del hospital. Necesita aire fresco, no estar encerrada en habitaciones de hotel o hospital, así que cogemos un taxi y me la llevo a la playa.
El paseo marítimo está lleno de puestos en los que venden montones de recuerdos, joyería hecha con conchas, puestos de helados, puestos para alquilar tablas de surf, barcas, … Supongo que a ambos nos vendría bien hacer algo divertido, hace días que no hacemos más que preocuparnos por mil cosas. Dejo a Charlotte en un pequeño restaurante situado en la misma playa, y me excuso para ir a buscar un par de cosas. Recuerdo haber visto un pequeño puesto en el que vendían ropa de baño y accesorios. Comprarnos un par de bañadores y toallas es el primer paso. Sé que Charlotte tiene unos gustos exquisitos y que esto no es más que un puesto minúsculo, pero en cuanto llego, veo un traje que me recuerda a ella. Es atrevido, pero elegante. Llamativo pero de un negro relativamente discreto. Me lo llevo junto con un bañador con estampado de hojas para mí, y un par de toallas. De vuelta al restaurante, paso por el puesto de alquiler de barcas, y reservo una pequeña barquita, lo suficientemente grande para nosotros dos.
Cuando vuelvo junto a Charlotte, me la encuentro tomando un gran helado, lleno de golosinas, virutas de colores, frutas y un montón de cosas más. Es lo más divertido que la he visto comer hace mucho tiempo. Con la bolsa tras mi espalda, me acerco lo más sigilosamente posible, y la abrazo por la espalda. Ella de un pequeño brinco al notarme, pero se relaja al momento. Me siento frente a ella, y la veo terminar de comerse su helado. Tiene la cara llena de restos de helado, y en sus ojos se ve una pequeña chispa de alegría.