A tu lado.

Capítulo 1

1  año antes.

No me puedo creer que me haga esto a mí, a su única hija. Mudarnos de la increíble Los Ángeles, a un pueblucho perdido en medio de la nada. Ya me lo imagino lleno de paletos con cabras y vacas que seguramente ni siquiera sepan lo que es el Internet o los centros comerciales. Se que posiblemente esté exagerando, pero no se puede negar que qué tu madre te diga que vais a abandonar la casa en la que creciste, en la que tienes tus recuerdos de tu padre, en la que organizaste decenas de fiestas con tus amigos, en el barrio del que conoces cada milímetro, el instituto en el que eras la reina, no por ser una bruja mala como las de las película, si no por ser buena y justa con todos, no puedes decir que eso sea un buen regalo de cumpleaños.

Ya llevamos más de 12 horas en el coche. Ni siquiera he podido conducir mi propio coche, un mercedes negro descapotable y resplandeciente que me regalaron cuando cumplí los 15 para que me motivara para sacarme el carnet de conducir lo antes posible y que dejara de acaparar el chófer. Mamá envió todas nuestras cosas hace un par de días para que la casa estuviera lista para nuestra llegada, lo que es un alivio, con lo largo que es este viaje, lo último que querría hacer es tener que ponerme a desempaquetar.

Por fin, tras otras 2 horas de viaje, llegamos a la casa. Desde aquí no esta tan mal como me esperaba, la verdad. Parece una especie de rancho. Se ven varias hectáreas de tierras, no es el jardín arreglado que teníamos en L.A., no hay una valla de rosales rodeando el jardín frontal, no hay columpios ni piscina ni el jacuzzi que había en casa, pero no es el páramo abandonado que esperaba, hay una fina capa de verde césped bien arreglado y una gran valla de blanca madera que delimita nuestro terreno. La casa en si no parece horrible. Es una casa de 3 plantas bastante grande, por fuera, parece un castillo de cuento de hadas. Es de ladrillo antiguo y las paredes están cubiertas de hiedra que sube prácticamente hasta el tejado. Las habitaciones que dan a la parte frontal de la casa tienen un pequeño balcón, del tamaño justo para poner una mesita y un par de sillas y tomar un desayuno viendo la salida del sol.

Al irnos acercando puedo ver que la valla necesita un retoque, el césped necesita ser regado un poco más a menudo, la hiedra esta medio muerta y los ladrillos de la pared están empezando a perder la belleza que se ve debieron tener en algún momento. Cuando mamá aparca y salimos, puedo ver que ella también ve todos los desperfectos que tiene la casa, pero parece que a ella le agrada, y no lo reconoceré nunca ante ella, pero no puedo decir que yo no le vea el potencial de ser preciosa de nuevo.

-Adelante, Lotte, entra. Este será nuestro nuevo hogar a partir de ahora-Es lo único que me ha dicho desde que hemos subido al coche, hace ya más de 14 horas.

-Sí, mamá- No digo nada más, sí ella no quiere darme una explicación, decirme porqué he renunciado a todo por venir aquí, yo no seré la primera en dar su brazo a torcer.

Cuando entro, no puedo creer lo que veo al entrar en la casa. Me esperaba algo parecido a una mazmorra de película, muebles rústicos, paredes de piedra sin alisar, suelo de tierra... Desde luego lo que no me esperaba es lo que hay, muebles modernos, paredes blancas, suelos de madera oscura...No esta tan mal al fin y al cabo. Voy a depositar mi bolso de mano en el sofá blanco de piel y me sorprendo al encontrar a alguien de pie al otro lado del salón. Son un hombre y una mujer, ambos de la edad de mi madre poco más o menos.

-Bienvenida señorita Charlotte- dice la mujer. Ni siquiera sabía que nadie viviera cerca de aquí, mucho menos esperaba que supieran mi nombre.

-Buenas tardes , Eloisa- Dice mi madre llegando tras de mí-. Tom. Me alegro de que estéis aquí, aunque os dijera que no hacía falta hasta mañana. Veo que os acordáis de mi hija, Charlotte.

-Si, señora. Aunque ahora está mucho mayor que la última vez que la vimos, siempre reconocería esos ojos, son los de su padre- Tras estas palabras, la mujer, Eloisa, se da cuenta que ha tocado el tema tabú-. Discúlpeme señora Lewis, no era mi intención.

-Oh no no Eloisa, no se preocupe. Lotte y yo debemos asumir lo ocurrido y pasar página, es lo que George querría que hiciéramos- La tranquiliza mi madre. Es la primera vez que la oigo decir eso, de normal, si alguien nombra a mi padre, ella le callaría y se marcharía quien sabe a dónde- Si no le importa, podría llevar a Lotte a su nuevo dormitorio para que se refresque y descanse hasta la cena.

-Por supuesto, señora- contesta esta.

No me atrevo a decir que soy perfectamente capaz de encontrar mi cuarto yo sola, parece estar de buen humor y no me gustaría arruinarlo, así que dejo que esta desconocida que parece conocerme me guíe por dos tramos de escaleras hasta llegar a la última planta.

-¿Es este mi cuarto? ¿Un piso entero?- pregunto asombrada.

-Si señorita Charlotte, solían ser varios cuartos separados y un baño, pero su madre dio órdenes de reformarlo para convertirlo en una sola suite para usted. Puedo enseñárselo o dejarla investigar usted misma.

-Si no te importa, me gustaría descansar e investigar más tarde.

-Claro, como mande señorita- Y dicho esto, la mujer se dispone a abandonar mi suite.



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En el texto hay: amorjuvenil, , arte

Editado: 30.03.2021

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