Alguien llama a la puerta. Aunque más que llamar, pareciera que están intentando tirarla a bajo para entrar a la fuerza. Sé quién es. La única persona aquí a quien esto podría molestarle tanto como a mí. Lucy abre la puerta y en cuanto lo hace, un furioso Mark va directo hacía mí. Yo estoy en la cama, sentada, apoyada contra el respaldo, por lo que cuando se coloca junto a mí, me siento diminuta. Si de normal ya me siento pequeña estando a su lado, ahora aún más. Y sabiendo que está así por mi culpa, no ayuda. Sé que esto seguramente le cause muchos problemas. Lo he tenido claro desde el primer momento. Por eso hice lo que tuve que hacer la primera vez que todo esto se publicó. Pero ahora no puedo hacer nada. Todos mis contactos en las revistas me han confirmado lo que yo ya sabía. Siendo la palabra de ellos contra la mía, no puedo hacer nada. No sin pruebas. Y no tengo forma de conseguir ninguna prueba.
-Creía que dijiste que habían eliminado por completo esto y que no volvería a salir.-me grita Mark, enseñándome la pantalla de su móvil en la que puedo ver un artículo parecido al que yo misma he leído hace unos minutos, pero publicado por otra revista.
-Y era cierto. Estaba completamente eliminado. Pero Ryan y Trish han llamado a todas las revistas y han confirmado que es cierto. Mi palabra contra la suya. No puedo hacer nada. Al haber usado todo lo que podía usar para eliminarlo antes, ahora todos piensan que solo lo hice para que la verdad no saliera a la luz.
-Tu misma dijiste que ellos confían an ti y tu en ellos. Vuelve a hacer lo mismo. Llámales y diles que es mentira.- sigue gritándome y está empezando a molestarme. Que no pare de culparme a mí hace que no pueda eviar estallar. Me pongo en pie, frente a él.
-Y así es. Si no hubiese tenido que eliminar el primer artículo, no estaría pasando así. Pero yo nunca he hecho desaparecer un artículo sobre un posible novio. Porque no me ha hecho falta. Con el tiempo, las cosas se demostraban solas. Pero tuve que hacerlo por ti. Porque estabas echando chispas por el enfado. Así que su prueba es que si no fuera cierto, no me habría molestado en hacerlo desparecer, igual que nunca antes he hecho. Así que culpate a ti mismo también.- Lucy viene y se interpone entre los dos, haciendo de barrera. Estoy tan cabreada porque me culpa solo a mí, que ni me había dado cuenta de lo cerca que estamos. De eso, y de los síntomas. De repente, la habitación empieza a dar vueltas. Las piernas me flaquean. Siento que no pueden soportar mi peso. Cuando me doy cuenta. Estoy cayendo hacía delante. Mark aparta de Lucy de un ligero empujón para que no caiga sobre ella, y me coge en brazos él mismo.
No me había pasado en años. No sé lo que es. Nadie lo sabe. Lo único que los médicos pudieron decirle a mi padre, es que cuando estoy en ciertas situaciones, estrés, peleas, o rodeada de demasiada gente, me desmayo. Lo que no les dije nunca, es lo que pasa después. No se lo dije a los médicos por una razón. Se lo conté a mi madre y ella no me creyó. Si mi propia madre no me cree, como esperar que los médicos lo hicieran… Recuerdo la primera vez como si hubiera sido ayer mismo, y no hace cinco años. Estaba de compras con una amiga. Estábamos esperando para pagar, cuando sentí los mismos síntomas que hoy. No me preocupé porque ya los había sentido antes, pero se habían acabado por disipar. Pero no ese día. Ese día me desmayé, como hoy. E igual que hoy, pasó lo mismo. Pude ver todo lo que pasaba. No sentía dolor, no sentía nada. Pero sí que podía ver todo lo que ocurría desde lo alto de la habitación. No lo veía desde mi punto de vista, si no que pude ver a un hombre cogerme en brazos, sacarme de la tienda y darme agua con azúcar mientras mi amiga gritaba que llamaran a una ambulancia. No sé cuánto duró eso. Pero sé que lo viví de verdad. Sé que no eran alucinaciones de una niña de 12 años, porque hoy está pasando de nuevo. Puedo ver lo que ocurre. Puedo ver cómo Mark me recuesta sobre la cama con todo el cuidado del mundo. Puedo ver cómo Lucy, histérica, grita que alguien llame a un médico, aunque nosotros tres estamos solos aquí y ella es quien debería hacerlo. Puedo ver como Mark, preocupado, se sienta junto a mí y me recuesta sobre sus rodillas mientras llama a alguien y le ordena a Lucy que llame a un médico. Por lo visto, Mark ha llamado a mi madre. La tiene en marcación rápida, lo que en el momento no me llama la atención. No puedo oír lo que ella le dice, pero sé que él le está contando lo que ha pasado, y que le dice cuál es nuestra habitación.
De nuevo, son solo unos minutos. Ni siquiera le ha dado tiempo al médico de venir cuando ya estoy despertando. Cuando abro los ojos, puedo ver como Mark se relaja un poco, aunque aún quedan signos de preocupación. Lucy que estaba dando vueltas por la habitación, nerviosa, corre hacía mí y se landa a abrazarme antes siquiera de que pueda reaccionar. Mark la aparta.