A un paso del cielo

Te cuento sobre mamá

Después de un largo día de aventuras y risas. Ana se acomodaba en su cama, esperando el momento en que Noemí se sentara a su lado. Era una rutina sagrada.

Con luces suavemente atenuadas, el cuarto se llenaba de un aire acogedor y tranquilo.

— Ana, cuéntame otra vez cómo era mamá —pedía Noemí con una mezcla de curiosidad y nostalgia en su voz.

Ana sonreía sabiendo que esa historia siempre traía consigo una calidez especial. Se sentaba al borde de la cama, cruzando las piernas mientras miraba a su hermana.

— Mamá era increíble, Noemí —comenzó Ana, recordando cada detalle con cariño.

— Tenía una risa contagiosa, siempre decía que la risa era la mejor medicina.

Noemí escuchaba atentamente, imaginando a su madre como un faro de alegría en sus vidas.

— ¿Y qué más? —preguntó con los ojos brillantes.

— Le encantaba contar historias antes de dormir, igual que yo lo hago contigo —continuó Ana.

— A veces inventaba cuentos, pero también le gustaba compartir historias de su propia infancia. Decía que cada recuerdo era un tesoro.

Noemí sonrió al escuchar éso. —¿ Y cómo era su voz?

— Su voz era suave y melodiosa. Cuando hablaba, parecía que todo estaba en calma —respondió Ana.

— Siempre tenía una manera especial de hacerte sentir segura y amada.

Noemí sintió un nudo en el pecho. Aunque no había conocido a su madre, las palabras de Ana la hacían sentir cerca de ella.

— Ella solía decir que las estrellas son los sueños de quienes amamos —dijo Ana.

— y aunque, ya no esté aquí físicamente, creo que sigue brillando en cada estrella.

Noemí sintió una mezcla de tristeza y amor al escuchar esas palabras; —¡Quiero recordarla siempre así, brillante y llena de vida!

Ana le acarició el cabello suavemente; —siempre estará contigo, Noemí.

Noemí miró a su hermana con gratitud, —gracias por contarme todo éso, me hace sentir más cerca de ella.

— De nada pequeña —respondió Ana con una sonrisa cálida.

— Ya es hora de dormir.

Noemí se acomodó bajo las sábanas, mientras Ana inclinaba la cabeza hacia ella para darle un beso suave en la frente.

— Buenas noches Noemí, sueña con las estrellas y con mamá.

Mientras las luces se apagaban por completo, el silencio del cuarto se llenó de amor y recuerdos brillantes como estrellas en el cielo nocturno.




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