A un paso del cielo

Las mentiras

Ana había aprendido a ser una experta en el arte de la mentira.

Cada mañana se levantaba temprano, se vestía y se miraba al espejo.

Su padre y Noemí nunca sospecharían que detrás de ésa fachada se escondía un mundo lleno de dolor y miedo.

— Voy a clase —les decía con una sonrisa forzada.

Pero en lugar de dirigirse a la escuela, Ana tomaba el autobús hacia el hospital.

Era un viaje que había hecho tantas veces que ya conocía cada rincón de la ruta.

En el hospital, todo era diferente. Allí no tenía que pretender ser alguien más.

El personal médico la conocía y entendía su lucha.

Mientras esperaba su turno para la sesión de su tratamiento, Ana observaba a otros pacientes.

Algunos eran más jóvenes, otros mayores. Todos compartían una lucha similar.

En ésos momentos, se sentía menos sola, pero al mismo tiempo la angustia crecía al pensar en cómo su familia reaccionaría si supieran la verdad.

Las llamadas de Noemí eran constantes.

— ¿Dónde estás? Te estoy esperando para almorzar.

Ana siempre respondía con excusas rápidas e improvisadas.

— Tuve que quedarme después de clase para un proyecto.

Después de una larga sesión de quimioterapia, Ana regresó agotada a casa.

Se sentó en su habitación y miró por la ventana mientras el sol se ocultaba en el horizonte.

Las lágrimas brotaron sin previo aviso; no sólo por el dolor físico sino por la carga emocional que llevaba sobre sus hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.