Academia de Asesinos Volumen 1

Capítulo II: Peligro en el examen de ingreso

El amanecer del día siguiente marca el inicio de los exámenes para ingresar a la prestigiosa Academia de Asesinos en el territorio del Oeste, más precisamente en las afueras de la gran ciudad portuaria de Pumbakar, hogar de posiblemente los más famosos en el continente, donde cientos de jóvenes se hacen presente para intentar cumplir su meta de poder formar parte de la orden. Cada uno con diferentes habilidades y razones de estar allí.

Kaizer camina rumbo hacia la entrada, donde una increíble cantidad de candidatos busca ser reconocido por los profesionales y ser oficialmente estudiante. Un asesino de la orden guía a la gran columna de al menos 300 jóvenes de entre 12 y 13 años hacia el gran patio donde se realizan demostraciones durante los días de clases y que sirve para el examen final.

Este enorme patio tiene 3 plataformas de combate, cada una lo suficientemente grande como para permitir moverse. Las reglas son simples y la más básica a la hora de evaluar la capacidad física y técnica en combate, aquel que incapacite o tire fuera de la plataforma al rival es el ganador. Pero no siempre el ganador es aquel que logra vencer en combate, sino que hay un grupo de evaluadores que toma nota de cada movimiento, estrategia, capacidad de actuar según la circunstancia. La fuerza o velocidad no lo es todo.

Al llegar, no evita sentirse emocionado por ver a tanta gente aun sabiendo que debe derrotar y mostrar un amplio repertorio frente a su rival.

En su mente, la decisión de formar parte de la Academia lo hace fortalecer en espíritu. Ve con detenimiento la plataforma y a cada profesional que evalúa los exámenes mientras recuerda como durante los últimos años ha entrenado sin parar su habilidad a pesar de no contar con un lugar adecuado y siempre bajo el acoso de grupos de chicos abusivos.

Sin embargo y lentamente, los nervios invaden a cada chico y chico que hace momentos estaban eufóricos por la confianza que habían adquirido previamente. Kaizer comprende que no será fácil porque de los 300 presentes solo apenas podrían convertirse en estudiantes unos 20 y quizás menos. Solo el rendimiento determinará cuantos serán los alumnos del primer año.

El líder del cuerpo de evaluadores es Olympico, uno de los asesinos top en el continente, mejor amigo de Hiroshi y uno de los dedicados profesores en la Academia. Este les da la bienvenida a los candidatos y anuncia el sistema con el que se regirá la evaluación:

 

—Saludos para todos. Como sabrán, los exámenes de admisión son un proceso que consiste en 2 tramos muy importantes: Demostración y examen escrito. El primero consistirá en equipararlos con otro compañero y ambos deberán enfrentarse demostrando sus habilidades o en su defecto, como se sobreponen con talento físico e inteligencia y el escrito es simplemente cultura general. Si aprueba una instancia y la otra no, tendrán que realizar un tercer examen. Si vienen con una recomendación podrán saltarse una instancia, pero la otra deberá ser completada de manera eficiente. Los presentes pudieron superar la instancia del escrito por lo que ahora daremos comienzo a la demostración — anuncia con entusiasmo — comenzaremos por anunciar a los primeros dos candidatos. Estravius y Leonard, acérquense a la plataforma número uno.

 

Kaizer observa pacientemente a que llegue su momento de ser evaluado. Como uno de los pocos recomendados pudo seleccionar un tramo de examinación para saltarse, y así deshacerse de la parte escrita, siendo algo demasiado difícil para él al nunca haber ido a la escuela previa.

A su lado, un joven de su misma edad y sonriente se le acerca con ánimos realmente altos y un aura demasiado amistosa:

 

—Disculpa ¿estas nervioso? Porque yo si lo estoy, jejeje. Por cierto, me llamo Lucian — extiende su mano.

—Si, bastante, jeje. Soy… — le devuelve el gesto y piensa en el nombre que le dio Hiroshi — me llamo Kaizer, un gusto.

—Es un placer. Y si…ya sabía de tu nombre, tienes la identificación que nos dan a todos colgado en tu cuello, jejeje — responde Lucian

—Ah, sí, jejeje — ríe Kaizer, incomodo de los nervios.

—Tranquilo, es algo normal sentirse nervioso. Para ser honesto, estoy tan inquieto que no puedo dejar de reír y hablar. Debo ser un verdadero fastidio, jejeje — sonríe Lucian.

—La verdad es que me siento preocupado. No sé qué clase de examen sea. Aparenta ser de enfrentamiento, pero hay que demostrar habilidades ¿y si no logro ser lo suficientemente bueno? Estoy abrumado — Kaizer se toma de la cabeza y su rostro se torna pálido.

—En eso estoy de acuerdo. Dicen que todos los años cambia demasiado y dudo que este sea la excepción. Bueno, es que el nivel de la academia del Oeste es de los más altos en el continente. Iguala al del Norte y supera al del Sur, Este y el Centro. Ni hablar de que algunos de sus profesores son de la mayor elite. — explica Lucian.

—No quiero imaginar el nivel de los que se gradúan. Y dime Lucian ¿Qué clase de habilidades tienes? — pregunta Kaizer.

—Habilidad…yo… — guarda un momento de silencio y mira hacia el suelo.

—¿L-Lucian? ¿dije algo malo? — se preocupa al ver el lenguaje corporal de Lucian.

—N-No, descuida. Vaya pregunta, no tengo ninguna habilidad sobre humana. Sin embargo, tengo un dominio con armas muy superior a la media. Quizás sea algo inútil frente a la mayoría de los que poseen habilidades, jejeje — Lucian vuelve a sonreír incomodo y con los ánimos aplastados aun antes de llegar al examen — creo que tu debes tener una habilidad más… ¡¿Huh?! — se exalta al ver a Kaizer muy entusiasmado por el talento de Lucian con las armas — ¡¿Qué es lo que te pasa?!




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