Cerca de doscientos cincuenta alumnos de primer año entre aquellos con habilidades como también los que no fueron tan afortunados se preparan para afrontar el simulacro de examen.
Megumi y Kaizer se sienta uno al lado del otro mientras que Lucian lo hace al frente. Todos los estudiantes deben permanecer juntos durante los simulacros con el fin de comparar a todos por igual y no por separado. Esto a petición de Lucy y Olympico, quienes creen que lo mejor es mirar a los que no posee habilidades como potenciales igual que los demás:
—¿Nervioso? — pregunta Megumi.
—Estuve intentando memorizar muchas cosas. Siempre recordando lo que me explicaste. Solo espero no olvidarlo.
—Tranquilo. Para que sea más sencillo intenta no perder tiempo con los pasos extra que nos enseñaron. Usualmente te equivocarías, pero sin ese paso extra la solución sale más fácilmente. — explica Megumi
—Ya veo. Muchas gracias. — agradece el joven.
—¿Saben si también nos tomarán en el simulacro algo de historia? — pregunta Lucían, preocupado por una de las curriculas que le suponen más problemas en la academia.
—Sabes que sí. Es una de las seis curriculas más importantes. Matemática, literatura, historia, química y moral. — responde Megumi.
—Maldición. —dice Lucían.
—No me digas que temes a la historia. — Megumi se consterna poniéndose en el lugar de su amigo— ¿Qué es lo que te dificulta?
—No lo sé. La historia me parece tan aburrida que muchas clases me duermo. Soy un idiota. — Lucían se toma la cabeza.
Sin embargo, Kaizer se percata de que falta Kamata entre el tumulto de estudiantes que aún no se han sentado y los que si lo han hecho. No lo encuentra por ningún lado y eso lo hace dudar si en verdad se tomará enserio los exámenes. Pero la realidad también es que tiene una corazonada respecto a la desaparición del joven estudiante, quien había presentado interés en estudiar y aprobar los simulacros para mejorarse a si mismo y no tener problemas en los exámenes reales:
—Parece que esté este es el salón. — dice Kaizer— Y parece que Kamata no está.
—Le dije que descansé bien o no llegará a dar completo el simulacro. Lo mejor será que vaya por el si es que se perdió o algo. — Megumi se desvía, pero es detenida por Kaizer.
—Deja que yo vaya. — dice Kaizer.
—¿Estás seguro? El aún se comporta hostil hacia ti y dudo que acepte que te le dirijas, así como así. —dice Megumi.
—No te preocupes por eso. Llegaré antes que el profesor llegue.
—Por favor no tardes Kaizer. — le pide Megumi.
—No te preocupes, estuve estudiando todo lo posible con tu ayuda. Así que no puedo permitirme desaprobar. — eleva su dedo en señal de que todo estará bien.
—¿Seguro que no quieres que te acompañe? — pregunta Megumi.
—Concéntrate en el simulacro. Lucían, ¿Puedes quedarte con ella?
—Seguro, la prioridad nuestra será aprobar. — responde Lucían.
—Yo...no lo decía por esa razón, pero ya que... —responde Kaizer con expresión de desagrado.
Kaizer se dirige hacia uno de los profesores antes de que expliquen el examen y pide para ir al baño a lo que le responden positivamente, pero con la condición de que se apresure ya que no le darán no mas de cinco minutos para que vaya.
Ya en los pasillos empieza a correr para apurarse y encontrar a Kamata. Siendo alguien tan diligente a la hora de entrenar y estudiar, Kamata no tiene un perfil tan despreocupado cómo para faltar al simulacro por lo que algo extraño ocurre.
Recorre los números salones y ninguno se encuentra abierto hasta que sin saberlo comienza a sentir voces que sacuden su mente. Voces de burla, malintencionadas, macabras y llenas de resentimiento mientras que una más leve pero incluso más nítida que las demás lo guía con su corazón pidiendo ayuda.
***PARTE II***
Momentos antes, Kamata sigue por detrás al enorme grupo de estudiantes de su misma edad que se dirigen hacia los simulacros de exámenes y para su pesar lo obligan a esforzarse para aprobar en tal fastidiosa jornada cuando un chico en estado de shock y llanto sin control le pide:
—¡Por favor, necesito ayuda! ¡m-mi amiga…ella…por favor!
—¿Heh? — Kamata lo mira con desdén.
—¡Por favor te lo suplico! — le ruega de nuevo.
—¡Aaaaah, está bien! — acepta a regañadientes.
—Muchas gracias.
—Antes que nada, dime que fue lo que pasó. — le pide Kamata mientras es guiado hacia la parte más aislada y vacía de la Academia.
—Estábamos acomodando los estantes del salón de clases cuando de repente se le cae el mueble de metal encima. No sabía que hacer así que corrí por los pasillos buscando ayuda hasta que te encontré.
Kamata sospecha de la historia del chico, pero si alguien está peligrando y necesita ayuda, y a pesar de hacerlo a desgano no podría siquiera negarse. Por el momento se mantiene cauto a medida que avanzan por los pasillos:
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Editado: 23.10.2023